Perder la valija encabeza el ranking de las peores cosas que pueden pasarle a un pasajero. Acercarse al mostrador de la aerolínea y confirmar que efectivamente no está o que quedó perdida en alguna conexión es el peor pensamiento que aparece cuando se está parado frente a la cinta viendo el desfile de equipaje ajeno. Atentos a esto, un grupo de emprendedores argentinos que viven en Nueva York desarrollaron Bluesmart, la primera valija inteligente del mundo, que en menos de tres meses ya superó el millón de dólares en ventas.
Siempre ubicable. La valija tiene un GPS incorporado para poder localizarla en todo momento. También se conecta al smartphone y permite abrirla y cerrarla con sólo apretar una tecla, y puede pesarse a través de una aplicación y saber de antemano si hay que despacharla. “También permite cargar la batería del celular, y desde la app se pueden ver todos los datos de los viajes”, cuenta Diego Saez-Gil, uno de sus creadores junto a Tomás Pierucci, Martín Diz y Alejo Verlini, todos argentinos ligados al mundo de la tecnología: “El proyecto surgió en una charla entre Tomás y yo. Ambos somos viajeros frecuentes y tuvimos problemas con nuestro equipaje en el pasado. En una servilleta bosquejamos la idea y empezamos a discutir qué había que hacer para hacerlo realidad”, agrega Saez-Gil. En menos de tres meses vendieron más de cuatro mil unidades, y hasta Manu Ginóbili la recomendó en Twitter a sus más de dos millones de seguidores.
Para no perderse. Fernando Rubino es otro argentino que usó su experiencia como viajero para crear un producto. Y así nació Smartmap, luego de un viaje por Europa, donde –cansado de doblar mapas gigantes en cada lugar– descubrió que otros turistas simplemente los hacían un bollo, los guardaban y seguían su camino. Hecho con un material impermeable, Smartmap permite abollarlo, lavarlo y hasta plancharlo sin que se arruine. El secreto es el material utilizado, una especie de tela liviana que permite estamparlo de forma resistente. “Armamos mapas con partes turísticas como Palermo, La Boca, Puerto Madero, San Telmo, y agregamos una guía con información, como dónde tomarte el colectivo, cómo llegar al aeropuerto, y palabras clave locales como ‘cuadra’ o ‘choripán’”, cuenta Rubino.
Desde el celular. A nivel local, y sólo para teléfonos inteligentes, existen aplicaciones como Tripda, un sistema de carpooling para viajeros que permite a los usuarios compartir autos para hacer viajes de larga distancia. La forma de usarlo es simple: si alguien viaja, por ejemplo, a Pinamar a pasar las fiestas de fin de año y quiere compartir los gastos de la nafta, sólo tiene que cargar fecha y destino de su viaje y asientos disponibles. Quien necesite uno, aceptará y a modo de red social se pondrán en contacto. Nuevas maneras de viajar.
“Defensor de rodillas”: polémico y prohibido
En agosto pasado, durante un vuelo de United Airlines que iba de Nueva Jersey a Denver, en Estados Unidos, un pasajero decidió utilizar un dispositivo protector de rodillas llamado Knee Defender, que se engancha en el respaldo del asiento de adelante y evita que logre reclinarse. Argumentó que quería usar su computadora tranquilo, a pesar de que la azafata le pedía retirarlo. El episodio terminó con la pasajera de adelante tirándole un vaso de agua en la cara, y una pelea que obligó a desviar el vuelo para bajarlos. A partir de allí, varias aerolíneas lo han prohibido. Aquí, ni LAN ni Aerolíneas Argentinas tuvieron episodios de este tipo, por lo que no existe normativa alguna. El protector es un invento de Ira Goldman que se vende online a 22 dólares. A pesar de la polémica, el dispositivo se sigue vendiendo, ya que se trata de uno de los problemas por los que más quejas reciben las aerolíneas, según justifica su creador.