Desde hace un par de décadas la medicina tiene evidencias de que un pico de estrés, por ejemplo el causado por un shock emocional –la pérdida de un ser querido o un resultado deportivo adverso–, puede desatar cardiopatías y terminar en infartos. Lo que no es tan conocido es que la situación inversa –largas celebraciones y brindis con alcohol en un contexto de alegría, tal como ocurre en estos días por la combinación de fiestas navideñas y celebraciones mundialistas– también puede generar situaciones de estrés similar, con consecuencias graves para la salud cardíaca.
“Para estas fechas, en cardiología se habla mucho del síndrome del corazón festivo. Se trata de una situación en la que se pueden desatar arritmias cardíacas, asociadas principalmente con un exceso en el consumo de alcohol”, le dijo a PERFIL Mario Boskis, director del Instituto Cardiovascular San Isidro (ICSI) del Sanatorio Las Lomas, en Buenos Aires. El cardiólogo detalló: “Cuando se suman las fiestas de fin de año, reuniones sociales y, además, las celebraciones por el reciente campeonato, vemos que son todas situaciones asociadas con el consumo de alcohol. Si este consumo se vuelve excesivo, lo que suele pasar es que se nota un aumento en la cantidad de consultas en las guardias o consultorios de gente que llega con palpitaciones o taquicardia”.
Según Boskis, si en esos casos se realiza un electro es muy frecuente diagnosticar la presencia de una fibrilación auricular, y son pacientes que debutan con una patología cardiológica y que a partir de ese momento deben ser seguidos por un especialista.
Más allá de las arritmias, el exceso de alcohol en forma aguda puede generar otros efectos peligrosos en el organismo de una persona: desde una hipotensión arterial hasta desbalances metabólicos y respiratorios. Eso incluye síntomas tales como vómitos, una respiración lenta, convulsiones y baja temperatura corporal. Algunos, si no son tratados a tiempo, pueden llevar a la muerte.
Medidas para no excederse
Si todo esto lo desata la ingesta de alcohol, la pregunta clave es: ¿cuándo su consumo se vuelve excesivo? “Eso depende mucho de la contextura de cada persona, su edad y también el género. En principio, lo que se recomienda es no tomar alcohol ya que se sabe que es una sustancia que afecta el correcto funcionamiento de las células cardíacas. Pero lo cierto es que la gente suele tomar, y por eso el mejor consejo es que el consumo sea moderado”.
Eso se entiende, a groso modo, como hasta dos copas de vino en el varón y una en la mujer. O una lata de cerveza o una medida de hasta 40 cm³ de bebida blanca. Pero todo esto, claro, puede variar en función de la edad. Por ejemplo, en menores de 18 años la recomendación actual es alcohol cero. De hecho, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) lo expresa en forma contundente: “La OMS recomienda la abstinencia completa en menores de 18 años y la SAP adhiere a esa recomendación”.
Recetas saludables
No solo se recomienda la moderación con el alcohol sino también con las calorías. “Tradicionalmente, las preparaciones características de nuestras fiestas contienen mayor cantidad de calorías. Por eso es recomendable incorporar variedad de vegetales en las preparaciones con el objetivo de tener mayor disponibilidad: optar por variedad de ensaladas crudas y cocidas, vegetales rellenos o asados, budines de vegetales, etc.”, propone Florencia Salva, nutricionista del Departamento de Alimentación y Dietética en el Hospital de Clínicas de la UBA. Y otra opción que recomienda es innovar las recetas clásicas reemplazando aderezos y fiambres por opciones saludables.
“Por ejemplo, la torre de panqueques se pueden realizar con masa de espinaca, reemplazar la mayonesa por queso untable y rellenar con vegetales. También dejar la mayonesa o aderezos en base a crema y preferir aderezos en base a vegetales o salsas realizadas con especias y yogur, que pueden ser alternativas más saludables”.