SOCIEDAD
creer o no creer

¿Qué debe hacer un católico con las cadenas de oración de WhatsApp?

¿Es pecado descartar el mensaje? Dos sacerdotes opinan sobre el tema y advierten sobre la posible desvirtuación de la fe. Galería de fotos

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Imagen de carácter ilustrativo | Una de las tantas cadenas que suelen mandar por WhatsApp. | Shutterstock

Todos en algún momento hemos recibido por mensaje de WhatsApp alguna cadena de oración enviada por algún familiar o amigo, con un pedido concreto, pero que además trae consigo la pauta de tener que compartir ese contenido con otros contactos para que “se conceda” lo que se pide. ¿Qué pasa cuando ese texto llega a una persona que es muy creyente? ¿Sigue todo al pie de la letra o debe desestimarse?

Un artículo publicado por la Agencia Católica de Informaciones (ACI) Prensa abordó un tema que cotidiano entre los argentinos: las “cadenas de oración” que llegan a través de mensajes de WhatsApp. Muchos de estos mensajes vienen acompañados de un pedido de ser reenviadas en un determinado lapso de tiempo a sus contactos para ser beneficiario de una bendición de Dios, o por el contrario, para evitar que nos castigue.

El sacerdote mexicano Sergio Román respondió qué debe hacer un católico cuando recibe uno de estos mensajes: “En primer lugar, lo que debemos hacer es recordar que Dios no puso condiciones a la hora de invitar a sus discípulos a orar, por lo que lo recomendable es borrar el texto, aunque quien nos lo haya enviado sea nuestro mejor amigo. ¿Y no pasa nada? ¡Absolutamente nada! No se preocupen”, aseguró al medio Desde la Fe en una nota publicada en 2017.

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Imagen ilustrativa | Las cadenas de oración son mensajes que a diario se reciben por WhatsApp. Foto: Shutterstock

El religioso agregó que se puede “aprovechar este tipo de cadenas como un recordatorio para orar por las muchas necesidades del mundo”, aunque señaló que “intrínsecamente son malas, y no deben hacerse ni seguirse, porque presentan una imagen equivocada y supersticiosa de Dios”. 

A su vez, Román recomendó tener una legítima devoción a Jesús, a la Virgen y a los santos, porque “de esa manera estarían haciendo una propaganda buena que serviría para instruir a otras personas y para animarlas a compartir su devoción”. En la nota en cuestión, enumeró tres razones por las cuales no es recomendable enviar a los contactos estas cadenas:

  • Son molestas. Si bien estas cadenas son hechas por “personas de buena fe que piensan que de ese modo ayudarán a fomentar la devoción a algún santo”, ocurre que “lo único que hacen es causar molestias a sus contactos, sobre todo a aquellos que, por ignorancia, se dejan esclavizar por las cadenas”.
  • Fomentan las supersticiones. Esto ocurre porque hacen creer al otro que las gracias divinas dependen de la repetición sin sentido de una acción que no tiene ninguna importancia, sostiene el presbítero.
  • Se asemejan a la brujería. “Las cadenas rayan en la magia o en la brujería, que atribuye a las cosas el poder que solo Dios tiene y que considera que hay fórmulas infalibles para obligar a Dios a hacer nuestros caprichos”.

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PERFIL consultó con el sacerdote sampedrino de Jesús Sacramentado, Juan Cruz Villalón, quien opinó: “Todo lo que sea para rezar y para que podamos conectar con Dios y pedirle por alguien en especial es algo bueno, porque de hecho muchas cadenas de oración surgen de una necesidad puntual donde la gente quiere unirse y hacer más fuerza en la oración. Desde ese lado las cadenas de oración son una oportunidad linda muchas veces ante una situación difícil para renovar la fe y la confianza en Dios”.

En ese marco, añadió:“Las cadenas de oración se dan de varias maneras, algunas personalmente, pero en la actualidad con las redes sociales y el WhatsApp también se dan. Eso no tiene nada de malo, porque invita a las personas a unirse a rezar por una intención en común”.

Muchas veces estas cadenas vienen acompañadas de incentivos a la superstición

Sin embargo el sacerdote reconoció: “Lo que sí puede ser malo para la persona en sí es el hecho de que muchas veces estas cadenas vienen acompañadas de incentivos a la superstición, por ejemplo, cuando dicen ‘reenviá esta cadena a 20 personas’. Antes era común en las Iglesias encontrar estampitas donde decía ‘para que se cumpla este milagro, imprimí 500 estampas de esta oración’. Ahí es donde la persona entra como en un comercio inconscientemente, porque se genera en la fe algo que está desvirtuado y que sí puede ser peligroso porque Dios no va a cumplir una intención de acuerdo a cuántas personas uno le reenvió la cadena o cuántas estampas imprimió, o cuántos padre nuestros rezó".

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Otro ejemplo de las cadenas de oración.

“Muchas veces uno tiende a rechazar lo que es masivo. En cambio, se le presta más atención a lo que es personal . Si yo tengo varias conversaciones en el celular sin ver, si recibo una que no es personal, uno tiende a pasarlo por alto y tiende a ser molesto. Las cadenas de oración no son spam en la medida en que uno no las convierta en eso. Si todos los días le mando a alguien un  mensaje con una cadena, puedo generar en el otro algo molesto por lo que me puede silenciar o hasta bloquear la conversación. Por lo que, algo que tenía una buena intención de parte de quien lo envía, para aquel que lo recibe se vuelve molesto", sentenció.

Si todos los días le mando a alguien un  mensaje con una cadena, puedo generar en el otro algo molesto por lo que me puede silenciar o hasta bloquear

Las cadenas de oración siempre son buenas en cuanto nos ayudan a acercarnos a Dios y a encontrar paz y confianza ante una situación difícil. Si bien nunca pueden ser malas, sí pueden ser perjudiciales para la salud espiritual el hecho de entrar en este comercio de ‘reenviar a tantas personas’ y que lo que tiene un fin bueno termine siendo algo molesto. A veces no dicen ‘Dios te va a castigar por esto’, sino que dicen ‘para que se te cumpla esto, reenviáselo a tantas personas'. Eso es entrar en la superstición y en el comercio espiritual y es lo que hay que evitar", concluyó Villalón.