La huerta y la cocina. Ese es, por ahora, el escenario elegido para ubicar a Juliana Awada en Instagram a menos de un mes de cumplirse un año del fin de gobierno de Macri. Y en las últimas dos semanas, su actividad en esa red social se potenció. A su vez, se amplificó a un nivel llamativo, en un medio por demás afín al expresidente Mauricio Macri.
Cuando se consulta a gente próxima al espacio si esas publicaciones están pensadas per se, las respuestas son medio vagas o ambiguas. Si se tiene en cuenta la importancia que el macrismo le dio al marketing, la que más se ajusta es que “ese perfil de Juliana Awada es el que mejor funciona con la gente que sigue a Macri. Y son seguidores que no se pueden desperdiciar.”
Huerta y cocina, además no representan “peligros” mediáticos. Es decir, por más que Juliana Awada publicite las bondades de cosechar en huerta propia, jamás posteará algo contra, por caso, el uso de agrotóxicos. Tampoco sobre lo positivo que sería que se promulgue la ley de etiquetado, una postura que iría en línea con quien pretende transmitir la importancia de la buena alimentación.
Sí hay un mensaje que es más bien una tradición familiar de los Awada, y es el de compartir una mesa y la preparación de lo que se sirve. En algunos posteos, Juliana muestra cómo transmite a sus hijas la preparación de platos tradicionales de la cocina sirio-libanesa. Y el martes, por ejemplo, otra vez varios de su familia se reunieron para una clase grupal con la cocinera Juliana López May. El menú fue otro: pan casero, salmón y duraznos de estación.
¿Juliana Awada no lee? ¿Ni siquiera le lee cuentos a su hija menor? La última vez que ella posó con un libro fue un verano de 2012, cuando -de casualidad- los medios la ubicaron en un playa de Punta del Este, con la biografía de Steve Jobs que escribió Walter Isaacson en la mano. Ese libro había sido lanzado hacía un mes y su lectura era “cool”. Pero en el presente instagramero, los libros quedan fuera, solamente vegetales, flores, hortalizas, comidas caseras. Ni siquiera prendas o accesorios que denoten alguna marca pretenciosa.
Y esta fórmula para redes parece funcionar: Juliana Awada tiene 1,8 millones de seguidores; esto es 700 mil más que Mauricio Macri. Y el rating de sus posteos, siempre está muy por encima de los del ex presidente.