A más de un año de que Uruguay comenzara a vender marihuana recreativa en farmacias, y luego de que este verano se impusiera el turismo cannábico en balnearios como Punta del Este, ahora las empresas apuestan a crear productos a partir de la planta, desde yerbas y cervezas, cremas, hasta anteojos de sol.
“La idea primero es hacer aceites medicinales, luego cremas y por último la gama de alimentos, que no tiene psicoactivos, y que incluye a la cerveza que se vende bien en Europa, un aromatizante para producir fideos; y helados de cannabis”, cuenta Susana Tchemeyán, química farmacéutica al frente del proyecto del empresario Alfredo Dupetit –quien ya vende este tipo de productos cannábicos en Alemania–. A finales de este mes presentarán la documentación al Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) y en el Ministerio de Salud, y esperan comercializar los productos a finales de este año. Tchemeyán también coordinó los estudios de laboratorio para que salieran a la venta las primeras yerbas de cannabis, La Abuelita y Cosentina.
Otro de los proyectos cannábicos es Alt3rlab, el emprendimiento que imprime anteojos de sol en 3D, hechos a base de las fibras del cáñamo, un material que se extrae del tallo de la planta, que costarán unos US$ 100. “Vamos a lanzar
nuestras gafas de sol de cáñamo este verano”, cuenta Víctor Villaconti, ingeniero industrial santafesino a cargo del proyecto junto a su socio italiano, Andrea Balice, quien aporta que “el objetivo fue generar un valor agregado a un material desechado. Todos apuntan a producir aceite medicinal, sacan las flores y tiran el resto de la planta. Entonces dijimos: ‘¡Hagamos bioplástico!”. Un fardo de una tonelada de cáñamo cuesta US$ 60, mientras que una tonelada de bioplástico sale US$ 55 mil”, dice.
Licencias. Según cuenta Martín Rodríguez, director ejecutivo del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), desde que se empezó a vender en farmacias, Uruguay percibió U$S 400 mil por las licencias que otorgó a dos empresas para la venta, International Cannabis Corp. y Simbiosys. “La recaudación está en la actividad”, aporta Sergio Vázquez, del Ministerio de Ganadería. Por eso, la apuesta ahora es a los productos.
MedicPlast fue la primera empresa en conseguir este año una licencia para vender cosméticos hechos a partir del cannabis. “La crema es antiinflamatoria y también sirve para la artrosis”, dice Armando Blankeider, su dueño. Por su parte, Patricia Motta también hace jabones y cremas, que vende “en un 95% a turistas”. “Están todos fascinados con la marihuana legal, vienen con la idea de que es Amsterdam”, cuenta la emprendedora que recibió apoyo de la cámara de comercio local.