SOCIEDAD
CILE 2019

Video | Mirá el desopilante discurso de Marcos Mundstock en el Congreso de la Lengua

Con los característicos juegos semánticos y de palabras de Les Luthiers, el artista deleitó a los presentes con una presentación memorable.

Marcos Mundstock, miembro de Les Luthiers.
Marcos Mundstock, miembro de Les Luthiers. | Captura

Marcos Mundstock, uno de los integrantes emblemáticos de Les Luthiers, participó hoy del Congreso de la Lengua Española con una breve intervención que intentó recrear la matriz humorística del grupo a través de una exploración lúdica de la lengua que despertó una adhesión tibia entre el público, acaso porque sorpresivamente la participación del músico y humorista se concretó de manera virtual a partir de una pantalla instalada en el escenario.

La primera sorpresa se produjo poco antes de las 14 horas, cuando la gente que se había congregado en la puerta del Teatro Libertador General San Martín se enteró que el músico no estaría en la sala, aquejado por una dolencia en la pierna izquierda que lo mantuvo alejado de las últimas presentaciones de la agrupación.

Mundstock tampoco pudo participar de la presentación que Les Luthiers ofreció anoche al aire libre ante 24.000 personas, una actividad que los organizadores del Congreso organizaron para resaltar el sesgo flexible del acontecimiento y la amplitud de su convocatoria por fuera del público académico.

Quien sí se hizo presente en el escenario fue el periodista y escritor español Alex Grijelmo, que aplicó los recursos de su oficio para desplegar un relato de la trayectoria del grupo que alternó el humor con la cuantificación de sus hitos.

"Han ofrecido 7.563 presentaciones durante sus más de 50 años de trayectoria. Las risas promedio en cada uno de sus espectáculos suman 444 por función y a éstas han asistido en total 9.736.000 espectadores. Por tanto, las risas que Marcos ha contribuido a provocar, ya sea con sus guiones o con sus presentaciones en el escenario, suman 4.287.548.512 carcajadas. En números redondos, para los titulares de los periódicos, unos cuatro mil trescientos millones de risas.

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"¿Alguien da más? –interpeló el autor del mítico libro de estilo del periódico El País-. Sí, el propio Marcos, porque él lleva el humor de serie del mismo modo que los autos llevan de serie la rueda o la junta de la transmisión. A esos miles de millones de risas que acabamos de contabilizar se debe sumar las que provoca Marcos Mundstock a quienes le conocemos y tenemos la oportunidad de conversar con él de vez en cuando", consignó Télam.

El autor de "La seducción de las palabras" equiparó al integrante de Les Luthiers con un prestidigitador, porque "los chistes se le caen de los bolsillos con la habilidad del mago que, por mucho que los vacíe, siempre los tiene llenos".

"Hace unas semanas, quien les habla publicó su primera novela después de castigar a sus lectores con varios libros de ensayo sobre periodismo y divulgación lingüística. Cuando Marcos supo esa noticia escribió al autor aquí presente un whatsapp donde decía textualmente: 'Enhorabuena por la novela. Después de ocho libros de ensayos te habrá salido bien por fin", relató Grijelmo mientras el público acompañaba con risas el remate de la anécdota.

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Tras las palabras del periodista, la escena se desplazó hacia una gigantesca pantalla donde apareció en primer plano Mundstock, recortado sobre una ventana y con la mirada reclinada hacia las hojas que contenían su discurso. "Hola, buenos días, estimado público. Y me permito decir estimado público porque los organizadores estiman que hay en el recinto unas 800 personas", arrancó con su cavernoso registro vocal.

El mítico integrante de Les Luthiers encadenó un repertorio de ironías y juegos semánticos que si bien tuvo remates graciosos no alcanzó para hilvanar una secuencia hilarante, tal vez porque la ausencia de Mundstock en la sala le impidió aprovechar los matices que surgen del intercambio presencial. "Mi primer reclamo ante la Academia tiene que ver con un conflicto familiar. Durante años he presumido ante mi hija de conocer algunos secretos del idioma adquiridos en ámbitos tan dispares como la salita de locutores de Radio Municipal, las redacciones de agencias de publicidad y en el contexto de Les Luthiers", leyó. "Así le expliqué a Lucía que no se dice desapercibido sino inadvertido, que se debe decir 'delante de mí' y no 'delante mío', que las cosas se adecuan y no se adecúan, que no hay varias alternativas sino solo una alternativa con varias opciones, que algo 'podría ser' en lugar de 'pudiera ser', que no se dice 'te lo vuelvo a repetir' o que el que prevé lo que hace es prever y no preveer", prosiguió.

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"Mi hija me acaba de plantear que verifique mejor cada uno de esos supuestos errores porque muchos de ellos ya han sido admitidos o aceptados como lenguaje coloquial o regional y la estoy haciendo quedar mal con sus amigos", remató Mundstock, ironizando sobre la manera en que la Real Academia Española termina asimilando las transformaciones de la lengua. El humorista se dedicó después a la amplia gama de expresiones coloquiales que proponen unidades informales de medición del tiempo: "Propongo desde aquí una valoración más estricta de las unidades de tiempo del habla popular –planteó-. Ha que ordenarlas y codificarlas, asignarles a cada una un valor en comparación con las otras".

"Propongo que un 'en lo que canta un gallo' equivalga a 'dos santiamenes' y 'cuatro periquetes' y un 'me pareció un siglo' sea la 'cuarta parte de una eternidad –sugirió-. Pero si ya nos referimos a aquellas cosas de poca importancia, cuando alguien diga 'me importa un comino', más o menos querrá decir que le importa 'tres pepinos' o 'medio pimiento'", añadió. Mundstock "propuso" incorporar "formas más directas" con expresiones como "'donde manda capitán no manda marinero" que ha pedido sustituir por el más explícito "donde manda capitán hay que ir", o que en vez de "una golondrina no hace verano" apelar a "expresiones más vulgares" como "una golondrina no hace un carajo, con perdón de Gustavo Adolfo Bécquer".

El humorista también hizo una petición tanto a la Real Academia Española como al Instituto Cervantes para controlar la proliferación de libros de autoayuda: "Les propongo aprobar el desarrollo de los libros de autoayuda de última generación: libros de autolectura que se leen solos, uno los compra, los deja en la biblioteca y se leen solos. Es lo que hacemos todos al fin y al cabo", bromeó. Sobre el final, ironizó sobre su incursión en la escritura: "Un crítico dijo de mí que llamaba la atención 'su atrevida prosa'. '¿Pero cómo se atreve a escribir?', concluyó Mundstock.

EA