En septiembre pasado se tomaron las fotografías oficiales del rey Guillermo I y Máxima de Holanda en la Sala de la Galería del Palacio Noordeinde, con motivo del décimo aniversario de su ascenso al trono. En la imagen, el rey Guillermo posó con la Gran Cruz de Caballero de la Orden Militar de Guillermo y la Estrella de la Gran Cruz de la Orden del León de los Países Bajos, vistiendo un frac. A su lado, sentada, Máxima de Holanda lleva un vestido rosa brocado con falda de tul rizado, obra de Jan Taminiau, que ya había lucido en su visita de estado a Bruselas en junio pasado.
Para inmortalizar este momento, la reina de los Países Bajos eligió uno de los conjuntos de joyas más imponentes del joyero real neerlandés: la tiara de Stuart o Estuardo, junto con el collar a juego y los pendientes de la reina Guillermina.
La tiara de Estuardo destaca por su imponente diamante central, que casi alcanza los 40 kilates y es uno de los más raros de cualquier colección real. Recibe su nombre de Stuart porque perteneció a la reina María II de Inglaterra (casada con su primo, el rey Guillermo de Orange), y que originalmente formó parte de un broche.
Tras la muerte de Mary y Guillermo, el diamante regresó a los Países Bajos y fue incorporado a la tiara que hoy conocemos en 1897, con motivo de la investidura de la reina Guillermina. La última en llevar esta increíble tiara fue la reina Juliana, en 1972. La reina Beatriz nunca la llevó, y fue de la reina Máxima quien la volvió a lucir en varias ocasiones.
Adicionalmente, Máxima de Holanda porta la Gran Cruz de la Orden del León de los Países Bajos y la Estrella de la Gran Cruz de la Orden de la Casa de Orange. Máxima Zorreguieta fue condecorada con la Cruz del León en 2002, en el mismo evento en el que ascendió a princesa de Orange. Esta orden, la más antigua de los Países Bajos, fue establecida en 1815.
En esta ocasión, Anton Corbijn, un renombrado fotógrafo holandés conocido por moldear la imagen de icónicas bandas musicales como Depeche Mode, ha capturado las imágenes de los monarcas neerlandeses. Además de los retratos a color de estilo más institucional, Corbijn inmortalizó una fotografía analógica en blanco y negro, que refleja magistralmente la estética distintiva del fotógrafo.
JCCL CP
