La Argentina tuvo una buena noticia la semana pasada porque el ministro de Economía, Martín Guzmán, logró desinflar los precios de los dólares alternativos: el contado con liqui y del dólar blue. Eso en la Argentina bajar el precio del dólar es un milagro y aleja al país un par de pasitos, apenas eso, del precipicio que hubiera significado una nueva devaluación brusca.
Ahora, decir que ese milagro aleja dos pasitos refleja claramente el muy finito desfiladero, la cornisa permanente por la que deberá transitar Guzmán mientras sea ministro de Economía, Fernández, mientras sea presidente y los argentinos en los próximos años. ¿Por qué? Porque con ese milagro que logró Guzmán en pocos días, la brecha, por ejemplo, sigue estando 70, 80, 90 por ciento, depende del dólar que hablamos respecto del dólar oficial. Y entonces es muy poco tentador para alguien que tenga dólares liquidarlos 80 85 cuando hay una alternativa que puede dar 140, 150 y hasta 160.
Entonces, si no se liquidan los dólares, hay un problema de reservas porque el Banco Central tiene cada vez menos reservas y si no le pone rápido la cantidad de reservas que necesita, la corrida va a volver y entonces una vez más va a estar cerca del precipicio, cada vez más cerca, y tal vez caigamos en él.
Martín Guzmán, en Corea del Centro: “Era clave bajar la ansiedad del dólar”
Pero vamos a suponer que con las medidas que tienen planeadas, Guzmán logra bajar a 120 el dólar. Sigue habiendo ese gap, esa dificultad, esa tentación de no liquidar dólares en el mercado oficial, aunque un poco menos. Y supongamos que liquidan esas reservas. O sea, se logra esa estabilidad cambiaria por algunos meses y después hay otros problemas. Está el problema del déficit fiscal, la Argentina no tiene cómo financiar su déficit fiscal, entonces tiene que recortarlo, tiene que ajustar eso, propone Guzmán. Ahora, si se ajusta, probablemente se recupere menos la economía posterior al coronavirus y entonces haya menos impuestos y haya más déficit fiscal. Y eso continua en el tiempo va a generar una inestabilidad que necesariamente, así es la historia Argentina, va a repercutir sobre el dólar.
Y ni qué hablar de, por ejemplo, qué hacer con las tarifas. Si las tarifas suben mucho, y bueno, eso asegura la producción, pero dispara la inflación y la inflación presiona sobre el dólar. Ahora sí sube muy poco. Eso puede generar desabastecimiento y cuando hay desabastecimiento para que el país funcione y que importar energía y eso se paga con dólares que no hay. Y si se decide que se paga poco y no se importa, la alternativa es emitir para pagar subsidios. Y la emisión genera otra vez presión sobre el dólar, etcétera, etcétera, etcétera.
Lo que se vea: precios, salarios o tipo de cambio, la economía argentina está completamente desarticulada. Por ahora, Guzmán dio dos pasos para alejarse del precipicio. Apenas hizo dos pasos los que le faltan son infinitos y hay 50 por ciento de pobres esperando. No va a ser fácil esta pelea.