"Juanito", como se llamaba a Juan Carlos de Borbón cuando no era rey de España sino un playboy en el exilio, mostraba interés por las relaciones públicas, las mujeres y la noche desde sus años de juventud.
Es injusto no hablar de su rol como garante del paso a la democracia de España luego de la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, el mismo que lo eligió antes que al propio esposo de su nieta Carmen, Cistóbal Martínez Bordiu y que hasta le habría indicado que Sofía de Grecia era la mejor candidata a ser reina consorte entre muchas otras muchachas de cuna real como Sofía de Saboya, hija del último rey de Italia Umberto II.
Embajador como ninguno de la marca España, garante de la continuidad democrática luego del intento de golpe de Estado del tristemente célebre 23F donde la Guardia Civil ingresó a gritos al Palacio de las Cortes en 1981 y padre de una familia intachable (al menos hasta hace algunos años), Juan Carlos firmó momentos inolvidables como aquel "Por qué no te callas" dicho a Hugo Chávez Frías en la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado de 2007 ocurrida en Santiago de Chile.
Pero el análisis de su impronta en la vida política y económica de España e Iberoamérica no es el objeto de esta nota, sino un repaso de su vida íntima y personal que dejaron a la reina Sofía sumida muchas veces en la más profunda tristeza, como cuenta el libro "La soledad de la Reina", de Pilar Eyre. A su vez, una de las figuras más populares y queridas para el pueblo español. "Es una profesional", dicen sobre ella siempre con un respeto solemne.
El rey Juan Carlos abandona España
Pero los amoríos y vacíos de Juan Carlos la dejaron siempre sola al frente de la familia y de su rol como consorte del jefe de Estado. Hija y hermana de un rey en el exilo, Pablo y Constantino de Grecia, su linaje es mucho más rico que el de los Borbón: Su madre, Federica de Hannover, era a la vez descendiente en línea directa del emperador Federico III de Alemania y de la Reina Victoria.
El entusiasmo por el matrimonio con "Juanito", el hijo de los exiliados reyes de España en Estoril, Portugal, se transformó pronto en desventuras por infidelidades con una y otra. Sara Montiel, la fallecida sex symbol española fue una de las que encabezaban la lista junto a otras que no abordó la prensa pero que siempre estuvieron en los comentarios de las mesas españolas como la cantante Paloma San Basilio, la actriz y vedette Barbara Rey.
También extranjeras, como la propia Corinna Larsen, hoy la protagonista de su mayor infortunio. La belga Liliane Ghislaine a quien se le atribuye una relación que comenzó por los ' 60. Una empresaria y dama de sociedad cuya relación salió a la luz cuando la hija de Liliana, Ingrid Sartiu, demandó en 2015 en Madrid al rey Juan Carlos I por paternidad.
Cuando en 2005 el rey abdicó a favor del por entonces príncipe Felipe aparecieron cinco demandas más de paternidad.
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Cuenta Urbano que "no sería la primera vez que la Reina tuviese que hacer acopio de autocontrol para encarar un momento complicado. Posiblemente, uno de los peores tuvo lugar en 1992 cuando se hizo pública la relación entre Juan Carlos I y Marta Gayà. Durante años, Marta y Juan Carlos disfrutaron de una relación que era un secreto a voces, para los que cubrían por entonces el verano mallorquín. El Rey, recién entrado en la cincuentena, empezó a "perder la cabeza" rápidamente por ella: pasaban muchos fines de semana juntos, se iban a Gstaad y otros períodos no vacacionales también los disfrutaban juntos".
Corinna, la estocada final
El diario El Español que fue lanzado en 2015 comenzó pisando fuerte en el mundo de las noticias dejando al descubierto el romance que había comenzado en 2008 con la alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein (Corinna Larsen), Un escándalo de proporciones ya que, como si fuera poco con el romance, se difundieron fotos del rey cazando elefantes en Botswana. Luego sobrevino la abdicación a favor de Felipe y todo lo que es historia conocida.
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La historia que parecía haberse diluido resurgió con más fuerza por una acusación de corrupción que prospera y están él y su amante en la mira por lavado de dinero en Suiza proveniente de fondos por la construcción del tren de alta velocidad (AVE) a La Meca en Arabia Saudita.
El fin de una era que termina con un sorpresivo anuncio de abandono del país por parte de Juan Carlos de Borbón quien, luego de haber vuelto a España como rey (deseo que nunca pudo ver cumplido su padre, recluido en Estoril), debe abandonar el país al que tanto aportó a sus 82 años. Sumido en el escándalo "para salvaguardar la corona".