“Un cordobés discapacitado motor, de 59 años, pedalea entre las cumbres más altas del mundo, en la cordillera del Himalaya”. Claramente, la frase anterior parece un imposible. Pero es exactamente lo que sintetiza a Jean Maggi, un mediterráneo sesentón, a quien la poliomielitis dejó una discapacidad motriz antes de cumplir un año. Y la vida volvió a ensañarse cuando, a los 37, sufrió un infarto. A ese evento lo define como su segundo nacimiento y le disparó un cambio de vida completo: “Yo tenía sobrepeso, fumaba y tomaba bastante y no me cuidaba nada. Pero a partir de esa situación empecé a entrenar en forma sistemática y a practicar diferentes deportes adaptados, en forma intensiva”, le contó a PERFIL desde su Córdoba natal.
Así, Jean –ya sea apoyado en bastones, sobre sus órtesis (un tipo de prótesis) “biónicas”o montado en su “handbike” (bici adaptada para pedalear con las manos)– corrió 11 maratones de 42 kilómetros. De hecho, acaba de regresar de competir en la de Nueva York. También estuvo en una carrera, Ironman, y se atrevió a cruzar los Andes a caballo. Su aventura más llamativa fue bicicletear a lo largo de la ruta más elevada del mundo, en Asia, durante 11 días, atravesando pasos a más de 5.600 metros de altura. Además, en 2010 representó a la Argentina en las competencias paraolímpicas de invierno en Vancouver y, desde su silla de ruedas deportiva, practicó básquetbol, tenis y golf.
Su próximo objetivo personal otra vez apunta alto: entrena para viajar al espacio como pasajero en alguna de las nuevas empresas que ofrecen cohetes para hacer turismo espacial. Más que un sueño lejano, ya completó parte del entrenamiento requerido en un centro de EE.UU. y planea hacerlo a fines de 2022 o principios de 2023.
Parte de este tránsito de renovación personal se revela en el documental que protagonizó, dirigido nada menos que por Juan José Campanella y que hoy se ve en Netflix.
Tras su “renacimiento” cardíaco, el mayor cambio fue de objetivo de vida. Vendió su empresa de informática y comenzó regularmente una vida sana y deportiva.
En 2016, armó la Fundación Jean Maggi, una ONG que se dedica a fabricar y entregar en donación bicicletas adaptadas a personas con discapacidad motriz, con el objetivo de facilitarles la autonomía y los desplazamientos. Pero para ser consecuente con su visión la diseñó con una particularidad: sus 13 trabajadores son personas discapacitadas que encontraron en la Fundación la dignidad del trabajo y también el sustento económico.
Actualmente, la ONG está embarcada en un proyecto más que ambicioso: la entrega del primer millar de bicis adaptadas, que ya comenzaron a ser enviadas a personas de todas la edades, siempre que tengan una discapacidad motriz, o intelectual, leve.
“Recibimos postulaciones de todas las provincias y un equipo selecciona a quién le donamos cada bici. La idea es que quien la reciba pueda usarla en forma autónoma, no impulsado o guiado por un familiar o cuidador. Queremos empoderar la vida de cada persona con discapacidad”.
Fabricar y entregar esas primeras mil bicicletas especiales implicó un monto de alrededor de $ 45 millones, cifra que recaudaron íntegramente por medio de donaciones y apoyos de todo el mundo.
Convivencia
En su duro derrotero personal, Jean Maggi atravesó un largo aprendizaje. Y por eso afirma que no le parece correcto hablar de “inclusión” en materia de discapacidad: “Inclusión es una palabra horrible, es otra cosa. Yo creo que con los discapacitados deberíamos habla de ‘convivencia’ de personas”.
También destacó que, pese a que en todo el mundo la mirada sobre esta situación está cambiando, todavía queda mucho por recorrer, especialmente en Argentina.
—¿Por qué?
—Basta con ver lo difícil que se le hace a un discapacitado motor moverse en cualquier ciudad argentina. A pesar de que se ven más rampas, las veredas están rotas, en las calles siempre hay un pozo y muchísimas casas tienen escalones difíciles de superar”.
En ese sentido, Jean considera que hay mucho por hacer, especialmente desde el Estado, tanto en materia de facilitar la movilidad y el transporte como en su incorporación al trabajo formal. “Habría que pensar en algún tipo de régimen legal que sea más efectivo para facilitar y premiar económicamente a las empresas que contraten personas con discapacidad”.
Pero también hay que cambiar pensamientos y conductas sociales. “No está bien que a los discapacitados se les tenga ‘lástima’, algo que recuerdo haber sentido intensamente hasta los 37 años, cuando decidí cambiar mi manera de percibirlo”, explicó Jean. Y concluyó: “Hoy la discapacidad necesita atravesar una revolución, que se la vuelva a pensar, facilitar y respetar. Algo parecido a lo que pasó en los últimos años en los que se dejó atrás el racismo o la discriminación sexual”.
Superadaptados: para entender mejor
Esta semana, la Fundación de Maggi estrenó un nuevo documental: Superadaptados. Se trata de un segundo film, esta vez protagonizado por los operarios discapacitados que trabajan en la Fundación. Y el video muestra las labores cotidianas que realizan en la fábrica de bicicletas adaptadas. También producido por Juan José Campanella, en este material –que publican en YouTube en forma gratuita– se repasa la trayectoria de la Fundación y su proyecto para convertirse en fabricantes y donadores de bicicletas adaptadas para la discapacidad. De hecho, acaban de anunciar que lograron –mediante donaciones– recaudar la totalidad de los fondos para armar las primeras mil bicicletas adaptadas, y ya empezaron a entregar las primeras 500, que irán para discapacitados cordobeses y de provincias aledañas.