SOCIEDAD
MATILDE OTERO LOSADA, INVESTIGADORA

"Los olores comunican sin palabras"

Matilde Otero Losada es investigadora del Conicet y un referente en todo lo que se relaciona con el bastante desestimado sentido del olfato. Perfil la entrevistó para saber qué hay detrás del mecanismo cerebral que genera emociones más allá de la razón, y que vuelve a cobrar importancia a partir del próximo estreno de El perfume, film que se centra en el rol del olfato y los aromas a la hora de determinar la personalidad de una persona.

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EXPERTA. Para la especialista Matilde Otero Losada, los aromas son tan importantes que abri un sonsultorio para personas con problemas olfativos. | cEDOC

Centenares de personas en una plaza pública en la Francia del siglo XVIII esperan, desaforadas, la ejecución del asesino de una docena de mujeres en un pequeño pueblo de las afueras de París. De pronto, en un acto casi bíblico, el condenado rocía con un hipnótico perfume a los presentes. Desde el verdugo hasta el obispo caen en un profundo éxtasis que los lleva no sólo a perdonarlo, sino además a gritar a los cuatro vientos: “Es un ángel”. El hombre escapa caminando.

La escena pertenece a uno de los momentos cumbre de El perfume, película que se estrena este jueves en la Argentina y resume, con ciertas exageraciones típicas de la ficción, el poder de los aromas para tocar en lo más profundo de las emociones.
“La historia que narra el film es un símbolo de la hipocresía humana”, disparó antes de que este cronista terminara su pregunta, Matilde Otero Losada, investigadora del Conicet y una de las especialistas en olores con más renombre en la Argentina. Para ella, El perfume resume a la perfección la gran paradoja detrás del estereotipo del humano moderno: “Los hombres hoy buscan ser valorados por lo que son, pero intentan conquistar por la apariencia, por ejemplo, apelando a un perfume”, aclaró.

No verbal. Losada, que se doctoró en Neurofarmacología y trabaja como investigadora en el Hospital de Clínicas, destacó la estrecha correspondencia que existe entre los aromas y las emociones. Por ella y por su carácter casi inconsciente –uno no está atento a los olores que percibe en cada momento– es que muchas compañías empiezan a echar fragancias a sus productos o locales en busca de nuevas estrategias de venta. “Los aromas son una forma no verbal de comunicar mucho más profunda y sutil que las imágenes”, resumió.

Aunque puede parecer complejo, el mecanismo cerebral que se activa al percibir un aroma se puede resumir en tres grandes pasos.
En primer lugar, el nervio olfativo convierte el estímulo químico (el olor) en un impulso nervioso; luego, la amígadala
–área ligada a las emociones– determina si se trata de un aroma agradable o no y, en función de eso, la persona reacciona. Por último, el hipocampo se encarga de reconocer e identificar el olor, según una especie de base de datos cerebral. “El hipocampo es como un Google, que clasifica los resultados según el criterio de búsqueda”, graficó Otero Losada.

Terapias. Para la investigadora, los olores son tan vitales que hace ya varios años decidió instalar un consultorio donde realiza tratamientos para ayudar a mejorar el olfato o bien para que quienes lo perdieron puedan recuperarlo. Incluso, también atiende a personas que nacieron completamente sin él. “Cada vez me consultan más personas y eso es un ejemplo de que, de a poco, la gente está tomando conciencia de la importancia de tener una nariz sana".

Eso no es todo. La especialista aseguró que los aromas también sirven para tratar patologías como la ansiedad, la depresión y el estrés. “Las ondas cerebrales se alteran frente a un olor”, concluyó.

El hombre sin aroma
El perfume, bestseller del alemán Patrick Süskind que el 15 de febrero llega al cine, narra la historia de Jean-Baptiste Grenouille, un hombre que nace con el don de un olfato capaz de clasificar y recordar millones de aromas –incluso a kilómetros de distancia–, pero sin un rasgo esencial: la capacidad de desprender un olor propio.

Así, el hombre engendra su terrible obsesión por conocer todos los aromas del mundo para crear el mejor perfume jamás imaginado. Pulsión que lo lleva a querer preservar fragancias tan hermosas y prohibidas como las que propagaban los cuerpos de jóvenes vírgenes a las que empieza a matar para retener su esencia.

Si bien el guión no busca anclar en cuestiones científicas, lo cierto es que el propio Grenouille detecta la importancia del sentido del olfato. Es que, al no emitir olores, pasa por el mundo de una manera tan imperceptible que lo lastima. “No soy nadie”, se lamenta una y otra vez.

Pero de la mano de su potente nariz y las habilidades que consigue como perfumista elabora un aroma único. La esencia que logra convertir un demonio en un ángel.