El conflicto entre el gobierno y el campo devolvió a la provincia de Entre Ríos el brillo político que supo tener en el pasado, un poco gracias a la irrupción mediática de Alfredo de Angeli, convertido ahora en una estrella que ha conquistado al público porteño, o por lo menos a los visitantes de la Rural.
Entre Ríos siempre ha sido una tierra pródiga en caudillos. Los dos más importantes fueron Francisco “Pancho” Ramírez, el “Supremo Entrerriano”, y Justo José de Urquiza, el vencedor de Juan Manuel de Rosas y, para todo entrerriano, el verdadero padre de la Constitución de 1853 y de la Organización Nacional bajo el sistema democrático, republicano y federal.
Pertenece a Pancho Ramírez una frase que luego fue tomada por otros caudillos: “Naides es más que naides”, que estaba inscripta en su sello personal cuando fundó la República de Entre Ríos, en noviembre de 1820.
Según los historiadores, la formación de esa nueva unidad política, que incluía a los actuales territorios de Entre Ríos, Corrientes y Misiones, no fue un intento separatista sino una forma de desarrollar esa región mientras esperaba a que el resto del país accediera a darse una organización nacional y federal.
La frase “Naides es más que naides” alude a una de las cosas que Ramírez tenía en claro: el pueblo que él representaba no podía tolerar la prepotencia, la arrogancia, de otros; en aquel momento, la dirigencia porteña, que tenía el control del puerto y de la aduana.
Ahora, los tiempos han cambiado, pero tal vez la razón principal de la protesta agraria contra la presidenta Cristina Kirchner haya sido también el cansancio contra un estilo arrogante y sobrador, que se tradujo, por ejemplo, en la Resolución 125, despachada sin consultar a nadie, como un subproducto de la voluntad virtuosa encarnada en el matrimonio gobernante.
Es cierto, y no conviene perder de vista este dato, que fue una pelea por mucho dinero y que el triunfo del campo le significó a este sector retener más de 1.200 millones de dólares. Pero, el masivo respaldo del interior y de los sectores medios y altos de Buenos Aires tuvo más que ver con el estilo de los Kirchner.
Un estilo que la Presidente debería cambiar o al menos moderar si quiere recuperar la imagen que perdió durante ese largo conflicto.
*Editor del diario Perfil.