El príncipe Andrés de Inglaterra, caído en desgracia después de haber sido involucrado en la red de pedofilia de Jeffrey Epstein y ser demandado por abuso de menores, se niega a abandonar su mansión de 30 habitaciones para unas anunciadas obras de construcción.
El duque de York, de 63 años, teme que no lo dejen regresar a la residencia cercana al Castillo de Windsor, porque se encuentra en medio de una seria disputa con su hermano, el rey Carlos III, que al parecer tiene otros planes para esa histórica residencia.
Andrés y su exesposa Sarah Ferguson viven en el Royal Lodge, una mansión de 30 habitaciones, rodeada de 40 hectáreas de jardines y a 40 kms de Londres, que actualmente es sometida a obras que incluyen el reemplazo del techo y se extenderán por varios meses.
La residencia tiene “reparaciones en el techo programadas para finales de este verano, que tardarán varios meses en completarse y se le ha informado que quedarse en la casa durante esas renovaciones podría resultar problemático. Pero es reacio a irse".
Según fuentes de la familia real, citadas por la prensa británica, “tendría sentido que el príncipe se mudara temporalmente”, pero el veterano de la Guerra de Malvinas “tiene miedo de perder permanentemente el acceso a la casa donde vive desde 2003” y que está valorada en casi 40 millones de dólares.
Una persona cercana a Andrés dijo que la mudanza temporaria, en realidad, es solo “una farsa”. Distintas fuentes indicaron que Carlos III quiere que Andrés se mude a Frogmore Cottage, una pequeña cabaña de 5 habitaciones en las cercanías de Windsor, para permitir que los príncipes de Gales vivan con sus hijos en el Royal Lodge, una vivienda más acorde a su rango de herederos del trono.
Según los diarios londinenses, Carlos III cree que el Royal Lodge podría reutilizarse de manera más efectiva, pero el príncipe Andrés obtuvo un contrato de arrendamiento por 75 años. La casa se había deteriorado considerablemente, y el príncipe invirtió hasta 9 millones de dólares de fondos personales para renovar el edificio, y por eso se niega a mudarse.
La caída en desgracia del príncipe Andrés
La caída de Andrés ocurrió después de que fuera mencionado como parte del entorno del financista estadounidense Epstein en 2019. Acusado y detenido en 2019 por organizar por varios años una red de decenas de jóvenes menores de edad bajo su control y con las cuales tuvo encuentros sexuales, el millonario se suicidó en prisión en agosto de ese año, antes de enfrentar su juicio.
En una polémica entrevista con la periodista Emily Maitlis de la BBC, en noviembre de 2019, Andrés aseguró que había cortado lazos con Epstein después de visitarlo en Nueva York en 2010. Cuando la periodista le preguntó si había vuelto a verlo o hablar con él desde entonces, Andrés respondió que no.
La entrevista derivó en un aluvión de críticas por la falta de empatía de Andrés para con las víctimas de sus amigos Epstein y Ghislaine Maxwell (su socia, que ahora cumple condena en una prisión de alta seguridad de Nueva York) y el príncipe se vio obligado a renunciar como miembro trabajador de la familia real británica.
En 2020, la estadounidense Virginia Giuffre presentó una demanda civil contra Andrés en un tribunal en Nueva York afirmando que mantuvo relaciones sexuales tres veces con él cuando ella tenía 17 años y era menor de edad para la legislación estadounidense.
A principios del año pasado Giuffre llegó a un millonario acuerdo económico extrajudicial con el príncipe que se estimó que alcanzó unos US$16,3 millones para evitar un vergonzoso proceso para la familia real británica. El príncipe no fue procesado penalmente y sigue negando las acusaciones.
La presencia de Andrés, cada vez más incómoda para la monarquía británica
Desde principios de 2020, Andrés está prácticamente retirado de la vida pública. En septiembre del año pasado hizo un breve regreso a la escena pública tras la muerte de su madre, la reina Isabel II, quien lo despojó de sus títulos militares a principios de 2022 por presión de las fuerzas armadas.
Andrés todavía está presente en ciertos eventos reales, como la coronación de Carlos III, aunque ya no aparece en el balcón del Palacio de Buckingham junto a otros miembros de la realeza ni mantiene actividad. Se cree que Carlos III se muestra renuente a permitir que Andrés vuelva a formar parte de la familia real oficialmente, y para ello cuenta con el fuerte apoyo del futuro rey, el príncipe Guillermo.
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Obligado a abandonar sus cargos militares y sus títulos honoríficos, además de su agenda pública y de ceder el protagonismo, el desprestigiado príncipe Andrés ahora "resistiendo" los deseos de su hermano de desalojar la mansión. Pero la presión crece a medida que pasan los días.
El experto de la realeza Richard Palmer explicó: "Los miembros de la familia real los miran a él y a Fergie, miran esta casa de 30 habitaciones, con siete dormitorios, y dicen que es ridículo que solo vivan dos personas allí. Más importante aún, es un lugar costoso”. “Creo que el rey está presionando a su hermano para que se mude a algo más pequeño y más manejable financieramente”, explicó.