SOCIEDAD
Malvinas, a 40 años de la guerra

Se enfrentaron en las Malvinas hace 40 años y ahora cuentan juntos sus historias en el teatro

Junto a dos veteranos argentinos, otro inglés y un gurkha, Rubén Otero y David Jackson son “performers” en Campo minado, la obra de Lola Arias que desde 2016 genera ovaciones de pie.

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Ellos. Rubén Otero estuvo en el Crucero General Belgrano. Hoy es músico y tuvo una banda de tributo a los Beatles. David Jackson es académico y psicólogo. Trabaja con veteranos de guerra. | Carlos Furman y Gza. Ctba

El manto de neblinas como himno. Sobre un escenario, seis ex combatientes de Malvinas –tres argentinos, dos ingleses, un gurkha– reconstruyen sus recuerdos de un conflicto absurdo –y su vida después– en una experiencia perturbadora de teatro documental ideada por la dramaturga argentina Lola Arias, que recorre desde 2016 los teatros del mundo. 

Campo minado se estrenó en el Royal Court Theatre de Londres, a sala llena, y lleva recorridos 19 países y 39 ciudades en 176 funciones con más de 70 mil espectadores. En esta nueva serie de funciones en la sala Martín Coronado del Teatro General San Martín estarán hasta el 24 de abril, pero lo que ansían sus intérpretes (“performers”, como prefieren autodenominarse) es no solo llevar la experiencia a todas las provincias argentinas: quieren actuar en las islas. 

PERFIL preguntó a Rubén Otero, ex integrante de la tripulación del Crucero General Belgrano, músico y responsable de una banda tributo a la música inglesa por antonomasia: The Beatles; y a David Jackson, académico, doctor en Filosofía y psicólogo que trabaja con veteranos, que combatió en las filas inglesas en sus 20 y hoy tiene 63 años, cómo se aborda un momento tan definitorio y extraordinario de la vida para contárselo a los demás sobre un escenario y qué mirada tienen sobre ese conflicto cuarenta años después. Aquí, parte de sus reflexiones y respuestas. 

—¿Hay algo en particular de la obra, alguna parte, que les costó más hacer que otras por la emoción de lo que significó? 

OTERO: Todas las escenas tienen su grado de emoción, y también de mucho compromiso y respeto. Nosotros sabemos que detrás de nuestras historias están las de nuestros compañeros, los que volvieron y los que quedaron como fieles guardianes de nuestra soberanía, entonces cuando contamos nuestras vivencias y encontramos en los compañeros que asisten a ver la obra, la emoción y el agradecimiento por lo que hacemos, para nosotros en suficiente.

JACKSON: Cuando empezamos a actuar creo que éramos aprendices en el oficio. Estábamos de alguna manera muy concentrados en poder llevar adelante una pieza de arte tan compleja emocionalmente, aprender cómo apoyar a los otros integrantes del elenco, nuestros parlamentos. Pero con el tiempo la experiencia nos permitió conectar con lo emocional de esos recuerdos. Para mí, la escena más difícil sigue siendo la del psicólogo (N. de R. Jackson entrevista en ella al veterano argentino Marcelo Vallejo, ex operador de mortero en la guerra y hoy triatlonista). Hay un nivel de intimidad y cercanía en el que no hace falta que hablemos el idioma del otro para entender lo que estamos sintiendo. Nos olvidamos de que estamos frente a 600 o 700 espectadores y entramos en una burbuja de intimidad que ha ido creciendo con el tiempo. 

—¿Qué replanteos les surgieron sobre el conflicto en el momento de comenzar con la obra? Y ahora, que ya llevan muchos años representándola, ¿hay algo que vean diferente?

O: Replanteos no surgió ninguno, nosotros decimos que las Malvinas son argentinas y ellos dicen que los isleños son ingleses. Después de tantos años de estar juntos en este proyecto lo que veo diferente es que nuestra amistad se profundizó mucho más, y que Campo minado es una familia de ingleses y argentinos que participaron en una misma guerra, pero sobre el conflicto, nosotros vamos a seguir diciendo que las Malvinas son argentinas.

J: No pienso que nada haya cambiado en mi perspectiva sobre el conflicto. Cuando volvimos de las Falklands (sic), yo estaba muy enfocado en seguir mi carrera con la Armada Real. Dibujé una línea y seguí adelante. No creo que ni siquiera pude tener una perspectiva de ver como enemigos a los argentinos contra quienes combatimos. Cuando cesó el fuego, ellos no eran más mis enemigos. Es interesante cómo desde una perspectiva externa se asume que es difícil “confrontar” al enemigo muchos años más tarde. El hecho puntual es que nos arrojaron a ese conflicto las circunstancias políticas de ambas naciones en esos años. Ya estuve cinco veces en Argentina y hace seis años que trabajo con Rubén, Marcelo y Gabriel. Tengo muchos amigos veteranos y puedo decir que mis compañeros son mis amigos. 

—¿Cómo fueron las reacciones que fueron encontrando y cómo se sintieron al hacerla en distintos lugares del mundo? 

O: Hay reacciones diferentes según dónde hagamos la obra, hay partes que en otros lugares la gente se ríe, pero acá en Argentina, esa misma parte no resulta graciosa. En todos lados el público siempre nos demuestra su emoción y agradecimiento, pero cuando la hacemos en nuestro país la emoción es mucho mayor. Muchas veces, cuando terminamos la función y salimos a saludar, nos encontramos con compañeros veteranos y más de uno nos dijo, que gracias a la obra ya no odiaban más a los ingleses y nos piden sacarse fotos con ellos.

J: Las reacciones son tan diversas… la realidad es que la obra es realmente sobre los efectos de la guerra en la gente y cómo esa experiencia los transforma. Es una historia muy humana. En los dos lugares que más impresionado me quedé fue en Alemania y en Japón. En ambos, los productores nos decían que por distintas razones allí no aplauden de pie. En ambos lugares nos ovacionaron y nos quedamos en shock. Pero el público argentino es el más fuerte: el símbolo de las Malvinas es muy potente aquí y es una representación de algo que los define. A mis amigos ingleses les digo que los argentinos llevan las islas en sus almas. 

—¿Cómo se enfrenta una parte tan fundamental de la vida y se decide embarcarse en el proyecto de contarla al público? 

O: Uno a veces hace cosas que no sabe por qué las hace. Yo siempre conté lo que me pasó en el Belgrano desde el día que llegué a mi casa después del hundimiento. En un principio yo había rechazado la oferta de Lola (Arias) para hacer la obra, pero después de una reunión de tres horas, me convenció. Hoy solo tengo palabras de agradecimiento hacia ella, porque conocimos lugares que nunca hubiésemos imaginado, me sumergió en el mundo teatral y al mismo tiempo sentimos que estamos “malvinizando” al mundo, porque fuimos a muchos lugares donde no sabían dónde quedaban las islas. 

J: En mi vida, esta experencia me dejó consecuencias –una enfermedad mental que traté con terapia–, que me guió para usarla en una forma positiva. Me gradué de doctor en Filosofía escribiendo sobre mis experiencias, puedo ayudar a otros veteranos como psicólogo y trabajando como académico pude darles voz. Sin embargo, siento que Campo Minado es parte de un camino que continúa, no como futuro actor de cine (risas) sino como un canal. Me siento muy afortunado de poder hacerlo, no debemos olvidar que muchos no pudieron contarla y otros decidieron terminar su vida luego del conflicto. Lo hacemos por todos ellos. 

—¿Cómo se imaginaba 40 años después cuando estaba en Malvinas en 1982? ¿Qué diría hoy sobre lo que pasó?, ¿cómo se lo cuenta a alguien que no vivió en esa época?

O: Nunca me imaginé cómo llegaría cuarenta años después de Malvinas y menos haciendo una obra de teatro. Cuando voy a las escuelas les digo que en la guerra no gana nadie, sino todo lo contrario, pierden todos. Que nunca renunciemos a nuestra soberanía sobre las islas, pero siempre los reclamos que sean por la vía diplomática, porque la guerra es la destrucción de muchos hogares y muchas familias.

J: Para mí, esto no es sobre lo que pasó hace cuarenta años. Es cómo las sociedades apoyan y ayudan a los y las jóvenes que mandan a una guerra. Creo que se puede medir cómo es una sociedad por la forma en que tratan a sus veteranos. Lamentablemente, alrededor del mundo –incluyendo a Argentina y Gran Bretaña– todavía tenemos una gran deuda con todos ellos.

 

Actividades en todo el país para reflexionar y recordar

Hoy, en el Día de Veteranos, ex Combatientes y Caídos de las Islas Malvinas, los museos nacionales de todo el país programaron actividades bajo el lema “Malvinas nos une”. A las 12.30 será el acto oficial en el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur en el que participarán las máximas autoridades nacionales e invitados, y será transmitido en directo. Se realizará el izamiento de la bandera en simultáneo en distintos puntos del país: Ushuaia, Chaco, Rosario, Malvinas Argentinas, Bariloche y Salta. El cantante, ex combatiente de Malvinas y sobreviviente del crucero ARA Gral. Belgrano Darío Volonté cantará Aurora, y la cantante Dolores Solá, una versión del himno. Y habrá un cierre especial con una versión de Solo le pido a Dios.

En la Casa Histórica Museo Nacional de la Independencia, en Tucumán, se desarrollará la jornada de reflexión “Museo, cine e historia”, con contenido audiovisual. El Hipódromo de Palermo hará homenajes a ex combatientes, carreras alusivas a veteranos de guerra, que además harán la entrega de premios. La entrada es libre y gratuita. También habrá homenajes en la muestra Nuestros Caballos en La Rural. 

También habrá muestras en las salas del Complejo Teatral Buenos Aires y el documental Nosotras también estuvimos, de Federico Strifezzo, que muestra a las mujeres involucradas en el conflicto, se podrá ver en la web Vivamos Cultura.

La exposición de Javier de Aubeyzon en el Buenos Aires Museo se inaugurará el próximo martes 5. La muestra del artista con curaduría de Julio Sapollnik propone al público recordar desde los sentidos. 

Y la instalación Manto de Neblinas, en el Hall Alfredo Alcón del Teatro San Martín, es “una experiencia sensorial que invita a la contemplación y a la vivencia empática”. Esta pieza artística rinde homenaje a quienes perdieron su juventud en el combate.