Emilio Ogñénovich se hizo famoso en la historia argentina como uno de los representantes del ala más dura del culto católico en el delicado período de recuperación de la democracia, luego de la última dictadura militar entre 1976 y 1983.
Había nacido el 25 de enero de 1923, hace un siglo, en la ciudad de Olavarría, provincia de Buenos Aires. Provenía de una familia de inmigrantes de Croacia y Montenegro.
Fue ordenado obispo en noviembre de 1979 en la catedral de Bahía Blanca, por Monseñor Jorge Mayer, entonces arzobispo de esa archidiócesis. Luego fue obispo de Nueve de Julio y obispo de Mar del Plata.
A mediados de 1982 fue trasladado como obispo a Mercedes-Luján, distrito que fue elevado a sela categoría de arquidiócesis durante su gestión, en la que, desde luego, fue promovido a arzobispo. Conservó ese cargo hasta 1997 y luego, en marzo de 2000 se retiró de la actividad eclesiástica.
Ogñenovich contra Alfonsín
En 1987, cuando ya era obispo de Mercedes, Emilio Ogñenovich organizó una procesión hacia Plaza de Mayo, encabezada por una imagen de la Virgen de Lujan, para manifestarse en contra de la ley de divorcio vincular que comenzaba a ser tema de discusión en el Congreso, impulsada por el propio presidente electo de la república, el Dr. Ricardo Alfonsín.
La marcha, sin embargo, tuvo más repercusiones escandalosas que asistentes y Ogñenovich acusó a otros obispos ausentes de haberlo traicionado.
Dos años más tarde, durante la campaña proselitista por la gobernación de Buenos Aires, apoyó públicamente al candidato peronista Carlos Ruckauf no sin antes “acusar” a la otra aspirante al cargo, Graciela Fernández Meijide, de respaldar el aborto elaborando un proyecto.
Durante esos años, la Iglesia Católica no cesaba de presionar a Raúl Alfonsín para que vetara la iniciativa contra el divorcio vincular, cosa que logró hasta que finalmente fue sancionada el 8 de junio de 1987.
Marchas contra la potestad compartida
Tiempo antes, en 1985, la Iglesia también se pronunció en contra de la Patria potestad compartida.
Ese año había sido sancionada la Ley 23.264 que reconoce la igualdad de hombres y mujeres sobre los hijos. La Iglesia católica se oponía porque la ley daba igualdad de derechos a los hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio. En ese caso, decían, ¿de qué servía el matrimonio por Iglesia, la bendición de Dios? Consideraban que la medida desacralizaba un sacramento.
El enfrentamiento entre Alfonsín y el ala dura de la Iglesia recrudeció cuando el presidente promovió la Ley 23.515 de divorcio vincular, finalmente sancionada en junio de 1987, con la cúpula eclesiástica en contra.
El tema se había instalado en la agenda política y social argentina hacía un siglo, en 1888 con Juárez Celman y luego Juan Domingo Perón intentó reflotarlo en 1954, sin apoyo.
Finalmente la ley de divorcio se sancionó en medio de una campaña de casi un año de duración, orquestada por Emilio Ogñenovich “en defensa de la familia”.