El gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal avanza con un plan de “caminos urbanos” para asfaltar 4 mil cuadras en 21 municipios del Conurbano y el interior para que estén listos antes de las elecciones de octubre. Es decir, se asfaltarán 22 cuadras por día. El “shock” de asfalto, como lo denominan en la Provincia, supuso una licitación exprés por $ 2.660 millones para ser ejecutados en seis meses en municipios del Conurbano oficialistas y opositores, y también se sumaron cinco distritos del interior bonaerense.
En el entorno de la gobernadora explican que “el primer metro cuadrado” será clave en estas elecciones. Se trata de la obra, el trabajo, que tiene más cerca el votante. El bacheo y el asfalto son dos de las cuestiones que, históricamente, se demandan en la Provincia.
Por ello, ya en la campaña de 2017 Vidal les había pedido a los candidatos que se “apropien” de las obras públicas provinciales para evitar que los intendentes peronistas coloquen los carteles municipales en trabajos que no estaban realizando.
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Este nuevo shock de asfalto supone nuevos caminos urbanos en los distritos oficialistas de La Plata, Quilmes, Pilar, Lanús, Tres de Febrero y Morón, entre otros; pero también en los peronistas Almirante Brown, Escobar, Lomas de Zamora, General San Martín y Malvinas Argentinas.
Para ello, cada uno de los intendentes tuvo diversas reuniones con el jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai, y su mano derecha, el subsecretario de Asuntos Municipales, Alex Campbell, para relevar qué zonas eran las que necesitaban de manera prioritaria estas obras. Por caso, Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora, se quejó inicialmente porque consideraba que la inversión era escasa en su municipio. El kirchnerista Ariel Sujarchuk, por su lado, festejó sin chistar. Es que, en general, se trata de trabajos que realizan los intendentes con su presupuesto. También hubo alguno que otro oficialista que hubiera preferido tener el control total de la ejecución y que no fuera la Provincia la que armara la licitación.
“Son proyectos integrales de repavimentación total de la capa de rodamiento y mejoramiento de la señalización”, reza el pliego de licitación que armó el Ministerio de Infraestructura, a cargo de Roberto Gigante, y cuya adjudicación se realizó hace un mes y medio.
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A ello se le suman las rutas: antes de las elecciones generales, para septiembre, estará lista la Ruta 58, que atraviesa Ezeiza y Esteban Echeverría; la Ruta 25, a la altura de Pilar, que finalizará en mayo y restará el tramo que pasa por Escobar; la repavimentación de la Ruta 4 entre Acceso Oeste y el Arroyo Morón, la Ruta 51 (tramo Coronel Pringles-Bahía Blanca) y la repavimentación de la Ruta 30 entre Chacabuco y Rojas, que en junio estará terminada. En total se trata de más de $ 1.000 millones que se invertirán. A ello hay que sumarle las rutas 6, 71, 191 y las 11 y 56, que están en obra pero que se terminarán después de octubre.
De todas formas, Vidal sigue de cerca el avance de las obras. Desde el año pasado viene atosigando a sus funcionarios con poder mostrar la gestión y que no haya retrasos de ningún tipo. Eso demuestra a las claras en las megarreuniones de hasta cincuenta participantes cuando realiza seguimiento de gestión. El “golden boy” Emmanuel Ferrario (subsecretario de Coordinación), quien sigue los ministerios con un semáforo de tres colores, ya se olvidó del ocio de los fines de semana en el año electoral. A ello se suma la poca sintonía que tiene el ministro de Economía, Hernán Lacunza, con parte del gabinete: la gobernadora está obsesionada con el gasto, con un Presupuesto finito, y su ministro es la cara visible de los “no” al resto de sus pares. Ni los partidos de truco del retiro en Chapadmalal aflojaron esa tensión. n
