Incredulidad, incertidumbre y escepticismo son sólo algunas de las palabras que podrían usarse para definir lo que sucede en la justicia en general, pero en los tribunales de Comodoro Py en particular, respecto de la falta de designación del nuevo o nueva ministro de Justicia. No se registran antecedentes de que un ministro haya renunciado y a una semana de ello no haya sucesión.
Pero si eso solo llama la atención mucho más lo hace la contradicción que evidencia un gobierno que dice querer cambios profundos en la justicia, apuntando a todas sus órbitas, incluída la Corte Suprema, y en la misma semana se quede sin ministra. Y a una semana de eso sigue sin poder encontrar sucesor. Las incongruencias del tándem gobernante son evidentes a los ojos de la justicia.
Así, mientras “vuelan” nombres de posibles candidatos para el despacho de Sarmiento al 300, en la justicia sostienen que “desde el 1 de marzo quedó claro que la única voz que se escucha en materia judicial es la de Cristina”. Se trata de la frase que mejor sintetiza el pensamiento que sobrevuela la justicia ante la salida de Marcela Losardo.
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El último fin de semana, cuando tomaban fuerte los rumores de la salida de Losardo, ardieron los teléfonos del mundo judicial. Era el corolario de una semana en la que no solo había hablado Alberto Fernández con su discurso en el Congreso y apuntado con dureza a la justicia, sino también la propia CFK en tribunales, en la audiencia de “dólar futuro”. Allí la vicepresidenta volvió a atacar con fuerza el Poder Judicial.
Luego llegarían los rumores de renuncia y su oficialización el lunes, en una entrevista televisiva por parte de Fernández. El lugar y las formas tampoco pasaron desapercibidas. El presidente se refirió a la salida de Losardo, amiga personal y ex socia suya, de un modo que valió ironías en los pasillos de tribunales. “Si así es con una amiga, no me quiero imaginar con un enemigo”, se permitían bromear. El desgaste posterior sumó adeptos a esa percepción.
En la justicia hay incertidumbre, pero también escepticismo por la falta de designación de un ministro. Sostienen que el avance sobre ellos no registra antecedentes, pero a la vez también ven las propias contradicciones y peleas internas de un gobierno que no logra superar sus diferencias para nombrar un sucesor. “Quieren cambios y avanzar con todo, pero muestran su propia fragilidad al no poder ponerse de acuerdo en poner un nombre. No parece muy serio”, completan.
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En tribunales sobrevuelan nombres que podrían llegar al edificio de la calle Sarmiento. En ese sentido se especula desde la vuelta de Julio Alak hasta con la llegada de la abogada Marisa Herrera, pasando por nombres como el de Martín Soria o Marcelo Fuentes, entre otros. Saben que la puja de poder que terminará definiendo la situación es entre el ala dura de CFK y la de Fernández, quien ya tuvo que “sacrificar” a su amiga Losardo, pero, sostienen, no estaría dispuesto a relegar todo el poder.
De hecho, consideran que eso se manifestaría en su oposición a que llegue al cargo Juan Martín Mena, hoy segundo de la cartera y hombre de extrema confianza de CFK. Quienes conocen a Mena aseguran que está bien dónde está y que es una de las personas que más y mejor conoce el Ministerio, del que fue Jefe de Gabinete y subsecretario de Política Criminal en las anteriores gestiones del kirchnerismo, antes de ir al área de Inteligencia.
La danza de nombres está abierta y las contradicciones del oficialismo a la vista de la justicia, en la que insisten: “La única voz que se escucha es la de Crisitna. El resto son de trolls de ella”.
