¿Cómo serán las escuelas del futuro? ¿Pueden desaparecer? ¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en el acceso a la información? Tomando como base que el saber humano debe ser para todos los seres humanos, los “pansophianos” –un colectivo de educadores que hace dos años fundaron el Pansophia Project–, se preguntan por estos y otros interrogantes, planteando escenarios “posibles e imposibles” del futuro de la educación. En los próximos días, presentarán el Manifiesto pansophiano, con sus ejes de trabajo; y el Instituto para el Futuro de la Educación, con cursos de formación e investigación.
“Nos preguntamos cuál va a ser el futuro de la educación y defendemos la idea del saber igualitario. Nos interesa y entusiasma la tecnología, pero no nos dejamos fascinar por ella. Creemos que el futuro no es conspirable, no sabemos qué va a pasar, y en ese sentido, se puede armar y desarmar”, explica Mariano Narodowski, académico y pansophiano. “Nuestro objetivo es trabajar la disrupción en el campo educativo, tomando como base que la escuela corre el riesgo de desaparecer, o ser algo distinto por la irrupción de nuevas tecnologías. Investigamos futuros posibles. Algunos que ya están ocurriendo”, agrega.
Los nanobots que se insertarían en la corteza cerebral, que Google anunció para 2030, que permitirían a las personas recibir información directamente de la nube, sin intermediación del celular. O el proyecto de ley del gobierno neozelandés que propone la financiación de educación offline (en escuelas como hasta ahora) u online desde los tres años hasta el fin del secundario, son ejemplos.
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“El de las escuelas online es un caso interesante. En el mundo ya existen, pero acá sería financiado por el Estado y eso cambiaría el panorama educativo. Si es para ampliar la capacidad del ser humano, bienvenido. El problema es cuando va en contra del ideal del saber igualitario. La escuela es una fortaleza de inclusión social; si tenemos chicos sin el hábito de ir a la escuela, podemos ampliar los márgenes de exclusión”, sostiene Narodowski. Respecto a los nanobots, cree que “puede ser una idea sensacional”, aunque también “encierra peligros si es la empresa quien maneja los conocimientos. El objetivo tiene que ser que ese conocimiento sea para todos, no algo mercantil o de control”, dice.
En ese sentido, explica por qué los pansophianos tienen una mirada positiva de la tecnología, aunque con resguardos: “Vemos que hay una gran oportunidad, el saber está a un click de distancia, acorta distancias geográficas y es más sencillo el acceso al conocimiento. Pero a la vez está el riesgo de que las corporaciones o los Estados monopolicen la transmisión del conocimiento. En esa cornisa nos encontramos. Creemos que los cambios tecnológicos son tan importantes como los cambios sociales”.
Algunos proyectos en los que están trabajando son, por ejemplo, el estudio de las huellas cognitivas (que dejan todos los usuarios en internet cada vez que la usan). O el empoderamiento de familias de sectores populares para tener un rol activo en la educación de sus hijos. También van a publicar un libro y suben videos a YouTube, para promover el debate.
