Que cada vez más hogares en las grandes ciudades conviven con ellos se sabe: sólo en la Ciudad de Buenos Aires, por poner un ejemplo, son más de 430 mil; y el país es el que más cantidad tiene por habitante (ver aparte). Pero más allá de las estadísticas, lo cierto es que los perros –de ellos se trata– ya se convirtieron en uno más de la familia y, en consecuencia, aparecen servicios cada vez más sofisticados para ellos, que incluyen desde el bienestar físico de las mascotas –con planes de entrenamiento y fitness, o un servicio de ambulancia– hasta retiros de fin de semana y colonia de vacaciones en un campo donde duermen la siesta en sillones y camas, y les festejan los cumpleaños como si fueran chicos.
María Eugenia Zuccaro –más conocida por su cuenta de Instagram @marufitvet, donde también da consejos– cambió su cuerpo y su vida hace tres años: abrazó el fitness, modificó su alimentación y empezó a entrenar y correr maratones, y quiso combinar el placer que experimentó con esos cambios con su actividad “formal”, la de veterinaria.
“Empecé a correr con mi perro, Pepe, que es muy activo; y me di cuenta de que eso de compartir una actividad física con tu mascota está muy bien”, relata. Así, armó su propio programa de entrenamiento y empezó a ofrecérselo a otros, a quienes no sólo les arma el plan de fitness; sino que busca que “los dueños entiendan que sus mascotas, urbanas y sedentarias adoptan los mismos malos hábitos que ellos: más del 50% de los perros en Buenos Aires tiene sobrepeso, y problemas que adquieren de nosotros: ansiedad, estrés, miedos”, explica.
El plan que arma Zuccaro es integral: conoce primero a su ‘paciente’, pregunta qué es lo que busca el dueño –bajar de peso, tratar de canalizar un mal comportamiento, o simplemente compartir una actividad física juntos, como caminar o nadar–. También hace chequeos cardiológicos, análisis de sangre y huesos, y un programa de alimentación. El tratamiento –que puede llegar a costar hasta $ 1.000 por mes– incluye segumientos en el consultorio. Sus clientes son, en su mayoría, mujeres de entre 20 y 40, a quienes les interesa el fitness; o los hijos jóvenes de familias que quieren que sus perros estén bien entrenados. “No se trata de sólo cambiar el alimento y hacer que bajen de peso, eso es lo más fácil”, resume.
Bien educados. La Manada no es sólo una “guardería” de perros, es mucho más que eso: Francisco García Ibar empezó con ese proyecto hace 15 años, cuando empezó a trabajar de adiestrador y paseador; y en una chacra en Lima, cerca de Zárate, organiza retiros de fin de semana para perros y colonias de vacaciones –con todos los lujos– durante el verano y el invierno, que cuestan unos $ 650 diarios.
En los últimos dos años, se duplicaron las consultas de su servicio, que define como “un hospedaje de campo para perros bien educados”. Y recalca que “mis clientes son personas que los tratan como si fueran sus hijos, y aquí buscamos eso, darles el mismo tratamiento. Yo apunto a la gente que está comprometida con la educación y salud del perro. No solamente darle amor, sino educarlo y estar encima de ellos. Eso genera, a la larga, perros equilibrados”.
Allí, las mascotas no sólo se quedan, sino que también comparten como si fueran, literalmente, chicos jugando. “El campo tiene muchos estímulos naturales, donde ellos pueden tomar decisiones, seguir una huella, ser libres”, cuenta. Gabriela Ventura vive en Belgrano, y hace seis meses que lleva a Charlotte, su labradora de once años, a La Manada los fines de semana.“Yo necesitaba solucionar su cuidado, porque me iba a un club con mis hijos donde no aceptaban perros. Para mí es como una hija y me encanta verla disfrutar. Prefiero verla al aire libre, no encerrada en un departamento. Allí hasta le organizaron su fiesta de cumpleaños con una torta con velitas y juegos especiales”, recuerda.
En el predio García Ibar hace caminatas “para tener al grupo unido y todos con las energías equilibradas y parejas”, y a la hora de acostarse, usan sillones y camas que ellos mismos eligen. Y en el verano, además, hay aire acondicionado y se habilita un tanque australiano donde los perros pueden nadar, con trampolines para que hagan piruetas. Comen todos juntos en una “cantina”.
Ranking mascotero
Los argentinos son fanáticos de los perros, y además, los que más perros por habitante tienen en la región.
El dato se desprende del estudio de GFK Global sobre mascotas, que dice que el 66% de los argentinos tiene un perro –el doble de la media mundial–, y que la consultora Focus Market usó para dar cuenta del perfil de estos dueños y sus gastos.
“A partir de estos datos es interesante ver cómo los hogares unipersonales vienen creciendo en los últimos años, superando a los de tres a cuatro personas, donde el perro pasó de ser un miembro más de la familia a ser la familia”, dice Damián Di Pace, de Focus Market. “Sobre todo si pensamos en jóvenes con independencia económica, o adultos que se separan y buscan tener una mascota”.
Son ellos quienes gastan un 60% más en sus mascotas –puede rondar hasta los $ 2 mil, entre gastos de veterinario, paseador, comida, vacunas, hasta peluquería canina, por ejemplo.
Veterinaria sobre ruedas
Hace 12 años, a Gustavo Daniel Martínez, médico veterinario, lo empezaron a llamar para hacer atenciones a domicilio en countries del Gran Buenos Aires, mientras mantenía a sus pacientes en Recoleta. Y se le ocurrió que podía unificar esa atención ofreciendo un servicio que, hasta ahora, dice, sigue siendo “el único”: Vet on Wheels, una ambulancia para mascotas, donde puede ocuparse de los perros con el mismo nivel que en una veterinaria tradicional, por el doble del costo en un consultorio. La medicación y los estudios van aparte. Y puede hacer operaciones de mediana complejidad, y trabajar con anestesista. “Sólo derivo a internación cuando hay que hacer ciertas prácticas, como hidroterapia; o cirugías muy complejas”, describe.