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Streaming argentino

Tomás Rebord prepara su primer show masivo

El conductor de “Hay algo ahí” regresa al escenario en lo que será un desafío nuevo en su carrera: su primer Movistar. “En esta instancia hay una sola garantía: yo voy a estar parado con un micrófono”, dice a PERFIL. Galería de fotos

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Tomás Rebord, conductor de Hay algo ahí, en canal de streaming Blender. | NÉSTOR GRASSI

La entrevista con Tomás Rebord había sido pactada a las ocho de la noche, en Blender, pero incluyó una aclaración: el contexto podía ser ligeramente caótico, porque él iba a tener que disfrazarse de cara al programa del día, que se había propuesto saldar esa grieta que siempre vuelve en la cultura pop: ¿qué casa editorial de cómics es mejor: Marvel o DC?

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En Hay algo ahí, Tomás Rebord como superhéroe, y su coequipper Juan Ruffo.

Hablar con Rebord puede revestir varios atractivos, pero este encuentro tenía un eje específico: después de un año y medio sin presentaciones en vivo, que culminaron el 4 de diciembre de 2023 con su espectáculo Rebord dice cosas ante un Gran Rex agotado, el conductor anunció que haría un Movistar Arena en diciembre próximo. “Si querés, vení, seguimos hablando y vivís la experiencia Hay algo ahí completa”, sugirió Rebord a PERFIL. La caminata por los pasillos de Blender hasta el camarín fue breve; ahí esperaba Daniela Iwaniuk, vestuarista del ciclo, con un traje celeste de una tela ligeramente elástica. “Él quería ser un superhéroe”, explica.

—Pero no cualquier superhéroe, imagino.

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—¡Al revés!, dice Rebord.

—Ah, ¿uno genérico?

—¡Sí!

Como si tras bambalinas fuera el ensayo de una comedia costumbrista, aparece Galia Moldavsky directora artística de Blender– y opina: “Con Tomás todo es un misterio”. Nahuel Prado, productor de Hay algo ahí, comenta: “Con Rebord cada recuerdo es un trauma”.

—Nahuel (Prado), ¿vos dirías que los nuevos traumas alimentan los próximos?

—Diría que los reemplazan.

—Los superan, suma Galia.

—Es una forma de crecimiento. El chiste es que, si está todo producido, tenemos un superhéroe indeterminado, postula Rebord.

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La tribuna de Hay algo ahí, en un viernes donde el tema fue "¿Marvel o DC?".

Como indicado por una didascalia, aparece el Tano Scarpati, productor de piso de Blender, y anuncia que faltan dieciocho minutos para el comienzo del programa. Del Movistar de diciembre próximo Scarpati dice que espera que “explote todo”.

“Desde chico que no le esquivo a la grandilocuencia. Tampoco a una idea estrafalaria de uno mismo”, dice Rebord a PERFIL. “Soñaba todo lo que podía soñar. Sin embargo, creo que mis sueños llegaron hasta el Gran Rex. Sentí que estaba hecho: esa quimera del llegar. Hasta ese momento tenía una perspectiva más lineal del crecimiento; tenía, como si te dijera, planes quinquenales de crecimiento. Pero el Movistar ya es terreno desconocido.

—Es otra escala también.

—Sí, y la verdad que me sorprende. Debe ser de las primeras cosas que me mandé a hacer sin tener del todo claro si iba a salir bien, si estaba en el cálculo de probabilidades. Menos después de tanto tiempo sin hacer nada presencial.

—¿Eso no junta expectativa?

—Para mí, más o menos, porque la actividad en vivo es una gimnasia que genera movimiento de público. Y lo más loco de todo es que en esta instancia hay una sola garantía: voy a estar parado con un micrófono. Del resto no se sabe nada, lo cual habla de un nivel de fidelidad muy alto.

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El detrás de escena de Hay algo ahí, el programa del canal streaming Blender.

—¿Y hay algo que puedas adelantar?

—La única primicia que te puedo dar es que creo que ya sé lo que vamos a hacer. Tiene que ver con lo que dijo Dillom: “Hay algo ahí es el programa de una generación”. Y la intención será acercarnos a captar la esencia de este fenómeno.

—¿Sentiste que algo cambió en estos años?

—Tengo una fórmula que nunca parte de las premisas “esto garpa, esto tendría sentido, esto se ajusta algorítmicamente a la moda”. Siempre pienso en esa persona que vio todo lo que hice. Si puedo sorprenderlo a él, debería poder sorprender a otros. No sé si es la mejor fórmula del mundo, pero hasta ahora se corroboró. Y no hablo necesariamente del núcleo duro de nuestro consumo: está alcanzando niveles de masividad, y esa transición es la gran diferencia.

—Y esa transición debe generar una tensión con tu comunidad.

—Sí, pero yo pienso que no podés llegar a lo masivo traicionando a ese nicho. Pasa lo mismo cuando uno lo analiza en términos de cultura. Me apasionan los fenómenos culturales que logran globalidad sin perder lo local. De hecho, soy un convencido de que la potencia universal está en el color local. Venimos de años de una tesis contraria: un producto seguro, afín al algoritmo. Nosotros tachamos todos los casilleros de lo peligroso. Y quizás por eso nos expandimos. A mí me pasa que, aunque no entiendo un localismo, lo olfateo, como me pasó con veintiocho años después con Danny Boyle, que es básicamente una oda a Gran Bretaña. Y creo que esas cosas garpan más que su contrario: una licuación parecida a una distracción, que no creo que trascienda.

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Tomás Rebord, con traje de superhéroe (sentado), en Hay algo ahí.

—En el caso de ‘Hay algo ahí’, en el encuentro con la gente parece darse esa trascendencia.

—Es que ahí está el milagro de todo esto: la gente, los que están del otro lado. Llamalos “hagoveros”, “rancios”, “golondrinas”. En Hay algo ahí tenemos varias categorías, pero son quienes completan el fenómeno. Si hay una fórmula para la expansión y la permanencia, tiene que ver con los otros. La verdadera noticia son los otros.

—¿Su adhesión?

—Su lealtad, diría. No creo que solo vengan a pasar un buen rato. Es un tipo de compromiso mucho más raro. Si ya hay ocho mil personas que van a ir a un estadio sin que les hayamos dicho lo que iba a pasar, es porque están pensando en tributar algo antes que en solo vivir una buena experiencia. Y eso rompe la lógica del individuo. Primero bancaron y después ven con qué se encuentran. No lo va a ser, ojalá no lo sea: pero si el espectáculo es malísimo, ese tipo va a bancar. Porque esa persona está tan convocada que trascendió la frontera de decir: “¿A ver si me entretiene?”. Y por eso quiero estar a la altura.