El 29 de noviembre de 2001, George Harrison falleció a los 58 años tras sufrir un cáncer de pulmón. A pedido suyo, sus cenizas fueron esparcidas en una ceremonia privada en los ríos Ganges y Yamuna.
Poco antes, el 15 de febrero de 2001 George Harrison había dado a Chris Carter su última entrevista grabada. Se cumplían tres décadas del lanzamiento de All Things Must Pass, uno de sus trabajos más notables como solista, lanzado poco después de que Paul McCartney anunciara, en abril de 1970, que The Beatles se habían separado.
“Todas las cosas debían pasar”, pero unos cuantos comenzaban a preguntarse “Ah, pero entonces ¿era George Harrison el gran talento detrás de los Beatles?"
George Harrison y Los Beatles
El 12 de noviembre de 2001, Paul McCartney voló a Nueva York con Heather Mills, entonces su pareja, para despedirse de una de las personas que más lo conocía en la vida, George Harrison, socio, “ex” amigo y fundador de una las dos bandas más breves e icónicas del siglo XX. George Harrison mismo les pidió que fueran a verlo. Les dijo que “no iba a vivir mucho más”. Tenía razón, porque dos semanas más tarde, el cáncer de pulmón terminó con él.
Ringo Starr ya andaba por Nueva York y llegó a la cita en taxi.
A pesar de que estaba muy enfermo, George Harrison compartió con ellos su almuerzo vegano, sólo acompañado de agua mineral. Apenas vieron su semblante deteriorado, para Paul y Ringo fue evidente que el guitarrista quería despedirse de ellos antes de cruzar el umbral hacia el más allá.
Tras el asesinato de John Lennon el 8 de diciembre de 1980, George Harrison fue el segundo de los integrantes de la banda de Liverpool en desaparecer.
El reencuentro se prolongó durante 90 minutos y todo fue con “lágrimas, amor y risas” según contó su médico personal, Gilbert Laderman, que estuvo presente en ese momento histórico. Luego del almuerzo, llevaron a George Harrison al Hospital Universitario de Staten Island en donde lo atendían.
Paul McCartney insistió en que lo esperaran hasta que regresara y se quedó en su vivienda, con su esposa Olivia Harrison (Arias era su apellido de soltera, pero aun viuda sigue utilizando el de su esposo incluso en el directorio de Apple Corps, donde trabaja), con quien se había casado en 1978, luego de un primer matrimonio de once años con Pattie Boyd, la mujer que Harrison había compartido con Eric Clapton.
El día en que George Harrison se reunió con los Beatles por última vez
Al rato George regresó de su visita médica de rutina. Ganado por la nostalgia, Paul McCartney les dijo a ambos que ellos dos eran para él “su verdadera familia”.
Y durante un rato más, Paul McCartney, Ringo Starr y George Harrison prolongaron ese instante único en que las diferencias entre ellos se esfumaban.
“Entre ellos había un espíritu que los unía, no era amor de verano. No paraban de reírse recordando anécdotas de sus años juntos. Para mí fue un fenómeno único estar presente. Fueron los íconos de mi vida, algunas de las personas más importantes del siglo XX. Hubo también lágrimas entre ellos, pero George era un hombre de mucha dignidad. Al final del encuentro, cuando Paul y Ringo se despidieron, George estaba en calma. Era un hombre muy feliz”, recordaba Gilbert Laderman.
Hablaron de las historias que sólo ellos conocían, las primeras presentaciones, las drogas, la religión… La última “zapada” que compartieron había tenido lugar el 24 de junio de 1994, en Friar Park, el nombre con que se conocía familiarmente la mansión que Harrison había comprado en 1972 en Henley-on-Thames, Reino Unido.
Allí vivió hasta su muerte y sigue siendo la residencia permanente de su viuda. Ese encuentro –generado por las esposas de los tres- se utilizó en el documental The Beatles Anthology, editado en 2003.´
“Estaba de buen humor, como siempre. Es una persona muy valiente. Para mí es mi hermano menor, crecimos juntos en la misma ciudad y vivimos hermosos momentos juntos”, recordaba Paul McCartney a horas de la noticia de su deceso.
George Harrison antes de morir
“La última vez que lo vi no se veía bien, desde luego, pero seguía haciendo chistes, como siempre lo había hecho”, contó Paul días después de que el mundo se conmoviera por su desaparición.
Tuvieron sus diferencias y el tiempo los distanció, pero entre ellos había un fuego sagrado que se mantenía vivo aún y ese último día de noviembre en que habían borrado de un plumazo un agujero de treinta años, lo dejó en claro.
Cada uno de ellos significaba mucho para el resto, tenían mucho que decirse todavía; ese día, George eligió el humor que tanto los había unido, a pesar de que siempre había estado a la sombra de John Lennon y Paul McCartney.
George Harrison, histórico entre los Beatles
Cuando la banda se adueñó del tablero musical del mundo, George Harrison ya emitía al mundo la señal de que era el de mayor bajo perfil entre los Fabulosos Cuatro.
Su impronta, sin embargo, había sido fundamental. Como letrista, compositor y guitarrista era, para los entendidos, el más preparado de Los Beatles. Además, quien más se animó a experimentar musicalmente hablando.
George Harrison se modeló en el blues y en los pioneros del rock’n’roll de los años ‘50, Buddy Holly y Chuck Berry. También fue el primero del grupo en tocar una guitarra de 12 cuerdas, la legendaria Rickenbacker 360/12, que dio un timbre fundamental para la identificación sonora del cuarteto.
Taxman, Within you without you y Here comes the sun son algunas de las composiciones que The Beatles le deben a Harrison. Como solista, también dejó creaciones notables. Y la tercera de ellas, All Things Must Pass (1970), contiene temas que aun siguen asombrando a las nuevas generaciones post Beatlemanía: I'd Have You Anytime, My Sweet Lord y Isn't It A Pity, entre las más escuchadas.
George Harrison fue, además, el primero –antes que John Lennon- en creer en el amor y los mensajes de paz: “love one another” fueron sus últimas palabras antes de morir.
George Harrison, el más oriental de los Beatles
George Harrison fue ciertamente el primero de Los Beatles en mirar hacia Oriente y trajo de la cultura de la India no sólo los sonidos del sitar de Ravi Shankar sino también la religión, como fuerza motriz de la creación artística período mayormente plasmado en “un mix con la psicodelia” de Revolver (1966) y Sergeant Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967).
La mayoría de las canciones del noveno álbum de estudio de The Beatles, The White Album, fueron escritas en marzo y abril de 1968, cuando los cuatro, convencidos por George Harrison, asistieron a un curso de meditación en la ciudad india de Rishikesh.
El grupo volvió a los Estudios EMI en mayo y estuvo grabando hasta octubre de ese año, ya con Yoko Ono muda y clavada en cada sesión, como dama de compañía de Lennon, una presencia que molestó a todos menos al novio.
Aunque la espiritualidad de la India fue inspiradora del período, las tensiones en el grupo aumentaban.
Aun así, George Harrison no se sintió desairado cuando Paul McCartney reveló a la prensa que la banda “se iluminaba” con el consumo de LSD en sus composiciones. De hecho, Harrison se salvó de milagro de que la policía de Scotland Yard no lo llevara detenido junto a Keith Richards y Mick Jagger, cuando hizo una redada en la casa de campo del primero, en Redlands, West Sussex, de donde el Beatle se había ido poco antes de que cayeran los sabuesos.
Siempre de bajo perfil, Harrison se mantuvo al costado de un eficaz coletazo mediático pensado por Lennon y McCartney para apoyar a los Rolling Stones: cantar en los coros de We love you, la canción pensada para seguir inflando el affaire de la persecución policial por la psicodelia en las bandas de rock.
Cuando el 18 de octubre de 1968, siete policías bajo las órdenes del detective Norman Nobby Pilcher se llevaron preso a John Lennon por posesión de hachís, hacía rato que George Harrison había reemplazado los ácidos por la espiritualidad, ya que le parecían más eficaces para sus propósitos compositivos.
Aunque fuera el creador de varias canciones exitosas (While My Guitar Gently Weeps, por ejemplo, incluida en The White Album), el gran público no seguía a Harrison, eclipsado por el mayor éxito comercial de Paul y el magnetismo mediático y los escándalos de John Lennon y Yoko Ono.
El primer album que George Harrison publicó, tras la disolución de The Beatles, fue All Things Must Pass (1970), ocho temas en un trabajo que demuestra que no había perdido el tiempo.
Su dominio de varios ritmos –country, góspel y rock- con letras que llegaban al corazón revelaron su profesionalismo sin estridencias, tapado por los grandes titulares que siempre perseguían a los otros tres compañeros de la banda que, en abril de ese año, ya se había desintegrado.
George Harrison realmente creía en lo que profesaba. El 1 de agosto de 1971 organizó con Ravi Shankar The Concert for Bangladesh, un festival de rock altruista que se celebró en el Madison Square Garden de Nueva York. Habían invitado a muchas figuras internacionales. Entre ellas a sus ex compañeros de la experiencia Beatle, pero John Lennon y Paul McCartney no fueron. Sí Ringo Starr. Y también Eric Clapton, Bob Dylan, Billy Preston y Leon Russell.
La iniciativa de George Harrison inauguró el camino que luego seguirían otros mega eventos musicales benéficos. En esa oportunidad fue para ayudar a los refugiados de Pakistán el Este que habían sufrido la Guerra de Liberación de Bangladés. Este modelo solidario inspiró luego Live Aid, The Concert for New York City, e incluso el megaconcierto de Wembley, contra el SIDA, veinte años más tarde.
Tras la muerte de George Harrison
Tras su muerte, su esposa Olivia concedió una entrevista al periódico británico The Telegraph: “Dejó este mundo como vivió en él, consciente de Dios, sin temor a la muerte, y en paz, rodeado de familiares y amigos. A menudo decía: 'Todo lo demás puede esperar, pero la búsqueda de Dios no puede esperar. Amaos los unos a los otros'”.
En 1973, el más oriental de los Beatles había creado The Material World Foundation, una organización pacifista, antibélica, que promovía el desarrollo de la espiritualidad como alternativa a los dogmas de las religiones.
"George tenía razón, estoy bien y estaré bien, aunque lo extrañaré hasta el día de mi muerte", agregó luego Olivia, madre de Dhani, el único hijo que tuvo la pareja, también músico.
El Dr. Gilbert Laderman, su médico, era por entonces un oncólogo especializado en radiocirugía estereotáctica fraccionada, un procedimiento por el cual, dos años después del fallecimiento de George Harrison, fue acusado de mala praxis.
También la viuda de Harrison lo demandó, pero por haber obligado a su esposo moribundo, en su lecho de muerte, a autobiografíar una guitarra para su hijo.
MM/fl