El caso Assange exhibe sin tapujos, la fragilidad de conceptos como “libertad de prensa”, “sociedad de libre pensamiento”, “defensa de la libertad” y otros similares, que declaman naciones y sobre todo gobiernos.
La “infracción” de Julian Assange –un personaje que también tiene su complejidad–, develar algunos secretos de países poderosos que para ellos, implicaron un “peligro a la seguridad interna y militar”. También para muchos otros espectadores, esos documentos secretos que hizo públicos Wikileaks son el lado B de lo que hacen esos poderosos en pos de su beneficio.
El caso que se recuerda y que, al menos públicamente enfureció a Estados Unidos, fue un video donde desde un helicóptero de su ejército se asesinó a civiles, en Irak, en 2007. “Un daño colateral”, como dijeron en su momento. Por haber publicado eso y miles de documentos confidenciales, Assange podría ser condenado a hasta 175 años de prisión.
Wikileaks es una organización sin fines de lucro que se creó en 2006 como un proyecto de periodistas, disidentes políticos, matemáticos e informáticos de varios países para “promover la transparencia”. De hecho, también hubo un capítulo local que se llamó ArgenLeaks que incluso terminó en libro.
Un regalo para su aliado. Ayer, Priti Patel, ministra de interior de Boris Johnson, aprobó lo actuado por la justicia del Reino Unido y ordenó la extradición de Julian Assange a los Estados Unidos, donde se enfrenta a dicha condena bajo la acusación de haber contribuido a difundir documentos reservados sobre crímenes de guerra cometidos por las fuerzas estadounidenses en Irán y Afganistán. En base a la ley sobre extradición, Patel firmó dicha orden porque para el gobierno de su país, no hay bases para prohibir que sea ejecutada. También detalla la funcionaria que la justicia británica “no vio un riesgo de abusos, de un tratamiento injusto u opresivo contra Assange en el ámbito del proceso de extradición, o que en Estados Unidos pueda sufrir un proceso incompatible con sus derechos humanos, como el derecho a un juicio justo o a su libre expresión”.
Stella Assange activará una nueva apelación que imagina será negativa
A pesar de esta medida del gobierno de Boris Johnson, dicha extradición del cofundador de Wikileaks no es de cumplimiento inmediato. En dos semanas se puede intentar una nueva apelación, contra el procedimiento ministerial, ante la justicia británica. Y en caso de que el recurso sea rechazado –algo que se estima sucederá– queda recurrir a la Corte Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo, organismo que pertenece al Consejo de Europa del que el Reino Unido forma parte. Esto es lo que su mujer Stella y la familia de Assange suponen terminarán haciendo. También lograr que algún país de la Unión Europea le de la nacionalidad.
Estrategia. En concreto, la familia de Assange confía en que algún país le ofrezca la nacionalidad a Assange o que el Tribunal Europea de Derechos Humanos emita un veto a la ya aprobada extradición del fundador de WikiLeaks de Reino Unido a Estados Unidos.
Según detalló la Deutsche Welle, la familia recibió con beneplácito la promesa de naturalización realizada por el líder de la izquierda francesa Jean-Luc Mélenchon. “Creo que hay una gran posibilidad de detener esta extradición. Tenemos mucho apoyo entre las naciones europeas”, dijo Gabriel Shipton, hermano de Assange, en una conferencia de prensa realizada en Nueva York en medio de la calle, frente al consulado general británico en Manhattan.
Shipton celebró el “apoyo de los grupos parlamentarios de toda Europa” y que Mélenchon dijera que “si fuera nombrado primer ministro el lunes le daría la ciudadanía francesa a Julian”. Cabe recordad que Assange, quien el 3 de julio cumplirá 51 años, es australiano. Su hermano dijo ayer tambien que “en cada uno de los parlamentos europeos”, así como en los países sudamericanos y México, hay legisladores que apoyan el reclamo de Julian.
Respaldos a Assange. El mes pasado, quizá con la información de cuál sería la posición de Reino Unido para con su aliado estratégico Estados Unidos, Dunja Mijatovic, comisaria del Consejo para Europa de los Derechos Humanos, ya le había pedido a Patel que no habilitara la extradición. “Las repercusiones e implicancias sobre los derechos humanos ante eso, todavía no han sido adecuadamente consideradas”, le escribió Mijatovic a la funcionaria británica. “Las acusaciones formuladas a Assange en Estados Unidos generan importantes cuestiones sobre la protección de quienes divulgan informaciones clasificadas y secretas, en el interés de la opinión pública (...) Autorizar la extradición, podría comprometer la tarea de la prensa que es brindar informaciones y ser el ‘perro guardián’ de las sociedades democráticas”.
En ese mismo sentido que Mijatovis se movieron la ONG Periodistas sin Fronteras y Amnesty International quienes además, vienen reclamando la liberación de Assange en pos de la libertad de prensa.