Alberto Fernández participó antes de la reunión con Francisco de una misa muy especial en las catacumbas del Vaticano, frente a la tumba de San Pedro. Oficiada por el canciller de la Pontificia Academia de Ciencias, el obispo Marcelo Sánchez Sorondo tuvo un marcado tono peronista. El prelado contó un encuentro que tuvo con el ex pesidente Juan Domingo Perón en 1973 y dijo que lo que “nunca se le ocurrió a Perón que la Argentina tendría un Papa; y uno cercano a él”.
Luego, Sánchez Sorondo dijo que “Dios nos está mostrando un camino importante , que quiere levantar la Argentina y que de una vez por todas se ponga de pie”. El obispo argentino, que está en el Vaticano hace 50 años, había sido una figura incómoda durante el gobierno de Cambiemos, tuvo palabras muy fuertes contra el ex mandatario Mauricio Macri y participó de actos opositores con Gustavo Vera y el líder sindical, Hugo Moyano. La próxima semana, recibirá a economistas de todo el mundo para un seminario del que participará el ministro de Economía, Martín Guzmán, y su mentor Joseph Stiglitz.
Regalos y momento de distensión
Tras la reunión entre Alberto Fernández y el papa Francisco, los dos compartieron, junto a la primera dama, Fabiola Yáñez, un momento distendido frente a la prensa en el que se intercambiaron regalos en la Biblioteca del Palacio Apostólico.
El Presidente le llevó un busto del Negro Manuel, un esclavo del siglo XVII de quien la liturgia católica argentina indica que fue testigo de un milagro de la Virgen del Lujan; también le entregó un telar que hicieron miembros de la Asociación Civil Granja Andar, que lo visitaron unos días antes del viaje en la Casa Rosada, al que sumó un calendario de la misma institución; y, por último, el Papa recibió del jefe de Estado, un libro sobre los bares notables de la ciudad natal de los dos. Por su parte, el heredero de San Pedro le regaló a su compatriota una escultura que tenía la forma de un olivo, una vid y una paloma, tres símbolos de paz.
“Esto lo elegí yo, sean mensajeros de la Paz, porque esto es lo que necesita Argentina”, le dijo el Papa al mandatario que prometió terminar con la grieta. También le obsequió cinco escritos, uno de los cuales firmó, y lo invitó a leer la oración del buen humor de Santo Tomás Moro.