"No se vayan Majestades, los vamos a extrañar", dijo Mauricio Macri desde el escenario del recién remodelado Teatro del Libertador, en el casco histórico de Córdoba. El Presidente dio un discurso breve, en el que se refirió también a los resultados de las pruebas Aprender 2018 y destacó cómo los alumnos habían mejorado en Lengua.
De eso mismo se hablará casi exclusivamente en Córdoba desde hoy miércoles hasta el sábado, en la segunda vez en la que el país es sede del Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE). El premio Nobel Mario Vargas Llosa anunció, casi al final de su intervención, que la próxima vez será el turno de su ciudad natal, Arequipa, en Perú.
Pero la ceremonia inaugural del encuentro tuvo varios momentos de sorpresa. No sólo una crítica directa de Vargas Llosa al presidente mexicano Andrés López Obrador, que había pedido en una carta a Felipe VI que España pidiera perdón por las atrocidades cometidas en América. Dijo el escritor peruano: "Debería habérsela enviado a él mismo, porque no veo que México -ni ningún pueblo de América latina- se haya ocupado de las condiciones en las que viven sus comunidades indígenas, muchas ellas en la Edad de Piedra". Hubo murmullos por la sala.
Los Reyes presiden la inauguración del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebra en Córdoba (Argentina) del 27 al 30 de marzo, y que reúne a más de 200 escritores, académicos, expertos y profesionales de todo el mundo. @CILE2019 https://t.co/XMqalmCvIR pic.twitter.com/15zMgbCVCl
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Los mismos, acompañados por incomodidad, cuando Felipe VI dijo en su discurso "vuestro José Luis Borges", al referirse al autor de Ficciones, mientras destacaba la importancia que la lengua española tiene como conector de comunidades y culturas. "Dejó escrito que el idioma no es sólo un instrumento de expresión y comunicación sino también una tradición y un desafío´", indicó, después de recordar que fue el congreso de 2004, en Rosario -aquel en el que Roberto Fontanarrosa dio su discurso más famoso- fue el que transformó este encuentro, que incluye 200 académicos de 32 países, seis plenarios y más de 400 actividades paralelas repartidas en el CILE y el Festival de la Palabra- fue el primero que convirtió a un evento académico en una "fiesta popular de la palabra, que tomó las calles y el entusiasmo de los habitantes de la ciudad", agregó.
Por su parte, cuando Santiago Muñoz Machado, presidente de la Real Academia Española, subió al escenario para dar la bienvenida oficial a las dos comitivas oficiales de Argentina y España, se dirigió a Juliana Awada como "Aguado": evidentemente, hoy era un día en el que no podía primar ningún otro apellido y lo castellanizó.
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Los aplausos se escucharon, pocos y tibios, cuando se retiraron Macri y Awada de la sala. Los reyes y el gobernador Juan Schiaretti y su mujer los acompañaron, para luego regresar y ubicarse en el palco oficial y seguir los discursos de apertura, que dieron Santiago Kovadloff, Carme Riera y el mismo Vargas Llosa. A Felipe VI se lo vio meditabundo, mientras su mujer hablaba con un funcionario cordobés.
El acto terminó casi a las 12.30, cuando Víctor García de la Concha, ex director de la RAE, recibió virtualmente un reconocimiento a su labor.