REPERFILAR
Opinión

Mercado de la grieta

La columna fue tomada del formato audiovisual del programa "RePerfilAR", de NetTV.

Ocho meses después de llegar al poder, el presidente se enfrenta a las fuerzas de la grieta que volvieron a declararse la guerra en el afán por someter al otro. Y hoy tres campos principales donde se da esta batalla, el primero es la justicia. Acá la pelea es causa contra causa, presos contra presos. Cristina y su familia contra Macri y la suya, es la caricaturización de la justicia como forma de alcanzar un eventual armisticio que deje en libertad a todos o a casi todos.

Los monopolios que intervienen en el reactivado mercado de la grieta

El segundo campo de batalla que se da hoy es la economía. Es que la pandemia y la consiguiente destrucción económica le otorga a quien controla los resortes del Estado un poder único, capaz de beneficiar o perjudicar a los distintos grupos de poder. El tercer campo de batalla de la grieta volvieron a ser los medios de comunicación, acá se da la batalla por el relato pero no ya para convencer al otro. Hoy la grieta es tan profunda que los seguidores de cada lado son sólo capaces de escuchar lo que confirme su propio prejuicio. Y saben, a Alberto Fernández le va a ser cada vez más difícil mostrarse como una pieza superadora de las fuerzas de la grieta, cuando una de ellas tiene un rol clave dentro de su gobierno y presiona más a medida que pasen los meses. Además, una parte importante de los que marcharon el lunes pasado volvió a activar el chip de la confrontación frente al intento de reforma judicial y no necesitan haber leído ni una sola línea de las 50 páginas del proyecto para estar convencidos de que se lo impulsa para dejar en libertad a los kirchneristas acusados por corrupción, empezando por la expresidenta.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

No sólo es impensable que con la actual relación de fuerzas una reforma prospere. Es impensable que el presidente crea que puede prosperar y no descartaría que le albertismo y el massismo sepan que la reforma, así como está, no va a ocurrir pero que sea su estrategia frente a un problema judicial que tiene el cristinismo como para indicarle: hicimos todo lo posible, aunque al final no lo pudimos lograr.

La grieta en los tiempos del Covid-19

En cualquier caso, la pregunta es si Alberto Fernández podrá seguir surfeando, como hasta ahora, entre su frente interno y la necesidad de ponerle fin a la grieta. Ojo, nadie dice que sea sencillo pasar del ser a una política concreta antigrieta, pero más complejo le será llevar adelante transformaciones profundas y generar la imprescindible confianza económica si sigue dejando que las fuerzas del odio resuelvan ese conflicto por las suyas.