“Voy a estudiar Derecho”, es quizás la frase que más se escucha entre los ingresantes a las universidades argentinas. Al menos así fue en los últimos años, dado que abogacía lideró el ranking de las carreras de altos estudios con mayor cantidad de inscriptos durante los últimos nueve años que se tienen contabilizados en todo el país, en el período que va de 2003 a 2012, el último año del que se obtienen cifras oficiales en todo el país. Muy distinto es el caso de las asignaturas de las ciencias aplicadas, como Ingeniería Geográfica o Textil, que se encuentran entre las últimas carretas elegidas del listado, con tan sólo uno o cuatro nuevos estudiantes por año.
Según datos ofrecidos por el Ministerio de Educación de la Nación, 44.292 ingresantes se inscribieron en todo el país para comenzar sus estudios de Abogacía en 2003. Tanto en instituciones privadas como públicas. Con algunos números más o menos de nuevos estudiantes, esa profesión encabezó el listado año a año hasta el 2012 con 42.847 alumnos.
El segundo lugar del top ten de los estudios universitarios más elegidos en esos años, se lo disputan entre Contabilidad y Administración. La primera contaba en 2003 con 28.577 nuevos inscriptos y se ubicaba por debajo de Derecho, mientras que en ese mismo año, la segunda tenía 23.940 y ocupaba el tercer lugar. En 2012, invirtieron los lugares y los administradores se posicionaron sobre los contadores, pero siguen completando el podio.
“Muchos chicos buscan carreras flexibles que le puedan abrir distintas alternativas o que puedan complementar con un posgrado y Derecho siempre fue bastante flexible”, afirma el rector de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), Ernesto Schargrodsky. Según el responsable de UTDT, los ingresantes también tienen en cuenta las carreras que en los primeros años comparten asignaturas para que, en caso de querer cambiar de profesión, puedan hacerlo sin dificultades y sin perder parte del estudio realizado, como puede ser el caso de Administración o Contabilidad.
En ese marco, el doctor en Ciencias de la Educación y profesor de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Enrique Bambozzi, considera que si bien los estudiantes reciben un enorme caudal informativo en torno a las carreras que se puede elegir, esta información no logra que problematicen los supuestos que reproduce la sociedad en torno a cada profesión, relacionados con valores como el poder, el dinero, el prestigio o el acceso a bienes de consumo, que están asociados a determinadas carreras por encima de otras.
Las asignaturas que continúan en el listado de las que más cantidad de nuevos estudiantes recibieron luego de los tres primeros puestos son Informática, Psicología, Medicina, Comunicación Social, Diseño, Enfermería y Ciencias de la Educación. Esta última asignatura, es la única que en el 2012 no se ubica entre las diez primeras, ya que fue reemplazada por Arquitectura. Las estadísticas obtenidas indican que la elección de los estudios superiores se mantiene casi sin modificaciones en la última década.
En cuanto a los estudios menos frecuentes, se encuentran los de las ciencias aplicadas. Históricamente, se trata de profesiones que siempre estuvieron entre las menos populares. A tal punto, que Ingeniería Geográfica que se ubica en el último escalón contaba en el 2003 con un solo inscripto y llegó a dos en el 2012.
De esa manera, Schargrodsky asegura que el temor de los alumnos a matemática genera una barrera a la hora de elegir la profesión que quieren ejercer. El rector de la UTDT encuentra uno de los motivos en el nivel medio: Nuestras escuelas secundarias tienen una forma de enseñar ciencia que no la hace muy atractiva como en verdad los es, quizás es más fácil enseñar o quizás requiere menor equipamiento la enseñanza en historia o geografía, que una formación en ciencia. Hay algo en nuestra escolarización que no hace lo suficientemente atractiva a las carreras científicas”.
En la misma línea, el presidente de la Asociación de Especialistas en Gestión de la Educación Superior (Aeges), Marcelo Efrón, explica: “En la medida que los docentes o responsables institucionales en los ámbitos del colegio secundario, desconocen a su vez estas ofertas, la elección siempre recaerá sobre las carreras tradicionales más accesibles o más conocidas”.
En otro orden, el rector de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), Mario Lozano, afirma que la situación de las carreras relacionadas a las ciencias aplicadas difiere en el ámbito público del privado, dado que entre 2003 y 2011 en las instituciones estatales las carreras de ingeniería aumentaron sus estudiantes en un 64%, en cambio en las privadas disminuyeron en un 37%.
El titular de la UNQ adjudica esos cambios a “las políticas proactivas que se realizaron desde el gobierno nacional para mejorar el acceso, la retención, la graduación y la calidad de enseñanza en las Ingenierías”. En ese marco, Lozano hizo referencia a los planes que se llevaron a cabo a través del Ministerio de Educación de la Nación, como los programas de mejoramiento de la enseñanza en ingenierías o carreras afines, que ofrecen “planes de capacitación o el establecimiento de un sistema de becas específico para los estudiantes de las carreras científico-técnicas”, entre otros.
En 2003, entre las profesiones menos exitosas en cuanto a la cantidad de estudiantes, también se encuentra Ingeniería Geodésica Geofísica, Ingeniería Textil, Ingeniería en Vías de Comunicación, Ingeniería Vial y Geoquímica y Organización de la Producción. En el ranking de las carreras menos elegidas, también se encuentra Ingeniería Nuclear, Ingeniería de Materiales y Sistemas Aéreos y Navales.
En 2012, el panorama cambió bastante en cuanto a las carreras menos elegidas. Algunas de las ingenierías fueron reemplazadas por otras profesiones como Pedagogía que encabezó el ranking junto a Ingeniería Geográfica, Demografía, Musicoterapia, Ingeniería Geodésica Geofísica, Ingeniería Laboral, Seguros, Estudios Orientales, Hidrología e Ingeniería Textil.
A modo de conclusión, Efrón sostiene que los estudiantes eligen aquellas carreras que más conocen. “En esto el grado de información que se posea es determinante y no tiene que ver con la multiplicidad de opciones, que más que abrir el panorama oscurece las mejores oportunidades, sino entre otras cosas, con la forma confusa en que son presentadas tanto por las mismas instituciones, como por las publicaciones especializadas”, sostiene el especialista.
Por otro lado, Schargrodsky pide tener en cuenta la dificultad que representa para un joven a los 17 años tomar una decisión que después es tan trascendental en su vida. Quizá, de eso se trata elegir una carrera universitaria.