SOCIEDAD

Pérez Esquivel aclaró su defensa del Papa frente a las ironías de Verbitsky

El Nobel de la Paz contestó los dichos del periodista sobre su supuesto cambio de opinión en torno a la actitud de Bergoglio en la dictadura.

Pérez Esquivel explicó su apoyo a Francisco y reiteró sus elogios.
| Cedoc

En un nuevo capítulo en torno a la polémica sobre el rol del papa Francisco durante la dictadura militar, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel volvió a defender al pontífice argentino, y aclaró sus impresiones sobre él, luego de que el periodista Horacio Verbitsky recordara en una columna periodística que el titular del Serpaj "rezaba” en 2005 para que "el Espíritu Santo no se equivoque" y el entonces arzobispo Jorge Bergoglio fuera elegido como sucesor de Juan Pablo II.

En una columna publicada en Página/12, Verbitsky contó que durante el cónclave en el que fue electo el Papa Benedicto XVI, el Nobel de la Paz había manifestado que la actitud de Bergoglio se inscribía “dentro de todas estas políticas de pensar que todos aquellos que trabajaban socialmente con los sectores más pobres, más necesitados, eran comunistas, subversivos, terroristas”.

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Según acusó Verbitsky, Pérez Esquivel consideró en 2005 que "Bergoglio es un hombre inteligente, es un hombre capaz, pero es una persona ambigua". "Espero que el Espíritu Santo ese día esté despierto, y no se equivoque", habría dicho el activista argentino.

En el texto, el periodista reflexionó sobre el encuentro que mantuvo el Premio Nobel con el papa Francisco, después de que “el Espíritu Santo se haya dormido” y lo hubiera elegido como Papa. “¿Qué ha ocurrido? ¿Es posible que un impostor se haya hecho pasar por el Premio Nobel de la Paz y haya engañado a la seguridad vaticana, al Papa y a los periodistas y que imite tan bien la voz característica del fundador del Serpaj?”, ironizó.

Sin aludir directamente a él, la respuesta de Pérez Esquivel llegó cuatro días después, en su sitio web: "Quisiera compartir algunas reflexiones dado que, por diferentes medios, se cuestionaron opiniones personales pasadas y presentes sobre el rol de la Iglesia durante la dictadura y en particular sobre el nuevo Papa".

En una carta abierta, el Nobel manifestó sus matices en torno a la figura de Bergoglio: “Ayudó a perseguidos y realizó gestiones para lograr la liberación de sacerdotes de su orden que habían sido secuestrados detenidos y desaparecidos. Sin embargo, como comenté en una nota anterior, no acompañó por entonces la lucha en defensa de los Derechos Humanos contra la dictadura militar”.

"Ciertamente no se puede generalizar y meter en la misma bolsa a todos, hubo obispos que evidentemente fueron cómplices y justificaron hasta las torturas, son conocidos y fueron denunciados", explicó el Nobel, al tiempo que aclaró: "Otros tuvieron posiciones tibias, aunque trataron de ayudar en lo que podían”.

Además, enumeró distintos motivos por los cuales apoya hoy al Sumo Pontífice. "Si bien el excardenal Bergoglio puede inscribirse como parte de una expresión conservadora de la Iglesia en lo doctrinario, en estos últimos años empezamos a conocer otros aspectos de su accionar como pastor que señalaron un perfil de compromiso con los necesitados”, justificó.

"No sólo con la pastoral de villas, sino también en el apoyo de organizaciones que trabajaron contra la trata de personas y el trabajo esclavo (...) el apoyo y la solidaridad con los que sufren, como se expresó con los familiares de Cromagnon y de Once. Lineamientos de trabajo que seguramente tendrán su continuidad y se ampliaran ahora en una escala mundial”.

Para concluir, el Premio Nobel de la Paz contó cómo fue su reunión con Francisco y se alejó de los dichos de Verbitsky: "No sé si el Espíritu Santo habrá acertado o no, pero ojalá que Francisco pueda, al igual que el Papa Juan XXIII, abrir las puertas y ventanas, para sacudir las telarañas de siglos, y entre la luz".