La situación en la que viven los animales del Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires fue noticia esta semana luego de que dos animales murieran con apenas días de diferencia. Primero fue el caso de "Ruth", la rinoceronta, el pasado 14 de julio, y este martes 24 falleció "Shaki", una jirafa de 18 años.
Las causas del fallecimiento de la jirafa, nacida en el entonces zoo porteño en 2000, se debieron a una “peritonitis aguda causada por una úlcera perforada estomacal”. “Los cuadros de este tipo son fulminantes y en el caso de Shaki no había manifestado signos de malestar clínico durante los días anteriores”, sostuvieron desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad en un comunicado al que accedió Perfil.
Desde esa cartera porteña aseguraron que el mamífero fue atendido “con inmediatez”, pero que no se pudo hacer nada para salvarlo. “Su evolución fue desfavorable y falleció a causa de una descompensación generalizada”, detallaron.
La muerte de Ruth, ocurrida diez días atrás, se debió a una infección que luego se generalizó, poco después de que el recinto de los rinocerontes sufriera una inundación.
Tras el fallecimiento de los dos animales, Claudio Bertonatti, exdirector de la institución entre 2011 y 2013, presentó una denuncia ante la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA), en la que pidió investigar las causas de la muerte de la jirafa con un veedor externo al Ecoparque, que fiscalice el procedimiento de necropsia realizada a Shaki.
El naturalista, museólogo y docente también envió videos que le hicieron llegar con imágenes del recinto. Allí pueden verse ratas y cucarachas donde habitan los animales, y advierte en la denuncia que “podrían ser vectores de enfermedades”.
Bertonatti sostuvo, en diálogo telefónico con Perfil, que la situación de la institución ubicada en el barrio de Palermo es “muy crítica”. “Si escuchás a la subgerente del Ecoparque Ivana Iaquinta en los medios, dice que está todo bien. Me parece que hay una falta de realismo y aceptación”, opina.
En el escrito presentado ante Dr. Blas Matías Michienzi de la UFEMA, el museólogo plantea como disparador de la situación que, a mediados de abril, 14 de los cuidadores más antiguos del ex zoológico fueron enviados a otras áreas del Gobierno de la Ciudad y como consecuencia, las dos áreas más debilitadas fueron las de los rinocerontes y las jirafas.
“Solo quedó un cuidador experimentado con la asistencia de personal recientemente contratado, comprometido, pero sin la debida experiencia que este tipo de animales requiere”, expresa.
Cuando asumió el cargo de director del zoológico, a fines de 2011, Bertonatti planteó un plan de reformas a cinco años, con una serie de medidas para iniciar cambios en la institución. Hacia el comienzo de su segundo año en el puesto, comentó a este medio, “se convenció que le rechazaban todos presupuestos de mejora porque no era el plan llevar adelante una transformación”. “Yo no había aceptado el cargo para eso”, asegura. En 2013, renunció.
Para el especialista, las muertes de ambos dos animales tienen puntos en común. “Esta es una muerte prematura, al igual que la de la rinoceronte. Un recinto está frente al otro, en diagonal. La muerte entre uno y otro tiene diez días de diferencia. La lógica nos sugiere que podría haber relación entre las dos muertes”, explicó a este medio, al reiterar lo que detalla en la denuncia presentada ante el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Bertonatti plantea también dudas sobre los recursos medicinales y el tipo y la cantidad de alimento que reciben los animales, a raíz de una foto que publicó tiempo atrás donde se ve a Shaki buscando comida en un tacho de basura. “Si una jirafa está buscando comida en la basura, pienso que no tiene la calidad de comida adecuada, o la cantidad no es suficiente. La jirafa murió por una úlcera, que puede tener origen también en el tipo de dieta que tenía”, manifestó.
Para un adecuado desarrollo del Ecoparque, considera el docente, se debería haber convocado a autoridades competentes para que aporten su visión y evaluar cómo proceder ante la falta de recursos económicos y de políticas técnicas. “Se podría haber convocado al Museo Argentino de Ciencias Naturales, al CONICET, a la UBA, al Colegio de médicos veterinarios de la Ciudad de Buenos Aires, pero no lo hicieron”, lamentó.
“Es muy sintomático que las principales ONGs a nivel ambiental rechacen el proyecto del Ecoparque. Hay una arrogancia por parte de las autoridades de creer que cualquier persona de la política es apta para cualquier cargo”, concluyó.
