Hace unos días se cumplieron 80 años de la misteriosa desaparición de un joven científico italiano, Ettore Majorana. Su destino sigue inquietando a Italia y su sombra se extiende hasta Buenos Aires, donde podría haber pasado sus últimos años en el anonimato.
Ettore, prometedor físico, nació en Catania, en 1906. A los veintitrés años se doctoró con honores bajo la tutoría del futuro Premio Nobel, Enrico Fermi, líder de un grupo conocido como “los muchachos de la calle Panisperna” (Ragazzi de via Panisperna), que era el nombre de la calle donde se encontraba el Instituto de Física de la Universidad de La Sapienza, en Roma. El grupo estaba formado por jóvenes físicos brillantes y fueron sin duda, vanguardia de la física nuclear.
Capaz de pasar días enteros inmerso en sus cálculos, encerrado en su habitación, Ettore se desvaneció en el aire el 27 de marzo de 1938, a los 31 años de edad. ¿Se fugó o se suicidó? Los italianos quedaron eternamente intrigados con el destino de esta prominente figura del mundo científico.
La tarde de su desaparición Majorana había salido de Nápoles, dónde se le había ofrecido una cátedra, con un barco a vapor que se dirigía a Palermo. En una carta a su amigo napolitano Antonio Carrelli, le confesó su intención de desaparecer del mapa: “Tengo un solo deseo: que no se vistan de negro. Si son capaces de hacerlo, olvídenme”.
"Querido Carrelli, tomé una decisión que ahora era inevitable”, decía. “No hay un gramo de egoísmo en ello, pero me doy cuenta de los problemas que mi repentina desaparición puede traerles a ustedes y a los estudiantes". En otra carta, presumiblemente escrita al día siguiente por la capital siciliana, en cambio se negó el contenido de la anterior.
Desde ese momento, no hubo más noticias ciertas sobre su existencia. Las investigaciones, iniciadas en los días sucesivos, no llevaron a nada y algunos hablaron de una fuga a Alemania y otros a Argentina, sobre la base de testigos que lo habrían visto en Buenos Aires. ¿Se arrojó al mar?, se preguntaban muchos.
Se aseguró que Majorana sentía admiración por el nazismo, lo que lo habría llevado a viajar a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial para colaborar con el ejército del Tercer Reich. Más tarde, después del conflicto armado, se refugiaría en la Argentina junto a otros oficiales nazis. El físico Ernesto Recami informó haberlo conocido en Buenos Aires en la década de 1960.
Entre los familiares del joven hubo quien estaba convencido que se habría recluido en un monasterio y algunos afirmaban que vivió en Venezuela hasta 1959. Otra teoría, rápidamente desmentida, lo identificó también como un indigente particularmente dotado para las matemáticas que vagaba por Sicilia.
La fascinación del público italiano por el misterio llevó a muchos testigos a afirmar que lo habían visto: en Sicilia, se aseguraba que vivía con un nombre falso; en Roma, un testigo afirmó haberlo visto viviendo como un indigente en la calle. Entre tanto, un pariente llegó a afirmar que Ettore padecía depresión a causa de su homosexualidad.
El caso nunca fue olvidado por sus colegas, quienes continuaron con el estudio de algunas de sus teorías. El joven italiano predijo en 1937 la existencia de unas partículas luego bautizadas como "Fermiones de Majorana", visualizadas casi ocho décadas después en octubre de 2014, fundamentales en los estudios sobre materia y antimateria, así como también se siguen investigando otras de sus hipótesis teóricas.