Cuatro argentinos que habían viajado al exterior y coincidieron en Paraguay fueron protagonistas de una odisea al arribar al país por uno de los puentes ilegales que conectan al país guaraní con la provincia de Formosa. Los jóvenes relataron que tenían pasajes de avión pero las aerolíneas les habían postergado los vuelos. Por ese motivo, decidieron tomar una vía alternativa para volver al territorio nacional.
Durante los cierres de fronteras que decidió implementar el gobierno nacional a cargo de la oficina de Migraciones con el objetivo de frenar el ingreso de las diferentes cepas del Covid-19, el tema de los "varados en el exterior" ocupó durante semanas la agenda mediática y las acusaciones cruzadas entre el oficialismo y la oposición. Con el avance de la vacunación, muchas aperturas fronterizas empezaron a abrirse y el ejecutivo nacional comenzó a levantar las restricciones de ingresos y egresos del país. Sin embargo, esto no sucedió no en todos los casos.
Por eso el canciller de Paraguay, Euclides Acevedo Candia, se va a reunir este mediodía con su par argentino, Santiago Cafiero, para abordar este tema entre tantos otros. "Lo más urgente es la reapertura de la frontera", afirmó el funcionario en varios medios paraguayos marcando por donde versaría una parte del diálogo con el ex jefe de Gabinete.
Sin noticias nuevas sobre la apertura, la urgencia por el regreso y la postergación de sus vuelos, los cuatro argentinos que tuvieron como terminal común a Paraguay decidieron que había que volver como fuera. "Teníamos los pasajes ya pagados, pero la aerolínea nos empezó a postergar el vuelo: nos ofrecían volver un mes después de la fecha original", le dijo uno de los varados a NA.
Los viajeros se encontraron en el Aeropuerto Internacional de Asunción Silvio Pettirossi y dialogando coincidieron en la necesidad impostergable de cruzar la frontera para pisar territorio argentino.
Indagando, los jóvenes descubrieron que tendrían que apelar a cualquier esquema de viaje para regresar a la madre patria. Y fue ahí cuando apareció un dato. Uno de los viajeros se hizo con el contacto de un "pasero", una especie de regente de los caminos ilegales que conectan Paraguay y Formosa a través del Río Pilcomayo. Por supuesto, se trataba de algo ilegal, de un delito, pero también de una práctica usual en las inmediaciones del río.
Para tener en cuenta algunos números, en el mes de julio un operativo de la Armada Paraguaya a través de la Prefectura General Naval, la Policía Nacional y COIA, destruyó 13 puentes clandestinos que se habían montado por encima del agua para frenar los traspasos ilegales de personas pero también de mercadería. El modus operandi funciona de manera tan aceitada que las precarias conexiones se siguen construyendo.
El cruce
Finalmente, los viajeros hicieron contacto con el hombre que tenía las llaves de su regreso al país. En el Aeropuerto Silvio Pettirossi se presentó el pasero y los acercó hasta las orillas del Pilcomayo, donde se encontraba montado un puente construido por pallets de madera. Allí debieron arriesgarse a volver estos argentinos con su equipaje y el peligro inminente de que las autoridades fronterizas los detuvieran.
"Una vez que cruzamos, otra camioneta nos llevó hasta Clorinda y ahí terminó la odisea", dijo otro de los jóvenes que participó del cruce. El negocio del pasero estaba tan aceitado que tenía vehículos en ambos lados de la frontera. "Lo bueno fue que nos hizo precio, porque al principio eran 100 dólares cada uno", dijo otro de los jóvenes luego de reconocer que el servicio les había costado 50 dólares per cápita.
Esta historia que arrancó en el aeropuerto Pettirosi culminó en la terminal de micros de Clorinda, donde estos argentinos que protagonizaron una odisea ilegal para volver al país separaron sus caminos.
GI/FL