SOCIEDAD
SIGUE LA POLÉMICA

Muerte y entierro de animales: las dudas que persisten en el Ecoparque porteño

Hace días, la Justicia allanó el predio para constatar el estado de la elefanta Mara y los bisontes. Investigan porqué los restos de una rinoceronta y una jirafa fueron enterrados en el terreno de Palermo. Perfil recorrió el lugar.

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El Ecoparque porteño, en medio de la polémica por la salud de los animales. | AB.

“¡Dame la mano!”, ordena un cuidador mientras la elefanta Mara saca una de sus patas delanteras por una abertura entre los barrotes de su recinto. Rápido, una empleada le pasa un antiséptico y un tercero se apura a limpiar la extremidad y pasarle una lima extra large por la suela. El procedimiento es observado por los jefes del lugar, periodistas y hasta el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Eduardo Macchiavelli. La escena no es casual. Mara, que tiene 50 años y llegó al ex zoológico porteño en 1995, fue una de las protagonistas del allanamiento que la Unidad Fiscal Especializada en Medio Ambiente realizó la semana pasada junto a efectivos de la Federal, en el marco de la causa que busca constatar la salud de los animales en el ex Jardín Zoológico Eduardo Ladislao Holmberg, conocido actualmente como Ecoparque. La mamífera tiene una infección en las uñas y otra lesión en una pata trasera. Su estado volvió a encender la alarma tras la muerte de la rinoceronta Ruth y la jirafa Shaki en junio.

Los cuidadores limpian y desinfectan a la elefanta Mara.
Los cuidadores limpian y desinfectan las patas de la elefanta Mara.

“Ella tiene un par de uñas afectadas por lesiones y sobre eso trabajamos con limpiezas profundas. Generalmente son postraumáticas porque patea o pisa algo y se le hace una rajadura en la uña que puede provocar una pequeña infección. Es una de las patologías más frecuentes en los elefantes en general, y en los que están en cautiverio en particular”, detalló a PERFIL Miguel Pérez, jefe de veterinarios del predio, quien agregó que “hoy en día no hay complicaciones”. Pero el estado de Mara no es lo único que en estas semanas generó preocupación. Cerca del sector de los elefantes se encuentran tres bisontes hembras sobrevivientes de un brote de fiebre catarrál. “Están en un lugar muy reducido porque están haciendo obras en el techo de lo que será el futuro serpentario. Están trabajando los obreros a medio metro. Los animales defecaban en el mismo lugar donde les daban la comida. El resto del recinto, el lugar por donde tenían que caminar, estaba todo embarrado”, explicó a este medio uno de los peritos de la causa.

El prensa del Ecoparque, Federico Ricciardi, confirmó una reducción en el espacio, aunque dijo: “Si vos tomás la dimensión completa del recinto, la parte que se achicó no es significativa. Es una medida precautoria para que no estén tan cerca de la obra”. Por su cuenta, Guillermo Delfino, jefe de Cuidado Animal, argumentó: “Sobre las cuestiones del barro, vinieron un martes (a hacer el allanamiento) y el domingo previo había diluviado. Son recintos que la carga animal que tienen hace que se genere barro y que dure tres o cuatro días”. A pocos metros, también se encuentra Barut, un camello de 20 años que entre mayo y junio comenzó con episodios de postración. Según confirmaron, cuenta con una lesión en la columna y otra en la cadera. “Se habla de que tuvo algún tipo de problema con otro macho. No está escrito, no tenemos la fecha en que pasó”, contó a PERFIL el veterinario Axel Jurado, y aseguró que el ejemplar se encuentra haciendo tratamientos de fisioterapia.

El recinto de los bisontes.
El recinto de los bisontes.

Entierro polémico. Otro de los puntos que la causa busca aclarar es el accionar de funcionarios y empleados en la muerte y el destino los restos de la jirafa Shaki y rinoceronta Ruth. De acuerdo a información del ministerio de Ambiente, tras sus controvertidos decesos, los cadáveres fueron sepultados en el predio: Shaki en un sector sobre un extremo de la avenida del Libertador, y Ruth en un terreno enfrentado a su recinto. Según pudo saber este sitio, hasta hace poco la práctica habitual era que las partes de los animales muertos fueran enviadas al Museo de Ciencias Naturales, quedaran para la colección del zoo o fueran retiradas por una empresa especializada en residuos patógenos. En este marco, el proceder con la rinoceronta y la jirafa generó estupor.

“Tienen que tener un protocolo y deberían haberlo cumplido. Esa es una de las preguntas que nosotros queremos saber”, afirmó a este medio María de las Victorias González Silvano, abogada querellante en la causa y titular de la materia de Derecho Animal de la facultad de Derecho de la UBA. A este punto se le suman datos alarmantes: aunque no hay registros específicos, se sabe que durante los años 70 y 90 bisontes, búfalos y felinos, entre otros, fueron enterrados en el predio tras dos episodios de carbunclo, una enfermedad infecciosa y contagiosa para los humanos, cuyas esporas viven más de 100 años y pueden reactivarse al remover la tierra.

Desde el ex zoo dicen que estos entierros son “una práctica que se produce habitualmente” y que además se tomó la precaución de "poner cal viva" a los restos. “Hace poquito nos alertaron por mail de eso y hablamos con el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria). Además, nos reunimos la semana pasada con un especialista en carbunclo. En breve va a haber un informe que vamos a hacer público”, detalló la subgerente de Cuidado y Diagnóstico Animal, Ivana Iaquinta. Sobre la muerte de Ruth y Shaki, el ministro Macchiavelli argumentó: “Fueron dos episodios aislados. Cuando uno habla de vidas, hablar de números es odioso, pero la realidad es que si comparás la tasa de mortalidad que había antes con la que hay ahora, el descenso es notorio”.   

Barut.
El camello Barut se encuentra con problemas de postración.

Obras. El Ecoparque porteño se encuentra en la actualidad cerrado al público, aunque todavía recibe la visita de unos 2 mil chicos de colegios al mes. Según informaron, hasta el momento se hicieron más de 40 refacciones en los recintos y 36 registros ambientales, que implicaron poner plantas y agua. En la entrada principal, conocida como Arco de Tito, hay un vallado amarillo que advierte sobre las refacciones en el cuadrante que está sobre Libertador entre República de la India y Sarmiento. El proyecto está planificado en etapas que van del 2017 y 2019, del 2020 y 2023 y una tercera en adelante.

En 2016, Horacio Rodríguez Larreta anunció el proyecto de transformación del lugar y se comenzó con la derivación de animales para mantener sólo los autóctonos. La iniciativa causó el repudio de los especialistas que pusieron el foco en la dificultades y poca planificación para los traslados. A este hecho se sumó que en septiembre la Legislatura de la Ciudad aprobó la concesión de 15 edificios del predio, que serán manejados por privados. Profesionales de organizaciones como Fundación Vida Silvestre, Azara, la Federación de Veterinarios Argentinos y SinZoo advirtieron sobre el avance de un “negocio inmobiliario” y el "apuro" del Gobierno de la Ciudad por liberar diferentes espacios. “El objetivo de este proyecto de ley es generar negocios privados con los bienes públicos y que las autoridades puedan sacarse de encima Monumentos Históricos como lo están haciendo con los animales, para no invertir en ellos”, asegura el ex director del zoo Claudio Bertonatti, quien en junio realizó una denuncia penal tras la muerte de la rinoceronta y la jirafa.