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SIGUE INTERNADO

De la Rúa, operado y en terapia intensiva por una afección pulmonar

El ex presidente, de 77 años, está en el Instituto Argentino de Diagnóstico a la espera de los resultados de una biopsia. Hace pocos días le habían colocado dos stents. Su familia lo acompaña.

Activo. La semana pasada fue a un programa de TV, y el jueves almorzó en Barrio Parque.
| Cedoc Perfil

El ex presidente Fernando de la Rúa fue internado en el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento, donde lo sometieron a una intervención quirúrgica que concluyó a las siete de la tarde del viernes. Allegados al dirigente radical indicaron que la cirugía era programada y que ya se está recuperando, aunque, estimaron que deberá permanecer en terapia intensiva todo el fin de semana a la espera de los resultados definitivos de la biopsia que se realiza a una muestra extraída de su pulmón. “Es una persona mayor que tuvo problemas coronarios, por eso se está haciendo un monitoreo muy completo antes de que pueda salir de terapia”, indicó un amigo que concurrió a verlo y agregó: “Lo vi con buen temple y su familia transmitía tranquilidad”.

La intervención estuvo a cargo del cirujano de tórax Elías Hurtado Hoyo, médico personal de De la Rúa y presidente de la Asociación Médica Argentina, quien ya lo había operado en 1999 por un neumotórax. El ex jefe de Estado, quien acaba de cumplir 77 años el pasado 15 de septiembre, fue fumador por muchos años. Además, su hermano padeció un cáncer de pulmón del que ya se ha recuperado tras un intenso tratamiento. Dos antecedentes que juegan en contra y que hoy están en consideración de los médicos que lo atienden.

Uno de los especialistas que lo visitó indicó a PERFIL que se debe esperar el diagnóstico definitivo que se conocería en los próximos días, pero aclaró que lo encontró “muy bien” y las primeras horas había mostrado la evolución que se espera tras este tipo de intervenciones.

En todo momento estuvo acompañado por su mujer, Inés Pertiné y sus dos hijos, Antonio y Aíto, además de los amigos y familiares que se acercaron.  Su hija, Agustina, no pudo estar durante todo el proceso porque debía cuidar a sus hijos, indicó a PERFIL una amiga cercana de la familia que también estuvo en la clínica.

El 26 de agosto pasado, De la Rúa había sido intervenido en el mismo centro médico, donde le despejaron dos arterias y le colocaron dos stents, luego de haber ingresado la noche anterior con dolores en el pecho. Tuvo una recuperación favorable y no habría ninguna relación entre aquel problema y la intervención a la que fue sometido el viernes. Por estas horas, se está haciendo un seguimiento exhaustivo de su cuadro general, como corresponde en el caso de cualquier paciente con antecedentes cardíacos.

La última semana, participó de varias actividades públicas en las que se mostró siempre con buen temple. Asistió al Jockey Club a una charla que ofreció Julio Bárbaro y antes había concurrido al programa de Rolando Graña en América. El jueves al mediodía almorzó en Rond Point. Quienes lo encontraron en estos eventos coincidieron en que no mostraba ningún indicio de problemas de salud. En el último tiempo, el ex presidente que debió abandonar el poder por la crisis de diciembre de 2001, estaba buscando reinsertarse nuevamente en la vida pública tras un prolongado silencio.

Su salud, según pasan los años
Esta no es la primera vez que Fernando de la Rúa tiene un problema de salud. En noviembre de 1999, al poco tiempo de haber sido electo presidente de la Nación, sufrió una afección pulmonar por la cual tuvo que ser internado en el Instituto de Diagnóstico. Entonces, el neumotórax fue “benigno”. El mandatario estuvo internado apenas unos días y desde su suite recibió llamados y atendió a funcionarios. A los pocos días ya había vuelto a su piso de Barrio Norte donde desde el balcón aprovechó para saludar, junto a su esposa Inés Pertiné, a la prensa que estaba haciendo guardia en su casa. Y así llevar tranquilidad a la gente. En agosto de 2006, tuvo que ser operado nuevamente. Pero esa vez fue por una afección cardíaca que nada tuvo que ver con sus pulmones que una vez más volvieron a llamarle la atención.