SOCIEDAD
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El videojuego furor en el mundo reunió 5 mil fans para su primera final en vivo en el país

Dos equipos –con un argentino cada uno– se disputaron un lugar en el mundial de China. Los jugadores tienen hasta 25 años, son profesionales y se cotizan como si fueran futbolistas.

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A tope. El estadio DirectTV Arena, ayer a la tarde, durante una de las partidas en vivo de la final regional. El evento duró cinco horas. | piemonte

Ya no son más una “tribu” aislada que se encierra a jugar: los videojuegos furor alcanzan a tanta gente que se convirtieron en nuevas disciplinas deportivas. Tanto, que ya tienen un segmento propio (se los llama e-sports) en TV y en la web, y las competencias, que se libran online, se transmiten con relatores y comentaristas, y se juegan en estadios al mismo nivel que cualquier final de fútbol. Los jugadores ya son profesionales, con managers, esponsors y millones de fans. Este fenómeno, furor en Asia y Estados Unidos, ya pisa fuerte en Argentina.

¿La prueba? Durante todo el día de ayer, el país fue sede por primera vez de la final de la Copa Latinoamericana Sur de League of Legends (LoL), el videojuego de estrategia y batalla más jugado en todo el mundo (ver aparte). Fue en el DirectTV Arena, en Tortuguitas, donde 5 mil personas de toda la región pagaron entradas de hasta $ 300 para alentar a los equipos Isurus Gaming y Kaos Gaming.

El evento fue transmitido en vivo por ESPN+, la red gamer Twitch y Youtube. Y además, los asistentes pidieron autógrafos y se sacaron fotos con los jugadores y más de cien cosplayers, fanáticos que personifican al detalle a sus figuras preferidas.

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En total, fueron cinco partidas donde ambos equipos se disputaron un premio de US$ 20 mil, y el pase directo al mundial de China, que será del 23 de septiembre al 4 de noviembre. Allí se definirá al mejor equipo de LoL del mundo, ante 90 mil fans y, esta vez, habrá un millón de dólares en juego.

“En Sudamérica todavía somos relativamente nuevos, pero hay potencial. Tenemos muchas expectativas y confiamos en la calidad de nuestros jugadores”, dice entusiasmado Javier España (35), productor regional de Riot Games, la empresa creadora de LoL que tiene oficinas en 16 países, y asegura que, aquí, “los más destacados son los argentinos y los chilenos”.

El juego. Dentro de las competencias en línea, League of Legends es el juego más popular, con más de 100 millones de usuarios conectados por mes. “Pegó mucho porque es gratuito, y por su actualización permanente, que hace que ninguna partida sea igual a la otra”, explica Santiago Kegevic (33), otro de los representantes de Riot Games en el Cono Sur. “Siempre se juega en equipos de cinco personas, con el mismo nivel de experiencia, donde cada una elige a un personaje y se pone un nombre de fantasía”, suma.

Lo único que se cobra aparte son todos los elementos que cada jugador quiera agregar para personalizar a su figura de acción. “Es un juego para divertirse con amigos, pero en la liga profesional, los gamers viven de esto”, cuenta Kegevic.

Para llegar a ser profesional se deben cumplir dos condiciones: ser mayor de edad y estar dentro de los 200 mejores jugadores en línea. “La mejor manera de entrar es jugar, y mucho, ya sea con amigos o solo. En algunos casos, los chicos son tan buenos que los contratos les llegan el mismo día que cumplen los 18 años”, dice España.

Otra forma de captarlos es a través de torneos universitarios, donde incluso se ofrecen becas para terminar los estudios como premio a los mejores competidores.

Así, el juego se convierte en un trabajo: tienen un sueldo y durante los campeonatos deben mudarse a una “Gaming House” (casa de jugadores), para tener entrenamiento permanente (ver aparte). La Liga le da a cada uno un mínimo de mil dólares para que se puedan mantener, pero cada uno tiene sponsors propios, y el salario final puede llegar a triplicarse. Y los jugadores se vuelven estrellas, y sus pases se disputan y pueden ser comprados por otros equipos, como sucede en el fútbol.

Todo por el fanatismo que despierta desplegar estrategias detrás de un personaje de fantasía en una pantalla.

“Para competir en las grandes ligas, hay que trabajar duro”, dice el gamer estrella. “Al principio me costó estar lejos de mi casa y de mi familia, pero esto es lo que más me gusta hacer y quiero dedicarme al 100%”, dice Leandro Marcos –o Newbie, como se hace llamar en LoL–, un riojano de 20 años que, apenas se enteró de que había sido contratado por Isurus Gaming, armó las valijas y se fue a vivir a Santiago de Chile para entrenar de forma profesional.

Es que, como dice Marcos, “para competir en las grandes ligas de los e-sports hay que trabajar duro”: ante cada torneo, los equipos deben concentrar y convivir por varios meses en la sede en Santiago de Chile, totalmente equipada para que los chicos puedan practicar. Deben cumplir con un estricto entrenamiento de 10 horas, seis días a la semana, con sólo los sábados libres para renovar energías.

Todo sucede en una casa de habitaciones compartidas, con espacios comunes como el living, la cocina y la sala principal, donde pasan la mayor parte de su tiempo, que además de escritorios, sillas cómodas, computadoras y audífonos, tiene una gran pizarra donde el entrenador corrige y plantea nuevas jugadas. “La idea es que los chicos no se preocupen por nada, y sólo tengan la cabeza en el juego”, explica Facundo Calabró, mánager de Isurus Gaming. Y agrega: “Si bien nuestro foco está puesto en que mejoren la competitividad, nos importa que estén bien a nivel corporal, emocional y respeten los momentos de descanso”. Es que los jugadores, además de pasar su tiempo frente a la computadora, tienen que cumplir con una dieta sana, asistir a sesiones de kinesiología para prevenir lesiones en manos y brazos, y están acompañados por psicólogos.

“Me gusta convivir con los chicos, nos volvimos una gran familia”, cuenta Marcos.

Y recuerda que al principio sus papás tenían dudas sobre la elección de vida que había hecho su hijo. “No entendían de qué se trataba, si era algo realmente serio, pero cuando vieron que me podía ir bien, y que podía vivir de esto, me terminaron apoyando”, recuerda el joven, que descubrió su pasión por los videojuegos desde que era muy chico.

Los jugadores profesionales tienen en promedio entre 18 y 28 años. Cuando no concentran, vuelven a sus países de origen y todos tienen una vida personal como cualquiera. “En mi caso, mi novia se convirtió en un gran pilar para mí, no podría hacer esto sin su apoyo”, cuenta Newbie. Una vez que se retiran, los gamers eligen distintos caminos: desde seguir en la industria de los e-sports como entrenadores o asesores, o algunos, incluso vuelven a su vida habitual y estudian una carrera.