Sergio Sánchez, el cartonero de Villa Fiorito que viajó a Roma a la asunción del papa Francisco por pedido de la propia Iglesia, estuvo a la par del sumo pontífice mientras éste saludaba a los jefes de Estado de todo el mundo. “Tenemos un gran enlace porque defendió siempre a los trabajadores y a los excluidos”, dijo por televisión desde la plaza San Pedro.
Vestido con su uniforme de cartonero de la Ciudad de Buenos Aires, y junto al maestro José del Corral, también amigo del ahora excardenal Jorge Bergoglio por su preocupación por la educación, Sánchez contó cómo Francisco siempre estuvo cerca de la lucha de los cartoneros y trabajadores.
“Trabajamos juntos contra el trabajo esclavo, por la prostitución y por los excluidos, lo vimos siempre en la Plaza Constitución, donde todos los años daba misa para costureros y recuperadores. No sabemos quien va a quedar a cargo de eso ahora, pero nosotros vamos a luchar para que alguien siempre luche por eso”, señaló.
Y contó que, si bien ahora es difícil hablar con él y verlo como lo hacían antes, los cartoneros sienten que “no se va a olvidar de nosotros”. “Vine en representación de todos los cartoneros, porque somos personas que lo seguimos y él nos sigue en las locuras nuestras a todas lados”, señaló, en referencia a su lucha contra el trabajo esclavo.
Por su parte, el maestro José del Corral, contó que es amigo de Bergoglio y que llevaba puesto en ese momento un guardapolvos que el propio Francisco se puso, ante miles de estudiantes, en un acto en Plaza de Mayo por la ley Buenos Aires Ciudad Educativa. “Yo se lo di y él se animó a ponérselo delante de todos”, contó, eufórico.
Y relató que Francisco siempre fue muy atento a todos los detalles. “Era muy cercano, llamaba y preguntaba hasta por Lucas mi hijo, estaba en todos los detalles, no se como hacía para estar en todos los detalles”, contó. Y agregó: “La última vez que me llamó fue para despedirse: ‘me voy al cónclave’, me dijo, y yo le contesté: ‘bueno, entonces voy preparando el bolso’, y eso hice y aquí estoy”.
Y relató que cuando lo encontró hoy, ya siendo el papa Francisco, lo abrazó y se puso a llorar. “Ahí nos pidió a Sergio y a mí que nos quedemos a un costado de él mientras saludaba a los mandatarios, que nos quedemos a su lado porque somos sus amores”.