El lunes 4 de julio de 2011, Federico Cash dejó a su hija en la terminal de ómnibus de Retiro. María se iba a San Salvador de Jujuy donde se encontraría con un amigo, 24 horas después. El hombre de, por entonces, 67 años nunca imaginó que esa sería la última vez que le vería los ojos a su hija y que moriría, tres años después, en las rutas, descartando pistas para encontrarla.
La causa que investiga la desaparición de María Cash tiene más preguntas que respuestas. Se sabe que se bajó de ese micro porque no le gustaba el ambiente. Llamó a su amigo y le pidió que le reservara un pasaje por internet para continuar su viaje en otro ómnibus. Llegó, un día después, a la capital jujeña.
Paró en un taller mecánico, pidió cargar su celular, pero no tenía crédito. Le prestaron un teléfono, llamó a su amigo, pero no lo encontró. Habló con la hermana. Le dijo que se tomara un remise hasta su casa. Nunca llegó.
Su hermano, Santiago Cash, contó que horas más tarde María llamó a su mamá y le pidió que le enviaran plata. "Estaba angustiada y dijo que quería ir a Salta. Se le cortó la comunicación", dijo. Después de ahí, los datos no logran unir una historia.
Se sabe que ese mismo día, a la madrugada, María Cash fue al hospital San Bernardo, no dio su apellido pero sí su DNI. Cuando la llamaron para atenderla, ya se había ido. Empleados de la autopista encontraron su mochila horas más tarde. Y, al día siguiente, se la observa caminando por la ruta. En su última imagen, la diseñadora está subiendo a un Chevrolet bordó.
El viernes 8 de julio, a las 2 y media de la tarde, las cámaras de seguridad del peaje de Aunor, en la autopista de acceso a Salta, la filmaron caminando por la vera de la ruta. Se ve el momento en que sube a una camioneta Chevrolet C10 bordó. También se la ve hablando con un policía. Es la última imagen que se tiene de la chica.
Lo que sigue, en la investigación, son todas conjeturas y datos aventurados, de distintos vecinos que declaran haberla visto. Pero nada congruente. Sólo Federico, que hoy murió en la ruta, se encargó de recorrer el país descartando, uno por uno, todos los datos que le llegaban. "Estoy impactado y hablo desde lo que me genera un hombre que fue como un mártir de la búsqueda", dijo hoy Juan Carr, titular de Red Solidaria.
Carr, cercano a la investigación y al hombre, contó que en los últimos meses Federico ya no tenía fondos para continuar con la búsqueda. "Tenía cosas admirables. En las últimas semanas pedía alojamiento en los lugares más insólitos. A veces golpeaba una puerta a la noche para que lo alojen cuando iba de paso. Estaba jugado desde todo punto de vista", concluyó.