El fentanilo es un fuerte opioide sintético similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente. Es una medicación anestésica usada hace mucho tiempo en casi todo el mundo. En Argentina es de venta restringida para lugares de internación como hospitales, sanatorios o clínicas y no se puede encontrar en las farmacias.
Se trata de la sustancia de moda en Estados Unidos, donde sí se receta como tratamiento en pacientes con dolores intensos, especialmente después de una operación quirúrgica, o aquellos que desarrollaron tolerancia a otros opiáceos. Por ejemplo, la cantante Demi Lovato sufrió una sobredosis con esta sustancia en 2018 y también fue la causa de la muerte de Prince.
Según el Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) estadounidense, los opioides sintéticos -incluido el fentanilo- son las drogas más comúnmente asociadas con las muertes por sobredosis en ese país. En 2017, esta sustancia se relacionó con el 59.8 % de los fallecimientos.
Fentanilo: la droga que causó la sobredosis de Demi Lovato y la muerte de Prince
Autoridades argentinas informaron a este medio que existe un alerta en aeropuertos para evitar el ingreso al país del fentanilo. No hay indicios de que la sustancia se venda de forma ilegal en territorio nacional aunque el Gobierno permanece alerta ante cualquier señal.
“Esta medicación puede ser mal utilizada con fines recreativos o adictivos y en ese caso es una sustancia muy peligrosa”, advirtió el jefe del área de Toxicología del Hospital Fernández y presidente de Fundartox (MN: 81870), Carlos Damin a PERFIL.
Puede generar:
- Cuadros de intoxicación aguda muy graves que ponen en riesgo la vida de la persona.
- Depresión del sistema nervioso central, lo que puede derivar en un coma.
- Afecta al sistema respiratorio y puede causar un paro respiratorio y llevar al paro cardiorespiratorio.
- Alta y rápida dependencia.
“Es casi imposible o muy difícil que una persona pueda dejar su consumo sin un tratamiento porque la dependencia física que genera hace que la suspensión brusca ponga en riesgo la vida. Para poder frenar la adicción es necesaria una internación o un programa de rehabilitación en un centro especializado”, alertó Damin.
En nuestro país los opioides no generan un alto impacto sanitario. El año pasado, en el Hospital Fernández se atendieron alrededor de 2 mil intoxicados, solamente 85 fueron por sustancias relacionadas al grupo químico de los opioides y ninguno por fentanilo.
“Los opioides son una sustancia con la que hay que tener cuidado pero no representan un problema grave a nivel consumo en nuestro país. Tenemos muchos más problemas con el alcohol o la cocaína”, remarcó el toxicólogo. “Los intoxicados que nosotros tenemos registro o las personas usuarias de este tipo de fármaco que lo usan en forma sostenida casi siempre tienen una raíz en el ámbito de la salud, porque son medicaciones muy restringidas en su oferta. No es una sustancia que sea de fácil acceso en forma ilegal o clandestina en nuestro país”, concluyó.
