Con vista al Mar Mediterráneo, el lugar más impresionante de Alejandría es su Biblioteca y si la de los tiempos de Cleopatra y los Ptolomeos reunía todo el saber del mundo antiguo en al menos 532.800 rollos (algunos arquélogos prefieren hablar del millón; pero ojo cada rollo incluía varias obras), la nueva va por más.
La Biblioteca alejandrina cumple 20 años. Se inauguró el 16 de octubre del año 2002. Hacerla costó US$ 230 millones y bien lo vale. Radiante, alegre y luminosa desde todos los rincones, su modernidad desestructura todo lo conocido en la materia.
Esta nueva capital del saber de la humanidad quiere recuperar una parte del casi millón de rollos de textos antiguos que se perdieron hace casi 2.000 años.
Las obras empezaron a principios de 1995 y concluyeron el último día de diciembre de 1996, antes del brindis de fin de año.
El Estado egipcio pagó el 50% del costo total y el resto estuvo en manos de UNESCO, que coordinó los aportes financieros de 58 países para que el proyecto de recuperarla fuera una realidad, un trabajo que unió a todos los continentes. UNESCO también organizó la selección del estudio de arquitectura para la obra, pero el organismo internacional ya no conserva ningún vínculo con la Biblioteca.
La Biblioteca de Alejandría
El presidente egipcio Hosni Mubarak fue el maestro de ceremonias de la inauguración el 16 de octubre de 2002, 1607 años después de que hubiera cerrado sus puertas definitivamente. Había 30 jefes de estados y tres reinas lo escucharon con atención: las de España, Jordania y Suecia.
"Este acto supone un mensaje cultural universal, porque la nueva renace de la memoria de la antigua", dijo Mubarak y todos los presentes lo aplaudieron. “Supone la continuidad de la sabiduría a través de los siglos, desde el pasado al presente", siguió hablando entusiasmado.
El proyecto surgió en 1987 y el diseño salió de los escritorios del estudio de arquitectura noruego Snøhetta, responsable también del más novedoso atractivo estadounidense del momento, SUMMIT One Vanderbilt.
El trabajo de obra recayó en la empresa constructora de Osman Ahmed Osman, un empresario y político egipcio que fue Ministro de Vivienda del país cuando era presidente Anwar el-Sadat.
Como no podía ser de otro modo, es Patrimonio de la Humanidad; de hecho es el templo cultural de toda la humanidad.
20 años de Biblioteca
Desde el mar, se ve como un inmenso cilindro, cual Discóbolo, la estatua de Mirón que representaba a un atleta que se disponía a lanzar el disco. Un gran disco que desde la costa de Alejandría lanzaría el saber hacia todos los confines.
En su conjunto la obra es un enorme cilindro con paredes en bajorrelieves que “hablan” en muchas lenguas: en griego, con pictogramas, en cirílico, latín, con ideogramas, etc. Sin embargo, la lengua rusa no se ve al menos a simple vista y ningún turista va con telescopio.
Se supone que la nueva Biblioteca se encuentra donde estaba la anterior. Tiene once niveles que suman 36.770 metros cuadrados de superficie. De esos once niveles, cuatro están por debajo del nivel de la calle. Uno de ellos es la sala de lectura, a 16 metros bajo el nivel del mar. Que no te sorprenda, ya que la Biblioteca Antigua también tenía anaqueles subterráneos.
Fiel al mundo cultural que le da vida, el centro del edificio es una sala hipóstila (un espacio sostenido por muchas columnas egipcias), con columnas de hormigón y madera noble. Es el salón de lectura, cálido, luminoso, envolvente y circular, con capacidad para 2000 lectores. Fue pensada para albergar el peso de 20 millones de libros. Se inauguró con 200.000, pero ya tienen 5 millones; la mayoría de ellos son donaciones. Sin embargo, si una persona quiere un libro que no tienen, puede llenar una solicitud de compra explicando el interés del libro, y considerarán comprarlo.
En 2010, la Biblioteca Nacional de Francia le donó 500.000 volúmenes. Hay 10.000 manuscritos, 50.000 incunables, 50.000 mapas y bastante material digitalizado que se puede solicitar por internet a cambio de unos pocos pesos.
La sala de lectura principal “sólo” puede albergar 500.000 volúmenes. Las ciencias sociales, la egiptología, el mundo islámico y la educación son las áreas más solicitadas para los que van a hacer consultas en persona. Y las lecturas electrónicas y la biología encabezan la lista de las consultas digitales.
El material multimedia ya roza los 10.000 items, entre audios y videos. Su sitio web brinda toda la información en árabe, japonés, inglés y francés. Tienen un canal en youtube y uno de sus objetivos es convertirse en una institución líder en la era digital.
Borges, las estancias y el mate
Además funciona una biblioteca Braille y un espacio para personas con discapacidades varias. De Argentina, hay varios libros de Borges, unos cuantos de las estancias argentinas y la historia del mate, entre otros.
En todo el complejo trabajan 2.447 personas y son 600 los empleados públicos afectados a su funcionamiento.
Además del edificio principal, otros dos dependen del mismo complejo que en su conjunto suman 41.000 metros cuadrados y funciona como centro cultural.
Uno de los edificios es sede de numerosas conferencias y eventos; el otro, un planetario que alberga tres museos: uno dedicado a la Ciencia, otro a la Arqueología y el tercero, a la Caligrafía.
La Biblioteca tiene una imprenta moderna y además es la sede de la Feria Internacional del Libro de Alejandría, que se realiza anualmente.
Hay además un laboratorio de restauración, una biblioteca para niños discapacitados y una imprenta moderna. Organizan actividades regulares para chicos: talleres de lectura y escritura, un lavoratorio llamado ALEXploratorium y un Arts Center que funciona en Roushdi.
Al no haber sobrevivido a tantos incendios ancestrales, para ingresar hoy día se toman muchos recaudos y se requiere respetar ciertas medidas de seguridad: control de metales, prohibición de usar teléfonos celulares, aunque se permite llevar laptop; por ley, sólo se puede fotocopiar el 20% de un libro, incluso si está digitalizado, etc.
El 80% del millón de visitantes anuales está integrado por estudiantes de diversas nacionalidades; los de habla hispana ocupan el cuarto lugar.