Una agenda de alto perfil tuvo Mario Vargas Llosa desde que llegó a la Argentina esta semana. Se presentó en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española que se desarrolla hasta hoy sábado en Córdoba. Y además dio charlas y entrevistó a Mauricio Macri en el marco de una comida de una fundación afín al Gobierno.
El escritor nacido en Perú cumplió 83 años estando en Córdoba y decidió festejarlo en el restaurante El Papagayo con allegados y Joaquín Sabina, amigo del escritor y que también se encuentra en el país por el mismo congreso y que ayer tuvo su primera participación.
“La reservación se hizo a nombre de Vargas Llosa y yo sabía que venía él pero no tenía idea de que también se iba a presentar Sabina”, contó a PERFIL Javier Rodríguez, chef, dueño del lugar y también quien en el G20 fue elegido para participar del menú que ofreció Juliana Awada a las primeras damas en el almuerzo en el Malba.
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Once platos. Según explicó Rodríguez, para Vargas Llosa y Sabina ordenaron el tradicional menú degustación de once platos que permite probar un poco de cada especialidad. De todas formas también pidieron que lo preparen en menor cantidad de lo normal ya que venían de varios viajes consecutivos y no querían comer en exceso. Boloñesa de calamar, chorizo a la española con almendra y papas, pato asado, langostino con yogur e higo acompañado de queso de cabra fueron algunos de los especiales que probaron. De postre tuvieron palo santo con nueces y arroz con leche, entre otros. No pidieron vinos específicos sino que desde el lugar le recomendaron tres que podían gustarles. “Comieron bien y les gustó pero creo que no era lo principal, sino más bien estar juntos y compartir el momento”, señalaron desde el lugar y añadieron que durante toda la velada estuvieron de buen humor y amables con todo el staff.
Alrededor de la medianoche los dos se retiraron a sus hoteles aunque el músico se quedó algunos minutos más que el escritor. No trascendió quién fue el encargado de pagar la cuenta o qué parentesco unía al resto de los invitados con Varga Llosa pero sí que la cena fue muy divertida. “Contaron anécdotas y se la pasaron muy bien juntos”, explicaron a PERFIL.
“No estoy dotado para la erudición”
Joaquín Sabina aseguró que “con el auge de los pequeños nacionalismos que por desgracia sufrimos en el mundo, yo me considero de una patria más grande, que es mi lengua, la española”. Así comenzó su intervención en una mesa dedicada a la poesía, en el VIII Congreso de la Lengua Española.
El músico calificó de “milagro” que tanta gente se reuniese para “oír poesía y palabras llenas de magia.
"Entre tanto poeta y erudito me siento un poco impostor, pero siempre me ha gustado sentirme impostor y asistir a fiestas a las que se supone que uno no tendría que ser invitado”, expresó. En su partipación hubo un momento comprometido: Sabina avisó que no iba a cantar y tanto desde la mesa como el público le pidieron una canción. “Si ustedes supieran la emoción que siento de no tener que cantar...”, señaló entre risas. Igual que recordó entre aplauso y aplauso del público que “como decía Krahe (N.de la R.: Javier Krahe es poeta y cantautor español que domina la ironía), la superioridad de la canción sobre el teatro es que en este se aplaude cada dos horas y en los conciertos cada tres minutos”.