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Salud financiera: ocho tips para planificar la economía cotidiana

La importancia de mantener las finanzas en equilibrio permite la capacidad de proyectar cualquier objetivo a corto, mediano y largo plazo.

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Salud financiera | Agencia Shutterstock

Cuando se piensa en la idea de bienestar, siempre aparecen cuestiones sobre alimentación, descanso, movimiento y emociones. Al refinar los objetivos, se pone el eje en el desarrollo profesional, las buenas relaciones, los viajes, las nuevas experiencias y también algunos gustos. 

Pero, ¿en qué momento se piensa en la salud financiera? El concepto no es nuevo y es tan importante que condensa la realización de todo eso que cualquier persona anhela. Hablar de salud financiera es más que mencionar ingresos y egresos de dinero: es una forma de proyectar deseos, de mantener sanas las aspiraciones de un modo planificado a largo plazo. Es entender que, para lograr llegar a cada meta, hay que delimitar el universo propio, uno que esté edificado, sobre todo, en las prioridades de uno mismo.

Existen algunos consejos para mantener saludables las finanzas personales, con el fin visualizar cuál es el punto de partida para poder planificar objetivos realistas a corto, medio y largo plazo.

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¿Por qué es importante el cuidado de la salud financiera?

La buena planificación de la economía personal es la posibilidad de concreción de los deseos, de un futuro que se anhela y que puede hacerse realidad siguiendo un orden. Se trata de una visión de hacia dónde se quiere llegar, y la misión es cómo hacerlo. Por eso es importante tener en cuenta los siguientes ocho consejos:

1. Ser realista.

Una buena planificación se construye siempre desde la verdad. No todos los presentes son los mismos ni todas las economías personales son iguales. Tan distintas son, que sólo los gustos determinan las tomas de decisiones. Que este primer paso sea pesimista para que los objetivos empiecen a cumplirse y, a medida que se noten los avances en el progreso, se pueda incrementar la dificultad.

2. Conocer lo elemental: ingresos y egresos de dinero.

Este primer orden, que en principio parece algo obvio, es la base para la buena salud de las finanzas. Toda planificación tiene que estar atada a estos dos parámetros. En relación a ellos, se puede idear un plan que se ajuste a los tiempos, necesidades y objetivos.

3. Respetar los gustos y tiempos propios, además del orden de prioridades.

En esta triple conjunción se puede visualizar el mapa del recorrido. Los gustos van a comandar los objetivos, los tiempos se encargarán del horizonte de realización y las prioridades lo que se va a hacer y dejar de hacer para llegar hasta las metas que se proponen.

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4. Analizar las opciones de inversión.

Es fundamental trabajar sobre los ahorros de la forma que sea más conveniente. En primera instancia definir qué tipo de riesgo se va a afrontar y, una vez aceptado, invertir en diferentes opciones, la que más se ajuste a lo que se busca. A mayor riesgo, mayor ganancia, por eso es ideal asesorarse con profesionales que conocen el mercado y el momento justo para tomar la mejor decisión.

5. Poner la mirada a largo plazo.

Los objetivos deben estar bien delimitados, sobre todo para no perder de vista los más lejanos. Los logros en corto plazo son importantes, pero los hitos que se consigan con el paso del tiempo ordenan y dan una mirada con perspectiva.  Siempre hay que usarlos como una guía para saber cuál es el norte.

6. Aprender todos los días.

No importa si se realiza una carrera que no esté orientada a los negocios, siempre hay que entender cómo funciona el mercado financiero. No hay que quedarse con dudas sobre su mecánica, incluso si hay inversiones en manos de profesionales. Saber la lógica de sus movimientos ayuda a tomar decisiones, pero también a ganar tranquilidad en tiempos de incertidumbre. Hoy el acceso a la información es gratuito, rápido y online. Lo que se quiera saber, está a unos pocos clics de distancia.

7. Crear un sistema de consumo inteligente.

Descuentos en compras de productos, ofertas por cantidad, suma de puntos por uso de tarjetas de crédito o programas de beneficios. Las ofertas de las cadenas comerciales son muy redituables si se tiene un sistema y un orden para saber usarlas en el momento indicado. 

8. Cuidar la seguridad.

Hay que desconfiar de los sitios desconocidos, chequear toda la información que llega, no creer en llamados inesperados y sospechosos ni entregar claves a nadie. Una gran parte de mantener saludables las finanzas es velar por la seguridad de los bienes propios. Los accesos y contraseñas son privadas y nadie se va a ofender si no se entregan o si se pide tiempo para corroborar información.

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Tip extra.
¡No hay que dejar de vivir el momento! Es importante encontrar un equilibrio en el cual ser feliz, incluso privandose de algunas cosas, pero sabiendo que lo que vendrá será mucho mejor. Lo importante es ser feliz mirando a futuro, pero también en el presente. Darse pequeños gustos, regalarse permitidos y sobre todo, ¡nunca perder la mentalidad positiva!

La salud financiera es vital para el bienestar emocional. Es proyección, planificación y esperanza. La búsqueda de objetivos reales que puedan regalar un mejor porvenir, de la mano de un camino de trabajo y felicidad que se disfrute. Nunca hay que perder la individualidad y el ser responsable del propio futuro. La libertad también está en la forma en la que uno maneja su economía. La salud integral está en el hoy y también en lo que se proyecta para un mañana mejor.