Como todos los años, la familia real de los Países Bajos realizó una sesión de fotos para festejar el verano. La reina Máxima, su esposo y sus tres hijas eligieron los jardines del palacio Huis ten Bosch, donde viven, como marco para las imágenes que tienen un carácter institucional.
Para ellos es un momento especial ya que en pocas semanas la princesa Alexia viajará a Gales para continuar en ese país con su formación académica. Como explicó PERFIL en ediciones anteriores, asistirá al UWC Atlantic College, donde tendrá de compañeras a dos argentinas. El programa en el cual se inscribió cuenta con clases que buscan ampliar los estudios generales de los estudiantes y allí también estará Leonor, la hija del rey de España.
Pero antes de eso, la familia vivirá un verano en el que pasarán la mayor cantidad de tiempo juntos. Si bien aún no dio información oficial, se espera que viajen a Grecia para navegar en el barco que el rey Guillermo compró recientemente. “Son las mejores vacaciones porque podemos estar los cinco sin seguridad”, explicó el monarca luego de la sesión de fotos.
Máxima y sus fotos manejando un camión descalza
Ayuda. Durante los últimos días, Máxima y su esposo asistieron a Valkenburg, un pueblo que se vio afectado por las inundaciones que están ocurriendo en Europa. Al igual que sucede en Alemania y Bélgica, en los Países Bajos cientos de familias debieron ser evacuadas y llevadas a centros especiales porque sus casas quedaron bajo el agua.
Según relataron quienes viven en Valkenburg, la calle principal “se transformó en un río” y todos los hogares y negocios fueron destruidos. Los reyes llegaron con todo tipo de servicios de asistencia mientras que el gobierno del país destinó casi un centenar de soldados para construir un puente provisorio porque el del pueblo no se puede utilizar.
“El sol volverá a brillar de nuevo”, aseguraron los monarcas a las personas que se acercaron a dialogar con ellos. Mientras tanto, las autoridades esperan a que las inundaciones finalicen para realizar un análisis de los daños y llevar a cabo un programa de ayuda económica para que los habitantes puedan recuperar sus pertenencias.
Las inundaciones son tan graves que ya fueron declaradas como un “desastre ambiental”. Los encargados de gestionar la crisis anticipan que las reparaciones costarán varios millones de dólares y la situación es preocupante porque, de no bajar el agua en los próximos días, se teme que las estructuras se deterioren más de lo esperado.