En los últimos días, los pobladores y turistas que recorren los tradicionales ríos del Delta, vieron pasar una lancha en pleno proceso de pruebas. Ésta, a diferencia de las centenarias de madera que aún recorren el Tigre, es la primera “ecolancha” desarrollada en Argentina: un prototipo de embarcación impulsada por energía renovable, pensada para el hacer transporte fluvial de pasajeros.
La “Delta Eco I” hizo, hace algunos días, la primera pasada exitosa bajo la mirada de los técnicos y analistas ambientales encargados de su puesta a punto, a los que se sumaron algunos políticos y dirigentes de la zona.
Según le señaló a PERFIL Leonel Falcon, cofundador del “Proyecto Ecolancha” y actual directivo de la compañía Delta Argentina Uruguay SA, “para hacer la ecolancha tomamos una embarcación hecha en aluminio y capaz de transportar a veintidós personas, incluyendo a dos tripulantes y la rediseñamos por entero: todos los cambios y adaptaciones de la estructura y las innovaciones se concretaron en ‘Unidelta’, un astillero nacional, ubicado en Tigre”.
Básicamente, los técnicos la sometieron a una reconversión completa. Y la embarcación tradicional, cuyos motores funcionaban quemando combustibles fósiles, se reconvirtió en un barco “eléctrico”.
El navío tiene once metros de eslora (longitud del barco), tres metros de manga (ancho) y su superestructura es de aluminio. La velocidad operativa de la flamante nave “ecológica” es de entre diez y quince kilómetros por hora y, dependiendo de la velocidad, la autonomía eléctrica es de entre tres y cuatro horas.
La propulsión elegida fueron dos motores de tecnología alemana “Torqeedo” que "dan" 12 kilowatts, lo que equivale a una potencia de 20 HP. Y para alimentarlos, se instalaron en la embarcación dos baterías de litio de 48 volts y capaces de “entregar” 400 Amper/hora cada una.
Por su forma modular y los futuros posibles requerimientos, se previó la posibilidad de ampliar su capacidad y llevar a cuatro las baterías, lo que duplicaría la autonomía de la nave.
A esto se le adicionó el detalle que los sistemas de navegación, artefactos eléctricos, luces, aire acondicionado y otras funcionalidades, se alimentan con otra batería externa, también de litio y de doce volt, que se recargan por medio de paneles solares colocados en la cubierta superior de la embarcación.
Según Falcon, “la inversión que hicimos hasta ahora, ronda los $ 100 millones, pero se trata de un proyecto colaborativo donde aportaron varios proveedores de insumos, como la compañía representante de los motores eléctricos en Argentina, Naval Electric y el propio astillero”.
¿Cuál será el uso que tendrá la nave, una vez que concluya satisfactoriamente el actual período de pruebas? “Pensamos dedicar la embarcación eléctrica al transporte de pasajeros para trayectos cortos, entre algunas estaciones de transferencias que se van a desarrollar en diversos puntos del Delta. Es una iniciativa oficial pensada para renovar el sistema de transporte público de pasajeros y también el escolar”, explicó. Y detalló: “en las estaciones de transferencia troncales llegarán embarcaciones más grandes. Y desde esas se encaran desvíos por distintos ramales, con barcos menores. Por otra parte, también se la piensa para hacer paseos puntuales por la zona, y para transporte escolar entre las islas”.
