Cada 10 de octubre se celebra el Día de la Visión, cuyo objetivo es concientizar acerca de la prevención y del tratamiento de la pérdida de la vista. Para ello, es importante llevar adelante ciertos hábitos saludables como proteger los ojos del sol y en el ámbito laboral, evitar el tabaquismo, realizar actividades al aire libre (como demostró un reciente estudio presentado por la OMS), acudir al oculista de forma regular y también prestar atención a nuestra alimentación.
El mes pasado sorprendió el caso de un adolescente británico de 17 años que perdió la vista por alimentarse solamente con papas fritas, pan, y carnes procesadas. En su dieta no se hacían presentes ni frutas ni verduras, dos de los mejores productos para cuidar la salud visual.
Cada alimento brinda un cierto beneficio a cada parte del ojo. Siempre se dijo que las zanahorias son ideales para cuidar la vista y esto no se trata de un mito, sino de una realidad. “Es buena porque contienen carotenos, los cuales ayudan a retrasar el envejecimiento retinal producido por el paso del tiempo”, explicó a PERFIL el médico oftalmólogo especialista en Córnea y superficie ocular Rogelio Ribes Escudero (MN: 116304). Otros productos que también los presentan son el zapallo, la papaya, la mandarina, el mango o el tomate.
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Es decir, que consumir estos alimentos permite demorar el envejecimiento de la retina, una capa delgada del tejido neurológico que tapiza el interior del globo ocular. Tiene como función convertir los estímulos luminosos en impulsos eléctricos que se transmiten por la vía óptica para crear las imágenes.
“Hay una patología que se llama maculopatía que se da por el envejecimiento retinal por lo que los pacientes que tienen mayor de 65 años o padecen esta afección deben tener una dieta rica en carotenos para detener el proceso de declive normal de los ojos”, precisó Ribes Escudero.
Una dieta rica en Omega-3, un ácido graso que se encuentra en el pescado, la chía o las nueces, permite prevenir el ojo seco. Esta afección se presenta por una falta de aceite en las lágrimas (compuestas por proteínas, agua y aceite) que producen las glándulas de meibomio. “Consumir estos productos brinda alta calidad al aceite para tratar de darle una mejor lágrima a los pacientes”, consignó el especialista.
Finalmente, una dieta con abundancia de vegetales, frutas y verduras hace que se disponga de un buen suplemento de vitamina A , la cual ayuda a la superficie ocular, mejora la lágrima y actúa en la estabilización de la retina.
“Hay patologías que se dan por el déficit de vitamina A, provocado porque la gente come mal. También puede deberse a que el paciente se realiza la cirugía bariátrica para adelgazar o tiene problemas intestinales y al no tener aporte de esta vitamina empiezan a tener problemas”, señaló el oftalmólogo.
Diabetes: se cuadruplicó la cantidad de adultos que padece esta enfermedad
Las personas con diabetes deben prestar especial atención a su dieta porque esta patología mal controlada causa retinopatía diabética, que daña los vasos sanguíneos de la retina.
“El tratamiento es la propia dieta de la persona diabética que no es específica para la retinopatía diabética sino que es una alimentación concreta para mantener los niveles de glucosa y de hemoglobina glicosilada bajos. Si se cumple estrictamente en este sentido, los riesgos son muy bajos”, indicó Nicolás Fernández Meijide, médico oftalmólogo, jefe de córnea y cirugía refractiva, servicio de oftalmología del Hospital Italiano (MN 93172) a este medio.
Si se cumple estrictamente con la dieta, los riesgos de presentar retinopatía diabética son muy bajos, dijo Fernández Meijide
La retinopatía diabética es un problema vascular en el cual la retina sufre por diversos mecanismos, uno de ellos es la isquemia . Eso genera con el paso de los años la formación de nuevos vasos sanguíneos que, a su vez, causa un tejido traccional que puede desprender la retina o generar edema con pérdida de visión sustancial incluso llegar a la ceguera.
“Un diabético que no sigue su dieta -eso es algo bastante frecuente en esta población, son transgresores- tienen más riesgo. La dieta, el ejercicio y la medicación, sea cual fuere o insulina o hipoglucemiantes orales, son pilares fundamentales pero interrumpirlos hace difícil para el diabetólogo llevar adelante la enfermedad y para el retinólogo controlar la parte retinal de la diabetes”, agregó Fernández Meijide.
Ambos especialistas coincidieron en que uno debe comer variado y equilibrado: el exceso de una sola cosa, fuera lo que fuere, no es buena para el cuerpo.
Controles. Pese a cuidar la alimentación es necesario la visita regular al oftalmólogo cuya frecuencia varía dependiendo de las circunstancias personales de la persona y la edad.
“En una población adulta sin ningún antecedente familiar ni personal de problemas oculares y con un buen control no hay problema en que la revisión se haga cada dos años. Sin embargo, después de una determinada edad es conveniente porque empiezan a parecer problemas propios de la edad, como una catarata o glaucoma, así que después de los 60 es más recomendable el control anual”, consideró Fernández Meijide.
Ribes Escudero remarcó que en la infancia es recomendable hacer una visita todos los años: “Por un lado para tratar de ver si hay un cambio en la visión. Es importante porque hay patologías que se descubren de chico que si uno los trata con anteojos facilita el desarrollo de la vía visual, si uno les agarra de grandes son irreversibles”.
Y añadió: “En cuanto a los adultos más allá de dar un anteojo para que vean mejor, hay un montón de patologías que se detectan en el examen oftalmológico, por ejemplo el glaucoma, que se diagnostica a través de la toma de la presión ocular. Si se descubre a tiempo y con un tratamiento específico (gotas o un láser) se evita que el paciente pierda la visión”.
BDN/FF