SOCIEDAD
Efemérides 31 de mayo

Walt Whitman, el poeta que describió el "american way of life"

El autor de “Canto de mí mismo” es el gran poeta nacional de Estados Unidos. Sus poemas son un buen punto de partida para comprender el afán autorreferencial y el espíritu de lucha constante de la sociedad norteamericana. Nació hace 203 años, pero su influencia sigue siendo inmensa.

 Walt Whitman 20220530
Walt Whitman. | Shutterstock twitter

Un 31 de mayo del lejano 1819 nació Walter “Walt” Whitman, el poeta señalado por todos cuando se pregunta ¿por dónde se comienza a comprender el modo de ser de los norteamericanos? 

Walt Whitman es el gran poeta estadounidense de la segunda mitad del siglo XIX, su mayor legado fue la poesía y su obra cumbre, Hojas de hierba, un libro que, al principio, se tuvo que pagar el mismo y que arrancó en 1855 con 12 poemas. 

Cuando Whitman murió de bronquitis en 1892, Hojas de hierba ya reunía 400 poemas y era una obra de cuarenta años de escritura y reescritura.

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Allí están “Canto de mí mismo”, “De la cuna que se mece eternamente”, “Oh capitán, mi capitán!”, “Hacia el jardín del mundo”, “A ti” y tantas otras celebraciones de la poseía con verso libre que encontraron en Whitman un padre adoptivo –y no un creador, como tantas veces se dijo-.

Whitman y Oscar Wilde,Emerson, Borges y Neruda 20220530
Oscar Wilde (der.) tiró nafta al fuego cuando escribió: "“Todavía guardo el beso de Walt Whitman sobre mis labios”.

 

Whitman y el american way of life

  • “Creo que una hoja de hierba, no es menos / que el día de trabajo de las estrellas, /y que una hormiga es perfecta”
  •  “¿Qué hay de bueno en todo esto? (…) Que estás aquí, que existen la vida y la identidad”
  • “Me celebro y me canto a mí mismo. / Y lo que yo asuma tú también habrás de asumir, / pues cada átomo mío es también tuyo”
  • “Que se callen los credos y las escuelas, / Que retrocedan un momento, conscientes de lo que son y / Sin olvidarlo nunca. / Me brindo al bien y al mal, me permito hablar hasta correr peligro. / Naturaleza sin freno, original energía”. 
  • “Todos dicen: es glorioso ganar una batalla. / Pues yo digo que es tan glorioso perderla. / ¡Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan!”
  • “No hay nadie que no te haya encontrado imperfecto, sólo yo no hallo en ti imperfecciones, / no hay nadie que no haya querido esclavizarte, yo soy el único que no aceptará tu servidumbre”

Sus odas a la vida natural, sin símbolos ni alegorías, lejos de parecer simples, ofuscaron. Y sonó a cachetada ese desenfado de Walt Whitman de escribir en primera persona en una sociedad desangrándose por llegar al “nosotros”. 

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Hojas de hierba, su obra cumbre, reescrita y editada hasta el final de sus días.

Ventilar en sus versos sus íntimas preferencias homosexuales sólo mereció que lo llamaran” obsceno” y no sólo fue censurado sino acusado de sodomía en una en las escuelas donde daba clases.

Empero con los años y el reconocimiento literario de las grandes plumas de la patria, Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau, entre varios, sus compatriotas terminaron comprendiendo su épica ciudadana y le perdonaron sus “deslices”. 
Aunque su fe en la fuerza del hombre no tenía fisuras, Walt Whitman fue un mar de contradicciones.

Curiosamente mereció la admiración de figuras tan disímiles como Jorge Luis Borges, Vicente Huidobro, Henry Miller, Rubén Darío, Allen Ginsberg y Pablo Neruda, entre muchos más.


Whitman el norteamericano


Aunque fue un escritor precoz, tuvo que trabajar desde los 12 años y fue desde cadete en un bufete de abogados hasta enfermero en la Guerra de Secesión. Aunque los trabajos no le duraban, fue pasando por una y otra imprenta, aprendiendo el oficio que finalmente le permitió llevar a las librerías sus propias publicaciones.

Abraham Lincoln
Walt Whitman dedicó Oh capitán al asesinado presidente Abraham Lincoln quien, en 1865, dejó sin capitán a la "tripulación".

Como todas las grandes vidas, la suya fue de lucha. Nació en Long Island y tuvo ocho hermanos. Sus padres –él británico y ella, holandesa- eran cuáqueros y tan patriotas que a la mayoría de sus hijos varones les pusieron el nombre de los presidentes de Estados Unidos. 

A Walt Whitman, que fue el segundo, le tocó llamarse como su padre y pronto se impuso “Walt”, para no confundirse.
Su infancia estuvo llena de mudanzas y estrecheces económicas, pero toda su vida giró en torno a los estados de Nueva York y Nueva Jersey.

Unionista y a la vez admirador de Abraham Lincoln, sin Walt Whitman no podría entenderse esa épica del estadounidense común y corriente que tomó las armas y se entregó a las grandes batallas para forjar una nación, la suya. 

Whitman y Oscar Wilde,Emerson, Borges y Neruda 20220530
Ralph Waldo Emerson, Jorge Luis Borges y Pablo Nerudo fueron algunos de sus disímiles admiradores.

En muchos sentidos, Walt Whitman fue el promotor del american way of life y del self made man, que tanto enorgullecen a la potencia del Hemisferio Norte.

No son pocos quienes piensan que para comprender el espíritu norteamericano habría que leer Hojas de hierba. El prestigioso crítico Harold Bloom, por ejemplo: “Si eres estadounidense, entonces Walter Whitman es tu padre y tu madre imaginarios”, escribió.

 

Estados Unidos, Whitman y la esclavitud


Al principio, Whitman se oponía al abolicionismo (derogar la esclavitud), pero sobre todo porque consideraba que esa postura era tan “burocrática” que entorpecía el verdadero propósito de la democracia. Sin embargo, los años y la historia le hicieron cambiar de idea. 
En 1856 le recomendó a los sureños: "O abolen la esclavitud o ésta los abolirá a ustedes". Aún así, otra curiosidad, siguió pensando que los afroamericanos no deberían votar. 

 

Whitman y la homosexualidad


La literatura dedicó inútiles ríos de tinta a dilucidar si Walt Whitman era homosexual o bisexual. Se hicieron catálogos de sus amoríos, en los que se enlistaron anónimos y famosos, como el irlandés Oscar Wilde, que fue parte de su círculo de admiradores. 

“Todavía guardo el beso de Walt Whitman sobre mis labios”, escribió Wilde, sin privarse de tirar la piedra de la discordia, a pesar de que la homosexualidad le habían costado la cárcel, la condena social, el exilio y una familia entera. 

Varias veces se asoció a Walt Whitman con la templanza y, de hecho, fue portavoz del Movimiento por la Templanza. Hasta los 30 años nunca tomó una gota de alcohol, pero claro, cambió de idea, a pesar de que públicamente proponía prohibirlo.

Una de sus primeros escritos fue la novela Franklin Evans (1842) que, precisamente, promueve la templanza que se logra estando lejos del alcohol. Años más tarde, maldijo el día en que publicó esa obra que –confesó- sólo le llevó tres días de soledad y borracheras. Y fue, desde luego, sólo por dinero.

En el siglo XIX, Whitman fue un renacentista tardío. No creía en ninguna religión y, a la vez, le dedicó interminables horas de estudio a todas. Lo de él, en definitiva, era la fe en el hombre.

Como un renacentista moderno, Whitman estaba muy lejos de ser un héroe, pero se hizo solo y cantó sobre sí mismo. Y con eso era suficiente para inspirar a toda una nación.
 

MM/fl