Con la marcada crisis económica y la llegada del frío, se incrementan las personas que eligen el hall del Aeroparque como refugio, no solo de las bajas temperaturas, sino como vivienda permanente.
Los pasajeros que ingresan al sector de embarque nacionales se encuentran con esta dura realidad. Alrededor de más de 60 personas van todos los días a dormir al aeropuerto en el piso, o en colchones improvisados de cartones.
Los motivos son muchos. La mayoría no tiene acceso a la vivienda y no pueden sostener un alquiler, otros lo eligen por un tema de seguridad. Es que vivir en calle y enfrentar sus códigos se vuelve una tarea difícil y aseguran que los paradores que ofrece el estado tampoco son una buena opción para pasar la noche.
Con historias de vida complejas, algunas de estas personas padecen problemas de salud mental. Otros son del interior en busca de oportunidades. También están los extranjeros que no encuentran sustento.
Cuando se inicia un nuevo día, algunos salen a buscar comida y, otros con más suerte, una changa. Consideran que las instalaciones del aeropuerto son dignas y utilizan los baños para higienizarse.
Sobre las barandas hay ropa tendida y los enchufes son de uso común. La norma estipulada dentro del aeropuerto es no pedir plata a los pasajeros. Sin embargo, reciben algunas donaciones de comida de los viajeros y de las personas que trabajan en el lugar.
Ante esta realidad, y según cifras del ministerio de desarrollo y hábitat porteño, la población en situación de calle aumentó un 15%. 1755 personas viven en centros de inclusión social y 1247, se encuentran en la intemperie.