Con una meticulosidad casi quirúrgica, el Gobierno porteño avanza con la demolición de uno de los emblemas más significativos de la desidia, el abandono y la marginalidad que aún quedaban en pie en la Ciudad: el Elefante Blanco, Ubicado en la Villa 15 (Ciudad Oculta), en la zona de Villa Lugano, hasta el momento ya se demolieron cinco de los 14 pisos que tenía en total y parte de la entrada del que se presumía como un hospital modelo en América Latina. Los trabajos son realizados por dos pequeñas retroexcavadoras de manera casi manual y una altura de 25 metros. Se cree que la demolición, cuyo costo asciende a los $ 130 millones, estará terminada en septiembre de este año.
Respecto a las familias que habitaban en el lugar, unas 180 en total si se tiene en cuenta quienes vivían dentro y en los alrededores del Elefante Blanco, en un entorno dominado por la contaminación de residuos y aguas servidas, la mayoría aceptó los recursos ofrecidos por el Ejecutivo porteño a la hora de dejarlo. Mientras algunos de ellos recibieron subsidios económicos, otros, en cambio, aceptaron la ayuda ofrecida para trasladarse a otros barrios o la Provincia. Las negociaciones con los vecinos, en las que intervino la Defensoría del Pueblo, llevaron unos cinco años. Actualmente unos pocos vecinos aún permanecen en el lugar definiendo su situación en el marco de la mesa de negociaciones que lidera la jueza Elena Liberatori.
Nueva sede. Por otra parte, y al mismo tiempo que se desarrollan estos trabajos, continúan las obras de construcción del futuro Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño que comenzaron a fines del año pasado. Según informaron fuentes de la cartera que dirige Guadalupe Tagliaferri, se estima que el moderno edificio de tres pisos abrirá sus puertas entre marzo y abril del año que viene.
En la futura sede ministerial trabajarán unos 1.200 empleados y ocupará una superficie aproximada de 21 mil m2. Entre sus características se destaca la terraza verde, a la que podrán acceder los vecinos, un espacio cultural y hasta una sucursal del Banco Ciudad. En el predio donde se levantaba el Elefante Blanco también habrá un espacio público cuyo uso se determinará en los próximos meses a partir de la decisión que tomen los vecinos tras su participación en las mesas vecinales que se montaron al respecto. Las obras de construcción son llevadas adelante por el Ministerio de Desarrollo Urbano y demandarán una inversión de casi $ 500 millones. Hasta el momento ya se erigieron dos plantas.
Mejoras. El objetivo de levantar un ministerio en esa parte de la Ciudad apunta no solo a mejorar la calidad de vida de más de 25 mil habitantes que residen en el barrio actualmente, sino también a revitalizar una de las partes más postergadas de la zona de Villa Lugano, tal como ocurrió con otros barrios del sur porteño.
Con relación a las obras de infraestructura que se llevan a cabo se destacan la puesta en valor de las arterias principales y la construcción de calles, veredas, cordones, cunetas, luminarias; las redes pluviales, cloacales, eléctrica y de fibra óptica necesarias para que el barrio tenga acceso a los servicios como cualquier otro. “Es gratificante ver la reacción de los vecinos cuando, tras miles de promesas incumplidas, el mayor símbolo de la desidia y el abandono se va demoliendo poco a poco al tiempo que se mejora todo el entorno del barrio”, aseguró Tagliaferri.
Una postal del abandono que llegó al cine
Se proyectó como un emblema de la Salud Pública. Sin embargo, pocos años después de levantarse el esqueleto de cemento y hierro del Instituto de Tuberculosis, que se presumía como el más importante de América Latina, a mediados de la década del 50 su construcción se frenaba. Si bien en los dos primeros gobiernos del general Perón continuaron con las obras, el golpe de Estado de 1955 frenó para siempre su construcción. Con el crecimiento de la Villa 15 –Ciudad Oculta–, crecieron también las familias que se instalaron allí. En 2007 Jorge Telerman cedió el edificio a Madres de Plaza de Mayo, que instaló comedores y un jardín maternal.
En 2010, el cineasta Pablo Trapero filmó allí la película Elefante Blanco, que reflejó la crudeza de lo que significaba vivir en ese lugar.
