A 37 años del fin de la Guerra de Malvinas aún hay heridas que no cierran y más aún para los familiares de aquellos que combatieron en las islas y no volvieron. Detrás de cada uno de los soldados argentinos caídos hay una historia: la de Elma Pelozo es una de ellas. Los restos de su hijo, Gabino Ruíz Díaz, más conocido como ‘Cambacito’, fueron de los primeros identificados en el cementerio de Darwin en 2017 gracias al Plan Humanitario Malvinas a cargo de la Cruz Roja y del Equipo Argentino de Antropología Forense. Si bien desde ese momento su tumba tiene una placa con su nombre, aún resta que la mujer pueda visitar el lugar y darle el último adiós.
‘Cambacito’ nació en San Roque, Corrientes. Se desempeñaba como soldado del Regimiento N° 12 de Mercedes cuando fue a la Guerra. Según el relato de sus compañeros, murió el 28 de mayo de 1982 en la batalla de Pradera del Ganso. Ahora esta mujer —que atravesó problemas graves de salud y como consecuencia le amputaron sus piernas— tiene la posibilidad gracias a una campaña solidaria de poder despedirse de Gabino.
Julio Aro preside la Fundación No Me Olvides, conformada por veteranos de la Guerra y madres de los soldados, y encabeza la colecta de fondos para que esta mujer pueda realizar el viaje. En diálogo con PERFIL, explicó "Más allá del dinero, lo que puede ser un impedimento para que Elma viaje es su salud. Ella necesita viajar para cerrar su historia y poder seguir avanzando".
Aro viajó en 2008 a Londres invitado por exsoldados ingleses. Allí conoció a Geoffrey Cardozo, un militar británico retirado al que en 1982 el Reino Unido le había encomendado la tarea de recoger los cuerpos de los soldados argentinos de los campos de batalla y darles honrosa sepultura en el cementerio de Darwin. Este hombre fue el primer eslabón de esta cadena porque les proporcionó documentación con la cual comenzaron a identificar a sus compañeros.
En reconocimiento a esa tarea, Aro y Cardozo terminarían siendo postulados años después por la Universidad de Mar del Plata como candidatos al premio Nobel de la Paz por su importante papel "para lograr la fraternidad entre las naciones y la promoción de la paz entre los pueblos".
En los papeles en cuestión figuraban detalles y datos de cada uno de los soldados sepultados sin identificar. Uno de ellos tenía como dato sólo un número: 16404614. En una investigación que iniciaron desde la fundación determinaron algo más: "Era un número de documento correspondiente a una persona llamada Gabino Ruíz Díaz, un soldado correntino que murió en Malvinas, y cuya pensión la cobraba su mamá en San Roque, Corrientes. Al mismo tiempo nosotros sabíamos que en la parcela A, fila 2, tumba 15 ese cuerpo ya tenía nombre y era la de Gabino, por eso no podía tener más la placa con la leyenda ‘soldado argentino sólo conocido por Dios’".
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Pero aún faltaba una confirmación: la prueba científica, que llegó en 2017 gracias al trabajo de la Cruz Roja y del Equipo Argentino de Antropología Forense. "Viajamos a Corrientes a visitar a Elma y vimos la situación en la que vivía con su marido. Él tenía su salud deteriorada y no contaba con las condiciones necesarias en su casa. Por eso, nos comprometimos con ellos e hicimos otros viajes en donde les llevamos una cama ortopédica; pañales; una silla de ruedas y medicamentos. De a poco comenzamos a forjar nuestro vínculo. Hoy en día, ella es como una madre para mí", relata Aro.
Tiempo después de este encuentro, el hombre murió y la salud de Elma comenzó a empeorar. Producto de su diabetes debieron amputarle sus dos piernas. "Nosotros le planteamos que teníamos la idea de dónde estaban los restos de su hijo pero que nos faltaba la parte científica que lo comprobara por eso le preguntamos qué quería hacer. Ella nos dijo ‘mi hijo no está usurpando nada, está en su tierra y quiero saber dónde está’. Cuando ella dijo que sí, nos abrió la puerta para buscar al resto de las madres que no sabían en qué tumba estaban sus hijos", agregó Aro. Cuando la ciencia confirmó sus sospecha, comenzaron con la campaña.
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Aro siguió en contacto con Elma y forjó un vínculo muy estrecho con ella. La última vez que la visitó fue en octubre de 2019 con motivo del Día de la Madre: "Ella hoy lo quiere hacer al viaje, quiere ir porque lo siente. El médico le dio la autorización. Cambacito fue la aguja que con su hilo invisible hizo posible que hoy tengamos a 115 compañeros identificados, entonces esa mamá como todos los padres, se merecen ir allá".
Despliegue y preparativo. Para el viaje, el Ejército les facilita un helicóptero que la va a buscar Elma hasta el lugar donde vive, "que es en el medio de la nada", grafica Aro. De allí la llevarán hasta el aeropuerto de Corrientes para abordar el avión sanitario. "Muchas fundaciones se comprometieron a ayudarnos. Pero para nosotros no se trata de dinero solamente, lo que acá tiene que trascender también es la historia de esta madre y su hijo", agrega.
"Nuestro objetivo es juntar 30 mil dólares que es el dinero que cubre el vuelo que hace la ruta: Buenos Aires-Corrientes, Corrientes-Mar del Plata, Mar del Plata Malvinas. Estará unas horas en las Islas y luego regresa a Corrientes. Planeamos hacerlo a finales de febrero o principios de marzo porque tenemos que tener en cuenta además de la salud de Elma, las cuestiones climáticas que hay allá, y si el dinero no lo llegamos a juntar vendo mi auto si es necesario", agregó.
"Lo que queremos es no dejar a nadie en el campo de batalla y la forma de hacerlo es devolverle la identidad como corresponde: nombre, apellido, documento, historia personal. No es un objeto. Es un ser humano", concluyó Aro.
►Cómo colaborar:
A través de la página de la Fundación No Me Olvides, o bien con un depósito a la cuenta del Banco Provincia: Titular: Fundación No Me Olvides / No. de cuenta: 6189-50720/4 /CBU: 0140401601618905072049
FDS/FF