A esta altura ya no es un dato que sorprenda pero sí que preocupa. Y mucho: un nuevo estudio realizado por expertos en nutrición del Observatorio de Deuda Social de la UCA y del Centro de Estudios Cepea, dedicado a esta temática, encontró que un porcentaje mínimo de los chicos y adolescentes argentinos cumple con el consumo cotidiano recomendado de comida sana: “Apenas un 5% de los menores se alimenta con el tipo y la cantidad de alimentos diarios saludables recomendados por las guías alimentarias”, le resumió a PERFIL el doctor Sergio Britos, director de Cepea e integrante del grupo responsable de este informe. “Y, por otra parte, el 38% de los chicos consume de manera muy poco frecuente alimentos protectores y saludables. El resto –el 57%– combina en forma periódica una dieta buena y mala, pero con algunas deficiencias en grupos de alimentos importantes”.
Entre otros datos llamativos, el estudio resalta otro hallazgo: hay una escasa ingesta de legumbres, un grupo de alimentos que –según los expertos– es “relativamente” económico y aporta un muy buen perfil nutricional. Sin embargo, suele ser una opción poco recurrida. Es, según los expertos, uno de los grupos alimentarios que requerirían ser especialmente promovidos por las políticas educativas específicas.
Otro dato que resaltó el trabajo es que el 27% de los chicos hace un consumo frecuente de bebidas azucaradas y gaseosas. Y uno de cada seis menores come en exceso productos de pastelería. Ambas categorías son significativas porque resultan “trazadoras” del exceso de azúcar que integra la dieta infantil. Por otra parte, este dato se agrava al recordar que –en ambos casos– la tendencia muestra un aumento de este consumo a medida que mejora el nivel socioeconómico de los hogares. Al mismo tiempo, la calidad de la alimentación también empeora a medida que disminuye el nivel socioeconómico de los hogares.
El informe encontró un aspecto positivo: el consumo de lácteos mostró un patrón aceptable, en particular en el análisis de la calidad de lo que se toma en los desayunos: el 90% de los chicos ingiere lácteos de alguna forma (solos, en infusiones o yogur). Un tercio del aporte lácteo proviene de leche en infusiones. La casi totalidad (98%) de los desayunos que combinan lácteos con algún otro grupo de alimentos suelen sumar panificados o cereales como el principal acompañante.
Britos terminó explicando a este medio que “este informe señala datos importantes para poder pensar mejores políticas y medidas educativas específicas para mejorar la calidad de la alimentación. Es que la baja calidad de la dieta promedio de chicos y adolescentes argentinos no pasa tanto por el excesivo consumo de alimentos “negativos”, en forma ocasional, sino que más bien está basada en una baja cantidad de porciones de ingredientes saludables que incluyan frutas, verduras, cereales, legumbres y lácteos descremados, entre otros”.
El problema de la “mala nota de la dieta que ingieren nuestros chicos tiene una impronta mayor en el reducido consumo de ingredientes saludables más que con el alto consumo de alimentos de poca calidad nutricional”, culminó.