SOCIEDAD
Historias de vida

La historia de la actriz que estuvo presa tres años en Estados Unidos por traficar droga

Sandra Ramón analiza las prisiones emocionales que vivió a partir de su experiencia carcelaria por traficar heroína en Estados Unidos.

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Sandra Ramón, actriz y escritora colombiana | Gacetilla Informativa

Sandra Ramón tenía apenas 22 años cuando, por angustias económicas, decide transportar heroína a los Estados Unidos para ayudar a la compañía familiar. El viaje era de Santiago de Cali a Nueva York, pero en el aeropuerto estadounidense la descubrieron y fue enviada a prisión, en donde cumplió una condena de tres años. 

La actriz afirma que "se necesita mucha valentía para hablar de tus errores porque hay un miedo muy profundo de ser juzgada". Sandra es autora del libro  "La heroína de mi vida soy yo. De la prisión al despertar", en el que cuenta la profunda transformación que sufrió luego de su decisión errónea de traficar drogas a Estados Unidos, y como la posterior instancia vivida en la cárcel la ayudó en su tranformación personal.

La autora confesó a Perfil que tardó muchos años en atreverse a contar su historia, porque pensaba que iba a iba a mostrar su vulnerabilidad: “Fue un proceso en donde mi mejor amigo me impulsó a transmitir un mensaje de transformación. Me llevó ocho años lograrlo desde que salió la idea. Sandra afirma que “no es una historia más de narcotráfico, es la profundidad del ser humano, la transformación y la compasión. Un compendio de mucho aprendizaje”.

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Sandra Ramón, escritora y coach

 

Tres años de una prisión física

La desesperación de Sandra por salvar la empresa familiar la llevó a aceptar la propuesta de un narcotraficante para transportar 2 kilos de heroína, que al final terminarían siendo 8. Al arribar al aeropuerto de John F. Kennedy de Nueva York, las autoridades le revisan sus valijas y es descubierta y detenida. Finalmente, fue encarcelada para cumplir 36 meses en prisión. La autora admite que “esos tres años fueron un despertar ante una realidad y un mundo que está lleno de matices.  Estar ahí, fue un cachetadón ante esos prejuicios que tenemos en la sociedad”.

Sandra señala que en la cárcel había personas “de carne y hueso, con todas las luces y sombras de los seres humanos tenemos”. También admite que no culpa a nadie de su situación, “yo no le puedo echar la culpa a nadie. Fueron mis emociones y, el impulso de querer convertirme en una salvadora y de resolver preocupaciones de una manera corta, fácil y rápida. Pero pasé tres años cargados de muchas emociones fuertes y no puedo minimizar el dolor tan grande que viví por aquella situación”.

En la cárcel, Sandra realizaba actividades como ir a la Iglesia, aprender inglés o hacer ejercicio. Sin embargo, considera que esos ambientes buscan enseñar y transformar a través del dolor y castigo. “Son muchas las cosas que me pasaron, empezando porque de los tres años que pasé, quince meses fueron sin ver el sol. En el sitio donde estaba no existía ni un hueco para poder verlo. Imagínate las  consecuencias que eso tiene a nivel físico y psicológico”.

De los tres años que pasó Sandra en prisión, quince meses no vio el sol.

Ramón confesó haber sufrido episodios racismo dentro de la cárcel: “Yo tenía un concepto erróneo del racismo, que solo era contra la raza negra. Y me encontré que era al revés, allí había racismo hacia las hispanas. Fue algo muy fuerte y chocante, me sentí muy vulnerada”.

 

La lucha contra la prisión mental

En 2005, Sandra quedó libre y volvió a Colombia. Para ella, la parte difícil de regresar, fue trabajar los mecanismos de defensa producto de vivir tanto tiempo en prisión.”Salí blindada, protegiéndome del afuera porque creí que iban a hacerme daño. Cargué con una máscara de bienestar falso. Solo a través de vivencias fue que llegué a la saturación del dolor y decidí buscar ayuda profesional”. Sandra logró insertarse en la sociedad y trabajó 16 años como actriz en telenovelas, películas y series. Incluso llegó a interpretar a una reclusa en Estados Unidos por haber traficado droga. 

Posteriormente, el trabajo de sanación de la autora se convertiría en su misión. Actualmente, lleva tres años como terapeuta de diferentes metodologías. También abandonó la actuación para crear la Fundación Reprograma Tu Corazón. Una organización sin fines de lucro que busca ayudar a mujeres víctimas de violencia de género, maltrato económico, físico y sexual, discriminación y exclusión.

Tras dejar la prisión, lo que más le costó fue dejar sus mecanismos de defensa para con el mundo.

La autora reflexiona que “de la prisión a la libertad, comprendí que era la única que iba a liderar mi propio barco”. En su autobiografía, busca transmitir el mensaje de que cada uno puede ser su héroe o heroína de su historia: “el despertar no se trata de tener una sonrisa siempre y que nunca haya problemas, sino cómo los afrontamos”. Sobre todo, la autora propone liberarse de las prisiones mentales. “Yo viví una física y salí, pero estaba también presa emocionalmente. Y todo esto, no me dejó vivir tranquila por muchos años”.

La autora concluye que: “Hay que hacerse cargo de las decisiones y parar con el victimismo, como una excusa de no querer transformarse. Ese trabajo de introspección no es fácil. Hacernos cargo y trabajarlas, ahí está el reto para poder ser libre”.

Sandra Ramón estará presentando su libro el jueves 2 de marzo a las 19 horas en Arazá Café (Conesa 2686, barrio de Belgrano ubicado en CABA). La entrada es libre y gratuita.

 

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