En sólo tres generaciones se revirtió la tendencia: es que Argentina, de ser un lugar a donde venían a construir futuro, pasó a ser un país del que miles de jóvenes miran con expectativas de emigrar hacia el exterior.
Las cifras reflejan la realidad y son contundentes. Según un relevamiento, ocho de cada diez argentinos se irían del país si tuvieran las condiciones para hacerlo. Desesperanza, incertidumbre, falta de horizonte e incapacidad de progresar, son algunos de los fundamentos que argumentan cuando se les pregunta porqué decidirían probar suerte lejos de sus tierras.
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La preocupación por este fenómeno llegó a la política. Es que los miles de jóvenes que quieren irse, llamaron la atención del diputado Máximo Kirchner, y del presidente Alberto Fernández, después, quien se manifestó al respecto: "No se vayan; hay un país que construir, una Argentina que los necesita. Hace falta que todos nos arremanguemos, que todos nos pongamos de pie, y que todos hagamos el esfuerzo".
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Muchos diarios globales refieren a esta fiebre del éxodo argentino. El periódico británico "The Economist" estimó que 20 mil argentinos quieren emigrar a Uruguay. Fue así que el mismo presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, se puso al frente de la campaña para atraer ciudadanos argentinos. La misma, incluye excenciones de impuestos, facilidades de asentamiento y un manejo distinto de la pandemia, entre otros atractivos.
En medio de este fenómeno que cada vez se acentúa con mayor fuerza, el psiquiatra, Harry Campos Servera, en diálogo con RePerfilAr, sostuvo: "Estamos viendo en jóvenes, sobre todos aquellos que tienen mérito y piensan que a través del trabajo pueden mejorar su vida, están teniendo una fantasía colectiva, de hacer el proceso inverso que hicieron sus abuelos que vinieron a la Argentina como tierra de esperanza".
