Claro favorito, Hiroyuki Abe ganó el último domingo las elecciones en Tama, una de las 23 alcaidías de Tokio. Abe sacó más de 34 mil votos, superando con comodidad a Takahashi Toshihiko, segundo con 4.457 votos, aunque la nota la dio fue el tercer puesto de Michihito Matsuda, que reunió 4.013 votos, un candidato tan particular "que era un robot". La idea de un robot candidato a un puesto político acaba de estrenarse en Japón, como obvio anticipo de lo que viene en términos de Inteligencia Artificial y máquinas prometiendo "terminar con la corrupción" u "oportunidades justas y equilibradas para todos". Tales eran las promesas en Tokio, con el androide en los afiches, mostrando rasgos claramente femeninos y una estilizada figura plateada. Que haya recolectado más de 4 mil votos, quedando cerca del segundo lugar, evidencia lo hastiada que está una parte de la sociedad japonesa con los casos de corrupción, al punto de votar como posible alcalde a una máquina.
La idea del androide candidato fue de Tetsuzo Matsuda, vicepresidente de Softbank, una empresa de telecomunicaciones e internet que se asoció con Norio Murakami, ex empleado de Google. "La inteligencia artificial lo cambiará todo, es solo cuestión de tiempo" decían ambos en los slogans de campaña, señalando que los robots "son los únicos que podrán desarrollar políticas imparciales y equilibradas". Tan original fórmula tuvo amplia repercusión en las redes niponas, y la candidata de rasgos femeninos prometía "cambiar el distrito" de Tama, donde viven unos 150 mil habitantes de los los casi 13 millones de personas que conforman ese conglomerado de 23 alcaidías llamado Tokio.
Esta vez ganaron los candidatos humanos, pero la inoxidable "Michihito" ya se prepara para la próxima elección. La suya es una campaña en la que no hay sonrisas, aunque solo imaginar esa tendencia asociada a nuestra caótica realidad política invite, justamente, a la sonrisa.